Un caos en la frontera entre EE. UU. y México

El caos reina en la frontera entre Estados Unidos y México ante la falta de planes: nadie sabe cuál será la suerte de más de 2.300 chicos inmigrantes separados de sus padres por el gobierno estadounidense, ni si podrán reunirse alguna vez.

Aunque el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para poner fin a su política de separación de familias que ingresaron de forma clandestina, los chicos siguen separados en centros de detención u hogares de acogida, a veces a más de 3.000 km de donde están sus padres.

Los padres, detenidos para ser procesados penalmente, muchas veces no tienen idea de dónde están sus hijos y en algunos casos ya fueron deportados sin ellos.

Los abogados aseguran que el gobierno no tiene planes para reunificarlos y que trabajan para unir a padres e hijos, una tarea que comparan con hallar una aguja en un pajar. “En el terreno hay mucha confusión e instrucciones e información contradictoria, incluso de la parte de actores del gobierno”, dijo Michelle Brané, directora de derechos de los inmigrantes en la Comisión de Mujeres Refugiadas. “Hay anuncios de políticas grandes y audaces sin planes sobre cómo implementarlas, lo cual aumenta el caos en el terreno”, sostuvo.

Al dar marcha atrás en su política de separación familiar, Trump aseguró que la “tolerancia cero” con la inmigración ilegal continúa.

La Cámara de Representantes fracasó en aprobar un proyecto de ley migratorio conservador. Otro más moderado sería llevado a votación la semana próxima.

A pedido del gobierno, el Pentágono prepara hasta 20.000 camas para alojar a los chicos hijos de inmigrantes en bases militares.