El auge que dura la luz de un fósforo

La atención política provincial viró hacia la elección en la Municipalidad de la ciudad de Neuquén. Dejará su cargo el intendente Horacio Quiroga con una impronta que muchos dirigentes del MPN, por lo bajo, le envidian.

Aunque la votación en la ciudad será con la boleta única electrónica -estará lista para septiembre- se pone en tela de juicio la conveniencia de acompañar a Cambiemos con un candidato local.

La elección del 10 de marzo demostró que el votante es selectivo. Cuando hay elección nacional vota de una forma y cuando es provincial o municipal, de otra, a veces, opuesta. El tema es unificar campañas y, como siempre hay un margen de duda de los candidatos, no conviene arriesgar más de lo permitido.

El intendente Horacio Quiroga es quien tiene la sartén por el mango. Puede preparar un omelette con Marcelo Bermúdez, Guillermo Monzani, José Luis Artaza o acudir a la fórmula con el soldado de la causa: David Schlereth.

El primero es el nombre y apellido del Pro en la provincia, exconcejal de Recrear, una semilla que germinó en la construcción del partido al que también pertenece Leandro López. Al diputado nacional se la tienen jurada porque le atribuyen la movida del voto útil para que no gane Ramón Rioseco que favoreció a Omar Gutiérrez. Tiene una relación cordial con quien resultó reelecto a nivel provincial, se cuida de no enfrentarse con él y hasta le vale el mote de ser “el candidato de Omar”.

El gobernador no oculta tampoco su predilección por tenerlo como jefe comunal o bien como contrincante de otro partido. En dos oportunidades demostró lealtad ante las ambivalencias de Quiroga. Cuando se ponía el traje de candidato, “el líder” giraba en U y volvía sobre sus pasos. En un análisis FODA suma el conocimiento acabado de la gestión municipal y el predicamento en sectores barriales. La debilidad y amenaza es, ni más ni menos, el apoyo de Quiroga. En este caso se ha dicho que el actual intendente podría ir como primer concejal para tener un escenario de privilegio para evaluar la hipotética gestión.

Monzani tiene cualidades envidiables de programación, se le reconoce ser el padre de la criatura de las megaobras que cambiaron de negro a blanco la ciudad. Tiene como fortaleza lo que Bermúdez tiene de debilidad, aunque la amenaza es que no se sabe de memoria el decálogo para ser político en Neuquén.

La fecha de las elecciones municipales en Neuquén podría fijarse un domingo diferente de las nacionales que serán con boleta papel.

Artaza cultiva un perfil técnico que le vale una confianza sin grietas, tiene los deberes hechos para hacer observaciones económicas a la administración del MPN en la provincia. Su debilidad es aparentar como mediador entre las necesidades de mayor gasto y las urgencias políticas electorales. Tiene la oportunidad de registrarse en el libro del buen político neuquino.

Schlereth cumple en demasía tres de las cuatro siglas del análisis y su debilidad es pretender armar un esquema lógico de razonamiento que no es el mismo que utiliza el MPN, aparato mediante, para imponerse frente a un contrincante.

Hay dirigentes que ensayan conceptualizaciones teóricas sobre la Municipalidad de Neuquén que dicen que siempre es prenda de negociación. Se basan en la revelación que le hizo Quiroga a este diario cuando dijo que había llegado a ser intendente por el apoyo de Felipe Sapag, quien lo bendijo para que no gane Luis Manganaro, candidato de Jorge Sobisch. En ese esquema inscriben que la movida del voto útil le da alas a Quiroga para que tenga un margen mayor a la hora de elegir su sucesor.

Enrique Mases escribió sobre el auge y decadencia de la UCR Intransigente entre el 57 y 62. Describe las condiciones de privilegio que tuvo para ganar dos elecciones, enfrentar dos megahuelgas petroleras y ferroviarias, pero no se pudo consolidar por las zancadillas de los Sapag, la lealtad a la Nación y la interna de la UCR del Pueblo. Duró lo que la luz de un fósforo. Un espejo para Quiroga que enfrenta cosas parecidas.