Estos vecinos de Río Colorado le brindan cariño al club de sus amores

Detrás de las fachadas de los 9 clubes de Río Colorado está la historia de sus hacedores. Roban horas a sus trabajos y familias, juntan fondos y se desviven para que los pibes estén contenidos.

Río Colorado cuenta con 9 clubes activos (Defensores, Juventud, Buena Parada, Villa Mitre, Barrio Unión, Independiente, Atlético, Unión y La Adela). Por sus instalaciones pasan diariamente más de un millar de personas de distintas edades para practicar las disciplinas deportivas que ofrecen.

Algunos de ellos cobran una cuota social para generar una recaudación mensual que les permita cubrir costos, pero el promedio de cumplidores no supera el 20% y a pesar de todo continúan brindado espacios medianamente acordes para desarrollar en forma gratuita todas las actividades.

Cada semana los clubes organizan diversas actividades para juntar fondos y solventar sus gastos.
La mayoría se sostiene con las actividades ligadas fútbol, que solo para unas semanas a fin de año.

Los prácticas deportivas para ambos sexos, en distintas edades y categorías son el fútbol masculino y femenino, voley, jockey, bochas, basquet, boxeo amateur y handball,

Cristina Rivas (Villa Mitre)
Cristina Rivas es integrante del grupo de trabajo del club de Villa Mitre y está ligada a la institución hace más de 20 años. Explica que durante la semana y luego de la finalización de su trabajo particular, le dedica 6 horas de promedio diario, mientras que los fines de semana siempre está disponible.

Llegó a trabajar al club de la barriada mas grande de la localidad, siendo una adolescente de 16 años. Fue la delegada del fútbol menor en la liga de local, ocupando distintos cargos dentro del club.

“Muchas veces la falta de coherencia en las críticas, el desinterés y los palos en la rueda que te imponen los organismos políticos y privados en todos los ámbitos y hasta la misma gente, no te permiten seguir mejorando para darles un mejor beneficio a los chicos, a los más jóvenes. A veces te dan ganas de tirar la toalla y quedarte en tu casa, ocupándote solo de tu familia.

Pero cuando llego a la cancha y veo a todos estos chicos que están jugando durante todo el año, siento que encontraron un espacio de contención. Eso te hace recapacitar y recargar las pilas para seguir dando pelea”, dice Cristina.

La mujer recuerda sus primeros pasos en el club. “Llegué a este maravilloso club siendo muy joven y sin ser hincha de Villa Mitre. Luego formé mi familia y hoy tengo un hijo jugando en las inferiores.”

Los primeros pasos fueron complicados. “Cuando empecé, el club estaba muy mal, casi ni fútbol menor tenía y jugábamos en una canchita en terrenos de la iglesia, porque acá no había nada. Las instalaciones estaban abandonadas, casi destruidas y con un grupo de personas pusimos y ponemos el hombro con muchas horas de trabajo y dinero de nuestros bolsillos para afrontar gastos cotidianos, para sacar al club adelante. Hoy la institución recuperó muchos valores que se habían perdidos.”

Estar al frente de una institución chica, con escasos recursos económicos y mínima infraestructura, obliga a que cada dirigente tenga que poner dinero de su bolsillo y usar sus vehículos particulares.

“En este club y en los restantes va todo más allá de la parte deportiva. Son lugares de contención, de los chicos. Desde brindarle los elementos para la práctica de los deportes, hasta un vaso de leche con un pedazo de pan, para que puedan pasar algún mal momento que viven en su familia. Los jóvenes que están dentro de los clubes ocupan el tiempo haciendo una actividad física y se lo quitan a otras cosas, como la droga o el alcohol. Las familias se quedan tranquilas porque saben donde están sus hijos.”

“En este tiempo de crisis económica y problemas sociales, con una sociedad adormecida, acá todos los días tenemos que afrontar situaciones complicadas. Los dirigentes o los responsables de los equipos somos amigos, nos transformamos en padres, en médicos, psicólogos o maestros, para ayudar en la variedad de problema que tienen los chicos o los más grandes. Porque acá nosotros lo vemos a diario y la sufrimos tanto como ellos, porque la droga y el alcohol está en todos lados. Y eso muy poca gente o funcionarios lo ven. No se les da la importancia al rol que cumplen cada una de las instituciones y todo el trabajo social del día a día. Esta realidad la viven todos los clubes de Río Colorado.”

Las instituciones deportivas organizan semanalmente, venta de números para distintas rifas, cocinan lechones o pollos en los puntos estratégicos de la localidad para sortearlos, entre otras actividades.
“Estar al frente de un club es un dolor de cabeza. Con mi marido nos acostamos y nos levantamos pensando en eso, viendo qué cosa tenemos que resolver cuando salgamos de nuestro trabajos. A pesar de los sinsabores y los distintos problemas dentro de nuestra familia, nuestras ganas están intactas para seguir peleando por este club y toda su gente”.

Cristina Rivas está ligada Villa Mitre hace más de 20 años

Walter Cabrera (Juventud Unida)
Hoy el equipo de rugby “Los Maras” cuenta con unos 70 jugadores en las distintas categorías y a partir de este año se sumaran los más chiquitos.
“El Buda”, como conocen aquí a Walter, lleva más de 19 años consecutivos difundiendo en Río Colorado el rugby, deambulando por distintas instituciones. En 2010 encontró un espacio en el club Juventud Unida, que llevaba casi dos décadas con las puertas cerradas. El club el barrio tiene ascendencia productora. “Esta es nuestra casa”, dice “El Buda”.

Cada semanas los equipos tienen competencias locales o fuera de Río Colorado, donde han logrados reconocimiento en torneos nacionales.
“Tengo el ejemplo de mis padres que fueron socios del club y hoy con mi trabajo quiero devolverle a Juventud Unida lo que me brindó. Y sumar otros deportes y trabajar en el mismo sentido que lo estamos haciendo hoy.”

Los responsables apuntan cada actividad en la enseñanza de valores. “Con este trabajo diario en el rugby estoy tratando de trasmitirle a todos los chicos y al grupo todo los valores y responsabilidades que aprendí jugando para Universitario de la Plata y los Chañares de Choele Choel. Se basa en la amistad, la solidaridad y el compañerismos, que sirva al menos por un rato brindarle una mano al otro que no la está pasando bien. Incluso nos puede ayudar a nosotros mismos perder una mano porque estoy mal. Y la verdad es que este gran grupo entendió el mensaje y se ven progresos en muchos chicos que llegaron a contagiar a sus familias.”

Tienen ejemplos que los enorgullecen “Puedo contar que existen varios chicos que los valores que trasmitimos le pudieron cambiar la vida y de alguien que llegó con algún problemita, o que vino a probar un juego de fuerza. Nuestro trabajo le ayudó a entender algunos sentidos de la vida. Uno a lo mejor no los puede ayudar a ser los mejores jugadores del equipo, pero si estamos seguros que serán muy buenas personas.”

Walter frente al equipo “Los Maras” dice que “ser responsable de la institución significa una gran responsabilidad, que va más allá de enseñarles la esencia del deporte. En estos tiempos tan complicados en todos los sentidos, de nada sirve que un chico o una de las chicas sean excelentes rugbiers, si está pasando hambre, si tienen problemas con la droga, el alcohol y hasta están siendo abusados en los sentidos que te imagines. Si no intentamos recuperarlos, tenderles una mano para ver si pueden salir de esa situación complicada, nuestros trabajo no sirve de nada.”

La pelea diaria de mantener las actividades y “sobrellevar un equipo demanda muchas horas, días enteros te diré. Y no soy el único que ha puesto sueldos enteros de nuestros trabajos para tratar de que el club crezca. Hoy tengo un auto y lo utilizo para llevar y traer a los chicos, pero estoy pensando que así no podemos seguir. Tenemos pocos recursos y escasa movilidad para llevar a los chicos. Estoy viendo distintas alternativas para vender mi auto, para comprar un utilitario o un colectivo que me permita traer y llevar a todos los chicos.”

“A pesar de las constantes dificultades que se nos presentan, el desarrollar esta actividad es un cable a tierra y ver que algunos objetivos fijados se cumplen, es la satisfacción más grande que nos deja y te da fuerzas para no bajar los brazos ante los problemas.”

Walter, lleva más de 19 años consecutivos difundiendo en Río Colorado el rugby

Ricardo Toro (Buena Parada)
Con más de 15 años ligado al club asentado en el barrio más antiguo y de familias humildes de la localidad, Ricardo Toro es el actual presidente de la institución.

Dice que pasa más de 12 horas diarias dentro de las instalaciones, haciendo trabajos de mejoras, cortando y manteniendo el césped de la cancha, ocupándose de lo que sucede con los distintos grupos de trabajo. Además de estar pendiente de las necesidades que arrastra cada uno de los que se suman a defender los colores del club en cada partido.

Junto a la acción de otros referentes y colaboradores del club, le dan soluciones a chicos, jóvenes y adultos, poniéndose al frente de los más variados problemas que pueden arrastrar cada una de las personas.

Hasta llegaron vender sus vehículos o elementos de sus propiedades para comprar equipos o invertirlas en las instalaciones. “Llegue acá sin ser hincha del club porque mis hijos que tenían 4 y 5 años comenzaron a jugar en las inferiores y con el tiempo, mas el cariño que te brinda el barrio hicieron que me quede para ponerme a trabajar y colaborar con el club. A pesar de los primeros tiempos que fueron difíciles para trabajar al lado de gente que nació y se crió en este barrio, mi trabajo y el tiempo llevaron a demostrar que nada de lo que hiciera por el club era en vano. Hoy siento este lugar como mi propia casa, mi familia y así lo estoy defendiendo.”

Algunos logros costaron más de una lagrima, “En 2008 vendí el Fiat Uno que tenía para comprar la bomba. Era necesaria para regar la cancha. Estábamos sembrando el césped por primera vez en la historia, y lo inauguramos en octubre del 2010.”

Con valores significativos como ejemplos explica que “cada cosa que se hace es por el club, para que cada jugador en las distintas disciplinas se sienta parte de Buena Parada, que tengan un sentido de pertenecía, que valoren el esfuerzo de los fundadores del club y de lo que se hace cada día para sostenerlo.”

“Cada club hoy necesita un promedio de 20 mil pesos por mes para pagar los servicios. Los fondos no alcanzan con lo que sacamos vendiendo numeritos. Entonces apelamos a nuestras familias para juntar y poder afrontar las deudas.”

La insistencia es clave para conseguir fondos. “Cada día se golpean puertas de comercios locales, oficinas de funcionarios. La mayoría de ellos desconocen nuestra realidad y no alcanzan a tomar conciencia de las dimensiones y la importancias de estos clubes”.

Ricardo Toro más de 15 años ligado a un club de familias humildes


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