Antonella y Renzo, de Neuquén al Caribe en bicicleta con su perra Ona

Son de Plottier y partieron desde Zapala en abril: siete meses y 7.600 km después están en Ecuador. Muchos lo sueñan, pocos lo intentan. Ellos se animaron y acá te cuentan la historia.

 

 

 

 

Lo soñaron durante años, pero una duda de último momento siempre los detenía. Hasta que un día dijeron que ya era hora. Renzo, a los 27, dejó su trabajo como técnico en una usina de generación eléctrica en el parque industrial de Centenario. Antonella, con la misma edad, el suyo en la librería Yenny en el shopping Alto Comahue de Neuquén.

El 6 de abril empezaron a pedalear desde Zapala. Más de siete meses y 7.600 kilómetros después, están en Montañita, Ecuador. El destino final es Playa del Carmen, en el caribe mexicano. No van solos: los acompaña su perra Ona. La lleva Renzo en una caja, pero en los tramos en subida la baja para ir más liviano.

Ona tiene 3 años, salió con 20 kilos, ahora pesa 17 y al principio no entendía mucho qué pasaba, pero se acostumbró a la rutina: de día en la ruta, dormir por la noche en la carpa, marcar perímetros, cuidar nuevos territorios. Y pronto aprendió que si sus compañeros de aventura le muestran su chaleco, es hora de partir. “¡Arriba!”, escucha y salta a la caja. “¡Abajo!”, escucha y se tira. Tiempo de trotar.

Catamarca. Ona posa delante de las travel roads, un mix entre las mountain bike y las ruteras.

 

 

Los tres avanzan, en promedio, unos 60 km por día. Claro que depende de lo que encuentren en el camino. Y de cuánto se eleve: en tramos largos planos han llegado a pedalear 120 km por jornada. Siempre buscan hacer noche en las afueras de un pueblo o a mitad de camino entre dos, nunca en una ciudad grande. Y cuando llega la hora de cenar, usan una cocina multicombustible alemana que genera una llama como si fuera a gas. ¿El menú? “Pastas, pastas, pastas, hidratos de carbono”, contó Renzo desde Máncora, Perú, antes de cruzar la frontera rumbo a Ecuador.

Ahí, en las playas peruanas ideales para el surf, hicieron su primer video publicitario. El hostel donde se alojaron fue el cliente; el hospedaje sin cargo el pago.

“A partir de ahora la idea es cobrarlos. Salimos con un dólar a 20 y ahora todo cuesta mucho más. Reservas averiadas! Por eso nos vendría bien generar ingresos”, cuenta Antonella.

“Viajar en bici nos cambió la forma de ver las cosas, el contacto con la naturaleza y la gente es algo que sólo te da esto…”.

La fotos es un clásico de los cicloviajeros que pasan por el Salar de Uyuni, en Bolivia.

 

 

San Juan. A veces, para avanzar, hay que saber esperar…

 

Entre todo lo que vieron en el camino, un top 3 difícil de elegir entre tanta belleza podría estar integrado por la Cuesta del Obispo en Salta, el Salar de Uyuni en Bolivia y la magia de Machu Picchu y sus lugares sagrados.

Pero aunque registran su viaje, el objetivo no es subir una foto sobre cada paso que dan. “Ya habrá tiempo. Queremos conocer y disfrutar sin volvernos locos”, cuenta Renzo.

“Sentir el segundo a segundo, darse cuenta de que la vida se vive tranquila y se siente sin ir de prisa, es el mejor tesoro que podemos tener”. Antonella y Renzo, desde Ecuador.

 

En el camino compartieron comidas con un ciclista francés.

 

De todos modos, las que suben son espectaculares. Los encontrás en las redes como Ciclovoladores. “Es que cada vez que llegábamos a un lugar, la familia y los amigos nos decían ‘vamos los bicivoladores’. Pero es el título de una película, así que nos pusimos los ciclovoladores”, cuenta Antonella desde Montañita, frente al Pacífico, a donde llegaron el último viernes.

A cambio de hospedaje, atienden un hostel: hora de reponer energías. Habían pasado siete días desde el primer contacto con el “Voy”, en Perú. En una semana, hicieron 600 km. “Estaba bueno el camino, vinimos rápido”, agregan y se despiden con una sonrisa.

“La vida se vive tranquila y se siente mejor sin ir de prisa. El momento es hoy y ahora”.

 

Uno de los sitios donde acamparon en el norte argentino.

 

Viajan en travel roads, un mix entre las mountain bike y las ruteras.

 

La cuenta: $ 20 valía el dólar cuando salieron. La devaluación les consumió ahorros. Por eso graban videos publicitarios para generar ingresos.

“El recuerdo queda plasmado en nuestra memoria para siempre. Es el mejor tesoro que podemos tener”.

Cada vez que pueden eligen pedalear por rutas secundarias y caminos interiores y eludir así las carreteras principales.

¿Apps? De Maps me bajan los mapas que se pueden ver offline. De Warmshowers, la lista de los hostels más amigables con los ciclistas.

Antonella y Renzo lo comprobaron. Salieron con unos 30 kilos de equipaje cada uno y ahora llevan 15. Y de 4 alforjas bajaron a dos. Descartaron, sobre todo, ropa. “Más ligeros es mucho mejor”.

Cinco consejos para futuros viajeros

1. Perder el miedo. Asesorarse, planificar, buscar info, todo eso sí hay que hacerlo, claro. Pero no paralizarse por el temor. “Hay que animarse. Nos hemos cruzado con gente que viaja con bicis playeras”, cuentan.

2. No importa la edad. “Hemos encontrado gente de 20, de 40, de 60. Lo que importa son las ganas”

3. Por las dudas pesa mucho. Antonella y Renzo lo comprobaron. Salieron con unos 30 kilos de equipaje cada uno y ahora llevan 15. Y de 4 alforjas bajaron a dos. Descartaron, sobre todo, ropa. “Más ligeros es mucho mejor”.

4. Llevar una buena campera de lluvia. “No lo duden, hay que invertir en eso!”, recomiendan.

5. Conectados. Son parte de un grupo de Whatsapp integrado por una legión de cicloviajeros que intercambian datos y sugerencias.

“Viajar en bicicleta nos cambió la manera de ver y vivir la vida. El contacto con la naturaleza y la gente es algo que solo nos da esta forma de viajar. Sentir el segundo a segundo, darse cuenta que la vida se vive tranquila y se siente sin ir de prisa, que el momento es hoy y ahora, que mañana es un día nuevo y se verá cuando abramos los ojos, que el ayer es un recuerdo que queda en nuestra memoria para siempre, como el mejor tesoro que podemos tener”.

Datos

“Viajar en bici nos cambió la forma de ver las cosas, el contacto con la naturaleza y la gente es algo que sólo te da esto…”.
“Sentir el segundo a segundo, darse cuenta de que la vida se vive tranquila y se siente sin ir de prisa, es el mejor tesoro que podemos tener”. Antonella y Renzo, desde Ecuador.
“La vida se vive tranquila y se siente mejor sin ir de prisa. El momento es hoy y ahora”.
“El recuerdo queda plasmado en nuestra memoria para siempre. Es el mejor tesoro que podemos tener”.
Cada vez que pueden eligen pedalear por rutas secundarias y caminos interiores y eludir así las carreteras principales.
¿Apps? De Maps me bajan los mapas que se pueden ver offline. De Warmshowers, la lista de los hostels más amigables con los ciclistas.
Antonella y Renzo lo comprobaron. Salieron con unos 30 kilos de equipaje cada uno y ahora llevan 15. Y de 4 alforjas bajaron a dos. Descartaron, sobre todo, ropa. “Más ligeros es mucho mejor”.
“Viajar en bicicleta nos cambió la manera de ver y vivir la vida. El contacto con la naturaleza y la gente es algo que solo nos da esta forma de viajar. Sentir el segundo a segundo, darse cuenta que la vida se vive tranquila y se siente sin ir de prisa, que el momento es hoy y ahora, que mañana es un día nuevo y se verá cuando abramos los ojos, que el ayer es un recuerdo que queda en nuestra memoria para siempre, como el mejor tesoro que podemos tener”.

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