Chinche marrón, una amenaza latente

La introducción de nuevos agentes vivos en los sistemas de cultivo, puede significar una verdadera amenaza para la calidad y la productividad de las plantaciones, convirtiéndose en un problema difícil de erradicar.

En los últimos años se introdujeron a nuestro país plagas nuevas y consideradas cuarentenarias como Drosophila suzukii, Lobesia botrana (Polilla de la Vid) y el HLB (Amarillamiento de los Citrus), plagas que fueron detectadas en otros países previos a ser introducidas a Argentina.

Actualmente la chinche marrón (Brown Marmorated Stink Bug), Haliomorpha halys, un insecto de origen asiático, se ha convertido en una amenaza para los cultivos frutales de Europa y de los Estados Unidos ya que provoca daños importantes en frutos de distintas especies como manzanas, peras, ciruelas y otros frutales.

Sus hábitos muy polífagos y su gran capacidad de dispersión y de difícil control, contribuyen a que esta plaga sea una nueva amenaza, pudiendo dispersarse a través del comercio internacional por diferentes medios como transporte, envases, palets, o vestimenta, y más tarde atacar no solo frutales sino también otros cultivos como maíz, soja, o poroto.

Por el momento, no hay citas de esta especie en nuestro país pero puede ser introducida de manera sencilla desde cualquiera de los lugares donde ya está presente de manera masiva, como el sur de Europa de climas mas cálidos, de los Estados Unidos o desde Chile, ya que en este país se habría detectado por primera vez en el año 2016 atacando plantas en la ciudad de Santiago.

Es por lo antedicho, que se impone un trabajo de prevención y detección temprana en los distintos estadios de la actividad frutícola. La misma requiere de la disposición y mutua colaboración de los diferentes actores de la cadena productiva, como la asistencia de los diferentes organismos técnicos e instancias de control de cargas.

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