90 años de mecánica para la Línea Sur
El Taller abrió en 1928 y fue fundamental en el desarrollo de la región. Allí se realizaban las reparaciones del ferrocarril y de los camiones que abastecían a otras localidades.
Cuando Jacobacci comenzaba a tomar forma de pueblo, casi una década después de la llegada del ferrocarril, la sociedad del italiano Juan Sartor y el español Manuel González dio como resultado la fundación de El Taller, un lugar que contribuyó al desarrollo de la localidad y que 90 años después mantiene la vigencia.
En 1928 instalaron este taller mecánico en la Av. Cortizo junto a las vías del ferrocarril, en un pequeño local construido con barro y adobes donde realizaban los primeros arreglos. Generaron una revolución para la época en materia de soldaduras con autógenas y luego con un torno. Fue tal la visión de estos inmigrantes que El Taller llegó a tener un generador de energía eléctrica antes que Jacobacci. Aquel emprendimiento se consolidó y fue un factor imprescindible para el desarrollo de la zona. Era el lugar donde se hacían las reparaciones de las maquinarias del ferrocarril, el medio de comunicación más importante de esa época y de los pocos vehículos.
En 1941, Sartor –González se había ido años atrás– inauguró el local que aún hoy está abierto al público en la intersección de Cortizo y Tala Sarquis. Tres generaciones de la familia pasaron por allí. Con aquel inmigrante italiano comenzaron a trabajar sus hijos Dante, Hermenegildo, Alberto y Víctor, el mayor de los hermanos que estuvo al frente del emprendimiento familiar hasta hace pocos años. También algunos nietos de don Juan, como Jorge Luis y uno de sus yernos, Cacho Scalesa.
Durante los 90 años de existencia, pasaron muchos aprendices y mecánicos por el lugar. Uno de ellos es José Luis “Chueco” Mingot quien hoy mantiene vivo este lugar. “Empecé en 1954, cuando tenía nueve años. Un día llegue del club y me pidieron que barra y me pagaban unos pesos. Y me quedé hasta el día de hoy”, recuerda. El Chueco empezó a desempeñarse como aprendiz de mecánico y, luego de egresar de séptimo grado, la familia Sartor lo ayudó económicamente para que pudiera estudiar como oficial tornero en Bahía Blanca.
En 1966 se recibió y volvió a El Taller. Recuerda que a fines de la década del 60, cuando se estaba construyendo la represa Futa Leufú, en cercanías de Esquel, los materiales llegaban a Jacobacci en tren y los camiones que venían a buscarlos siempre sufrían desperfectos por el estado de las rutas. “Yo estaba encargado de todo lo que era soldaduras. Sabíamos estar trabajando los sábados hasta las 2 o 3 de la madrugada. A este taller venía gente de toda la zona… de Pilcaniyeu, Maquinchao, Los Menucos, Sierra Colorada, Ramos Mexía”, afirma.
Otro hecho, que nada tuvo que ver con la mecánica pero marcó la historia de El Taller y lo tuvo como protagonista involuntario a Mingot, ocurrió el 4 de abril de 1978. Aquel día, un comando militar de la última dictadura se llevó a Carlos Surraco, un vecino de esta ciudad. Llegaron en uno de los famosos Falcon verdes, se bajaron y le preguntaron a Mingot si él era Surraco. Minutos después lo identificaron y se lo llevaron sin que nadie sepa hasta hoy de su paradero.
Hace unos años, Mingot –hoy 72 años– se jubiló como mecánico, pero luego de que Víctor Sartor, quien hoy tiene 90 años, decidiera dejar de concurrir, se hizo cargo de El Taller y continúa manteniéndolo vigente.
Ubicado en la intersección de Cortizo y Tala Sarquis, el local reunía a trabajadores y aficionados, a mediados del siglo pasado. Agachado en la moto, Víctor Sartor.
Visionarios, contaban en 1930 con tecnología que ni la ciudad ni el ferrocarril tenían: generador de energía y soldadora eléctrica.
Punto de Encuentro: Jacobacci
Datos
- Visionarios, contaban en 1930 con tecnología que ni la ciudad ni el ferrocarril tenían: generador de energía y soldadora eléctrica.
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