“Grupo hoy es viernes y se come fuerte”: los “asado team” a full

“Voy” ya respondieron Nana, Cobra, Jor, Luky y Polín por WhatsApp en Roca. Ellos conforman uno de los tantísimos “asados team” que se multiplican como hongos en estos tiempos. ¿Cuál es el tuyo? En uno de los videos comparten cómo hacen “un pollito a lo Macri”.

 

 

 

 

Por Julio Muñecas

 

especial para YO COMO

Videos: César Izza

Un clásico texto de WhatsApp en el celular, “Grupo hoy es viernes y se come fuerte “. Los “Voy” se entremezclan con los emoticones de los pulgares hacia arriba. Pasando las cuatro confirmaciones ya hay quórum.

En la entrada al quincho, una espesa nube de humo solo deja apreciar la silueta del Lagar con la pala cargada de brasas al rojo vivo. El penetrante olor a la leña quemada, el sonido que despide la grasa derretida entre las brasas, nos introduce imaginariamente al sabor inigualable del asado. Con solo tragar saliva una o dos veces se logra soportar esa sensación que aún no llega.

 

Hambre e imaginación se conjugan para hacer desear a esos estómagos ansiosos. Es que aún falta. El grupo se va conformando. Ya están el Nana, Cobra, Jor, Luky y Polin. Ellos conforman “Asados Team”, nacido de combinar entre amigos asados con entrenamiento.

Las rodajas finas de queso y salamín se aprietan en el pan y permiten dar comienzo al accionar del mastique.

 

La Cobra arremete con un comentario interesante en relación al sexo opuesto, Luky rápidamente lo vincula al deporte, y Jor lo amplia con aires de trayectoria. Pero todo comentario tiene su final en Polin, que le aporta conocimientos con poco de verdad y mucho de mentiras.

El clásico chorizo ha dejado de transpirar y será el encargado de la previa siempre bien acompañado por un tinto malbec o en algunos casos una cervecita.

Los minutos pasan entre risas y aplausos. El costillar se acuesta sobre la tabla, chorreante y brilloso. Al cortar costilla por costilla, se dibuja una sonrisa cargada de felicidad en el rostro del Lagar. Ha culminado su obra de arte. Un placer inigualable repartir a cada comensal ese producto que creó desde muy temprano.

 

Solo falta que el Nana diga “¡Un aplauso para el asador!” y las manos exploten de felicidad para en segundos recuperar los cubiertos he introducirse en el magnífico sabor de la carne, un viernes y entre amigos.

Un amplio abanico de temas va resumiendo la noche, mucho de deporte, entre pedaleadas y corridas, algo de fútbol, cada tanto alguna anécdota con señoritas y prohibido hablar de política.

El tomate y la lechuga se sienten abandonados, han sido escasas las visitas a la ensaladera, celosas quizás de ver el frasco vacío donde descansaron las berenjenas en escabeche.

Son las dos de la mañana y entre copas y risas se va cerrando una hermosa noche de encuentro. Acá no existe el postre, pareciera ser de poco hombre acostarse a dormir sin olor a humo ni aliento al asado. Solo queda dividir los gastos para aportar algún comentario muy común “¡Que rompimos!” y cada uno a su casa.

Costillas peladas, algunas migas de pan desparramadas y corchos de vino, crean el cuadro final.

Solo faltaran siete días para que la historia se repita y entre el espeso humo reaparezca “Asados Team”.


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