“Moncho” el perro nadador enamorado del mar
Guardavidas y buceadores suelen adoptarlo pero al él le gusta estar en la playa. Suele irse detrás de las moto-lanchas y aguantar largo tiempo nadando. Lo han encontrado muy lejos de la costa.
La temporada de verano llegó a su fin y miles de personas disfrutaron de la playa que ofrece Las Grutas.
Muchos se recrearon con las olas a pocos metros de la orilla, otros buceando en las profundidades o divirtiéndose un poco más lejos, en motos de agua o en la conocida “banana”.
Las fotos recordando esos lindos momentos se repiten todos los veranos, aunque en la última temporada algo llamó la atención.
“Parece un lobo marino”, dice una señora desde la zona más alta, desde donde se impone el mar azul. “No creo”, agrega otra persona. “Nunca se sumerge, pero va de un lado a otro. Creo que es un perro aunque está muy lejos de la costa, ya se hubiese ahogado”, considera. El misterio se prolonga casi por una hora, hasta que una de las motos ingresa al mar varios cientos de metros. Se detiene cerca del bulto negro, lo carga y lo lleva a la orilla.
El que baja a la arena es “moncho”, un perro negro con una mancha blanca en el pecho, tiritando de frío.
En principio parecía un rescate, pero no, “moncho” adora el mar y le gusta jugar con las olas y seguir las motos de agua que recorren las aguas cerca de la costa.
“La gente se preocupa y viene a vernos para decirnos que hay un perro a punto de ahogarse en el mar. Yo les digo que el perro es mío y que no se va a ahogar porque le gusta irse a nadar”, dice Darío Rosas, guardavidas de Las Grutas, mientras señala el frente de su lancha. “La goma está mordida y rajuñada. Se desespera. No hago más que encender el motor y se tira al agua. Acá hay otros perros callejeros, pero el único que se mete al mar es “moncho”, afirma el guardavidas que se desempeña en la costa desde hace 19 años.
El perro camina de lado a lado la playa, pero nunca deja de mirar el mar. De vez en cuando otros perros lo distraen en sus alocadas carreras por la orilla, pero “moncho” vuelve rápidamente a sentarse cerca del agua y de las motos, esperando una nueva salida.
El Dato
- 1500 metros
- A esa distancia lo han encontrado a “moncho” los coordinadores de buceo.
“Nosotros lo hemos encontrado como a 1.500 metros de la costa. Lo subimos al bote y lo regresamos a la orilla, pero al poco tiempo está en el mar nuevamente”, asegura María Laura Varela, coordinadora de los cursos de buceo.
“A “moncho” le encanta la playa, es su lugar. Una vez nos metimos mar adentro para un bautismo de buceo y lo vimos. En principio creíamos que era un lobo de mar, pero era el perro nadando”, dice Laura, quien asegura que quienes andan en kayak, en moto o en botes lo suelen subir para que no se ahogue, pero una y otra vez el animal vuelve.
“Durante el año pasado se iba a dormir a mi casa, pero de día se volvía a la playa. Yo le daba de comer, pero este año cambió y se va con un guardavida que se llama Nicolás Campoi. Él va cambiando de dueños”, dice Laura mientras acaricia al perro negro de pecho blanco. Los chicos y grandes que lo ven se acercan, lo acarician, algunos lo llaman para jugar con él, pero “moncho” no se mueve. Se sienta, mira el horizonte azul y espera pacientemente hasta que salga la próxima moto, para correr hacia el agua y nadar detrás de ella hasta que se pierde entre las olas, a la espera que alguien lo vuelva a rescatar.
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