Embotelladora Comahue, cerca de la quiebra

Los trabajadores de la Embotelladora Comahue se mostraron conformes luego de una audiencia de concilación que se llevó a cabo en la delegación de Trabajo local. En la mañana de ayer se firmó un acuerdo en el que Pablo García, uno de los propietarios, reconoció una deuda cercana a los 14 millones de pesos solo en concepto de sueldos, premios y aguinaldos. Además, también acordaron el pago de indemnizaciones al 100% en caso de que la firma cierre definitivamente, lo que estimaron, estaría cercano.

Interlagos quedó al borde de la quiebra, considerando los 300 millones que adeudan por aportes a la Afip, sumado a otros 60 millones que se generaron tras el concurso que se inició hace unos años. Desde el gremio Sutiaga estimaron que el monto alcanzaría los 400 millones y aseguraron que no habría otro camino que el cese.

Pese a esto, en la audiencia de ayer García pidió una semana para buscar inversores. Alejo Helguera, secretario general del sindicato tildó de “improbable” que “alguien quiera invertir adonde no hay más que deuda”, dijo. El plazo caducará el próximo viernes 13 de abril, día en que se homologará el arreglo y asegurará a los 84 trabajadores de recibir el resarcimiento por los años prestados a la firma. Las antigüedades oscilan entre los 10 y los 30 años.

Desde ayer, los trabajadores abandonaron el predio ubicado sobre la Ruta 22 y solo permanecerá allí una guardia mínima, a modo de preventivo ante un posible vaciamiento de maquinaria y herramientas. Inclusive temen que los acreedores “rompan un candado y empiecen a sacar cosas”, dijo Juan Pablo Pinedo, uno de los tres delegados de la planta.

Pese a los pronósticos negativos, muchos creen que es posible conformar una cooperativa luego de que los García se alejen de Interlagos. “No es fácil, son 80 personas que tienen que tirar para el mismo lado”, vaticinó Helguera, adelantando que es un proceso que “lleva mucho tiempo y que implica muchos pasos”.

Las 84 familias de empleados vienen soportando el cobro de mil pesos semanales, y a los empleados se les adeuda el mes de septiembre, enero, febrero y marzo, además de premios y aguinaldo. Muchos debieron finalizar contratos de alquiler, vender televisores y electrodomésticos o salir a vender tortas fritas para subsistir durante los meses que conllevó el conflicto.

“Ya no da para más esto, estamos estirando una agonía”, se lamentó Pinedo y consideró que “nadie va a querer trabajar con ellos”, considerando las deudas que pesan sobre esta empresa familiar.

“El gobierno está durmiendo”, reclamó Helguera y explicó que en la audiencia de ayer le reclamó al delegado local de Trabajo, Aparicio Riffo, que intervengan y que “tomen cartas en el asunto”, se quejó.

Los conceptos de la deuda con los trabajadores son por los meses septiembre, enero, febrero y marzo. También se incluye premios y aguinaldo.