Lorena Zarranz: una vida que se teje con cuerdas de guitarra

Música, docente y compositora, nació en Roca, egresó de la carrera de profesora de guitarra clásica en el INSA, pero desde el 2001 vive en Estrasburgo, Francia. Estará en la región dictando una clínica sobre coplas y ofreciendo un show.

A Lorena Zarranz la música le marcó los caminos por los que transcurrió su vida. Nació en Roca y a los 10 años empuñó la guitarra por primera vez. Estudió en el viejo INSA, hoy IUPA y a los 19 migró hacia Paraná tras las enseñanzas de un gran profesor. A los 25, otro maestro la llevó a Francia. Desde allí, de a ratos, regresa en busca del afecto de su gente y ofrece un poco de lo que aprendió en esos trayectos.

Es música, docente, compositora. Desde 2001 vive en Estrasburgo, (Alsacia, Francia) pero se crió en el barrio Los Olmos, cuando Roca era más pequeña y el barrio parecía alejado. De chica pasaba las horas en juegos en la calle junto a sus tres hermanos. En ese hogar de infancia, su padre, encargado del taller de una metalúrgica y su madre, ama de casa, los alentaban a que hagan deportes, estudien idiomas y toquen música.

“Mi primera guitarra la heredé de mi papá. Él había empezado a estudiar en el INSA, pero por los horarios del trabajo no pudo seguir. Yo era la que más se interesaba y a los 10 años me anotaron. Siempre había querido cantar y mi formación en guitarra me acercó al canto, me dio la posibilidad de enseñar y también de acceder a otras músicas”, cuenta.

Saber guitarra le permitía acompañarse para cantar y su pasión proponía a cambio mucho esfuerzo. “Era bravo, es una carrera solitaria. Eran muchas horas sola con la guitarra, haciendo los deberes de armonía, de contrapunto. Si querías hacer la carrera con seriedad tenías que estudiar por lo menos cinco horas con la guitarra”, y aunque era una niña, tenía un grupo de amigos con los que llevaba adelanta su responsabilidad.

A los 19 años, cuando terminaba sus estudios secundarios, se recibió de profesora de guitarra. Averiguó y el mejor profesor del país, el músico Eduardo Isaac, estaba en Paraná, por lo que partió hacia allí a aprender con él. Se instaló en esa ciudad lejana por dos años y luego le ofrecieron volver a Roca a dar clases en el IUPA.

“Era una buena oportunidad, pero tenía 25 años y quería seguir aprendiendo. Era joven y a nivel nacional había agotado casi todo de lo que se puede hacer en guitarra clásica. Quería seguir estudiando con el profesor argentino Pablo Márquez. Había ido a algunos cursos que él daba acá pero vivía en Estrasburgo, Francia y sin dudarlo, dejé todo y me fui”.

La acompañó su amigo y también músico, Jorge Palacios, pero al llegar a Europa, la realizad cayó como balde de agua fría. Querían ingresar al conservatorio y por más que el nivel argentino es bueno, en Europa era superior. Para dos vacantes había 20 postulantes y quedaron afuera. Pero el profesor le marcó un nuevo camino, con otros maestros y en otros conservatorios y así pudieron seguir.

Lorena actualmente pasó los 40 años, tiene 60 alumnos y da clases de guitarra en su propia escuela y en un Instituto privado de Estrasburgo. Allá se casó con Silvia, una docente francesa, compró una casa y piensa que será difícil volver. Aún así todo lleva el signo de su tierra natal. Forma parte de Las tangueras, un cuarteto femenino de tango y tiene un espectáculo de coplas.

“Hoy la guitarra clásica no es el repertorio que me representa, pero me dio la posibilidad de acceder a otras músicas, al canto. También a enseñar, que es de lo que trabajo. Viajar me permitió formar mi identidad porque cuando te quedás con vos solo, es cuando más te conocés y eso lo aprendí cuando me fui”.

Dos raíces que plantó

en Francia

Para agendar

Recorrido por el valle

Miércoles: en Auditorio IUPA. Clínica. Proceso creativo a partir de coplas. Gratuita, pero requiere inscripción.

Jueves: presentación del espectáculo de Coplas en la Casa de la Cultura.

Viernes: presentación del espectáculo en la Escuela de Música de Neuquén.

Sábado: clínica en la Escuela de Música de Neuquén.

Datos

Tiene un espectáculo de coplas, en el que fusiona música con tradición. Ese proyecto nació cuando, con su pareja, fueron durante un mes a recorrer el norte argentino. En agosto asistieron a las fiestas de la Pachamama y mientras ella escuchaba las coplas, Silvia hacia fotos y fue una revelación.
“Me tocó mucho esa experiencia, sobre todo en lo musical. Esas voces desgarradas, con esos tambores y en un paisaje tan particular me marcaron”, dijo y agregó que al volver a su casa trabajó en este espectáculo que ahora presentará en Roca y en Neuquén.
Por otra parte, también integra en Francia un cuarteto femenino de tango compuesto por otra argentina en voz y dos francesas en violín y contrabajo. Hacen tango no convencional y el año que viene tienen el proyecto de sacar un disco.

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