Rafo Grin recuerda sus veinticinco años de música
El guitarrista cumple un cuarto de siglo en la música. En esta nota con “Río Negro”, recuerda sus primeros paso con Séptimo Regimiento, la banda que formó a los 17 años con compañeros de colegio. En agosto tocará en el Español.
El guitarrista cumple un cuarto de siglo en la música. En esta nota con “Río Negro”, recuerda sus primeros paso con Séptimo Regimiento, la banda que formó a los 17 años con compañeros de colegio. En agosto tocará en el Español.
Rafo Grin nació en Buenos Aires, pero hace muchos años que vive en Neuquén, y además él se reconoce como neuquino. Eso hace que hoy decida seguir acá y festejar sus 25 años en el camino de la música.
“En principio me cuesta creerlo, haber cumplido tantos años tocando. También tengo que aclarar que son 25 años de los cuales calculo que más o menos la mitad fueron dedicados profesionalmente, pero yo tomo como punto de partida la primera vez que me subí al escenario, que fue en mayo/junio del ‘93 con mi primera banda de secundario que se llamaba Séptimo Regimiento y que tocamos en una tertulia, una especie de fiesta que se hacía en el colegio, un sábado”, comenzó contando Rafo sobre este festejo que se sellará en agosto con la presentación oficial de “Sustentable”, su nuevo disco junto a Los Mortales Pasajeros.
P- ¿Qué recordás de aquel primer show?
R- Fue una cosa increíble porque había mucha gente del colegio y era abierto al público. Tocamos enfrente a 200 personas en el hall del colegio. Fue un debut grande para un pibe de 17 años. Tengo hermosos recuerdos de eso. No tocábamos muy bien, por supuesto, porque recién aprendíamos, pero si lo disfrutábamos y ya nos lo tomábamos muy enserio.
P- ¿Cómo era Séptimo Regimiento?
R- La banda se llamaba Séptimo Regimiento no sólo por el trago, sino por la combinación de música que hacíamos. Hacíamos de todo porque era una banda súper democrática, a cada uno le gustaban cosas distintas entonces era una ensalada. Tocábamos temas de Pappo, de Todos Tus Muertos, de Metállica, de Guns N’ Roses, de La Moto, de Los Redondos. Tocábamos lo que cada uno quería. Elegíamos cinco temas cada uno, éramos cuatro entonces teníamos 20 temas. Y hacíamos temas propios también, ya nos animábamos a hacer nuestras canciones.
P- ¿Cómo fue que decidiste dedicarte a la música?
R- Yo vivía en ese momento en Buenos Aires, me había ido a estudiar desde los 21 a los 26. Me fui con toda esa energía de un pibe de 21 y con toda la fantasía de llegar a ser, por ejemplo, guitarrista de León Gieco o de Pappo, esa era mi ilusión. Al cuarto, quinto año coincidieron varias cosas: me recibí de guitarrista, analicé que había ido a Buenos Aires con una expectativa y no la había podido cumplir y después me golpeó mucho la crisis del 2001, yo era cadete y me comí los gases y las corridas en Plaza de Mayo, esos tiempos horribles que hemos vivido en Argentina.
De ahí decidí que tenía que volver y cuando volví, un poco desesperado porque volví sin trabajo y a la casa de mis viejos de nuevo, hice un trabajito de cadete acá de un par de meses, hasta que llegó un momento en el que dije “Hay que tomar una decisión”. Me di cuenta que no se podían combinar las dos cosas, o dedicarse de lleno 100% a la música y poner toda la energía, la inversión y etc. O no, y quedar como un músico por hobbie. Y yo estaba muy seguro que quería lo otro, que seguía persiguiendo ese sueño.
P- ¿Qué sentiste la primera vez que subiste a un escenario?
R- Me temblaban las patas literalmente porque había más de 200 personas. Sentí una emoción muy grande, lo disfruté muchísimo y dije “esto es lo que quiero hacer de mi vida”.
P- ¿Hoy qué sentís?
R- Hoy me sigue pasando lo mismo, aunque depende del tipo de show. Siempre tengo muchas ganas, que es fundamental y creo que es lo que me sigue sosteniendo y me sigue dando fuerzas para seguir en esto que muchas veces he pensado en renunciar porque cansa, porque es muy difícil, porque cuesta y sobre todo yo que soy un músico netamente independiente. Pero las ganas de subirme a un escenario están siempre, ya sea en un bar que haya cinco personas o lo que nos ha pasado con Los Mortales Pasajeros que nos tocó telonear a La Renga frente a 4000 personas. Ya no me tiemblan las patas, ya me acostumbré, pero siempre está un poco ese nerviosismo, sobre todo en los shows grandes o en las presentaciones de discos que son eventos muy significativos y muy importantes para mi.
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