Este cocinero roquense suma millas gastronómicas desde los 13 años

Gustavo Aguirre celebra el nuevo local de “Tromba”, donde la cocina española encontró su justo lugar.

Gustavo Aguirre, trompetista y cocinero full time. Un hacedor reconocido en el Alto Valle.

Fotos: Hebe Rajneri

Gustavo Aguirre (47) necesitaba desde hacía tiempo un lugar más grande para su restaurante, que le permitiera expandirse en el servicio y poder respirar un aire más renovado.

Es así, que después de funcionar 11 años en pleno centro roquense, “La Tromba” se mudó la última semana a Mendoza 187, a pasos de la ruta 22, en Roca, donde su clientela más fiel lo celebró reafirmando su presencia en el nuevo lugar.

Es que a esta firma no hay con qué darle a la hora de querer comer mariscos. “Ese es nuestro fuerte”, resalta con orgullo Gustavo. “La cocina española es la impronta de lo que hacemos”, agrega. Un buen aceite de oliva y ajos son la base de casi todo lo que cocinamos. ¿Cómo hacen las rabas, que para muchos es “lo mejor de lo mejor de La Tromba”? “Al secreto siempre lo cuento pero a nadie le sale igual”, responde el propietario, con guiño cómplice.

Todo lo que sabe sobre cómo cocinar los frutos de mar los aprendió de un gran paellero de San Antonio Oeste y el resto, de su tío Jorge Catallani, muy conocido en Roca en su momento por sus emprendimientos gastronómicos. “Hasta el día de hoy me acuerdo de sus enseñanzas y trucos en la cocina”, rememora Gustavo, quien está en este oficio desde los 13 años.

“Mi mamá (Lili Hernández) era cuñada de Jorge y también la moza de sus restaurantes. Imagináte, yo empecé a caminar entre sillas de un restaurante. Mi tío tuvo en Roca “El Hueso Perdido”, en 9 de Julio y Neuquén, decenas de años atrás. Ahí fui primero lavacopas, luego mozo, después parrillero y finalmente cocinero. Fue toda una escuela para mí ese lugar”, dice el entrevistado.

Con tu tío y su mujer más su madre anduvieron por San Fernando, Buenos Aires; Río Gallegos, San Martín de los Andes, entre otros lugares, siempre armando restaurantes: de este modo, Gustavo iba sumando millas gastronómicas a su trayectoria laboral.

Corría 1999 cuando Gustavo abrió “El Coyote” en Las Grutas, donde su madre regenteó la cocina. “Hacíamos las mejores pizzas del balneario”. Eso fue hasta el 2008, año en que decide regresar a Roca para abrir “La Tromba”. Fue un suceso de entrada, hay que decirlo. Los langostinos al ajillo, las cazuelas de mariscos y las rabas enloquecieron a medio mundo en Roca, ese mundo que le gusta salir a comer fuera de casa y que no lo maten con los precios.

Ahora, en 2018, en este nuevo local, en una zona donde hay otras ofertas gastronómicas creando una especie de incipiente polo gastronómico roquense, Gustavo armó un lugar para 70 comensales, con mucho aire y espacio entre unos y otros. “El local anterior nos quedaba chico. Aquello ya estaba, fue un ciclo. Esta renovación la necesitábamos todos quienes hacemos La Tromba: los mozos, los cocineros, los administradores, todos…”.

Su carta sigue contemplando, entre otros platos, mollejas al verdeo, riñones a la mostaza, tablitas de achura y parrilla completa.

“Todos los productos los compramos a Cedisur”, aclaran. Es lo que les garantiza alta calidad en la oferta, añade.

Los vinos que se disponen son de Río Negro, Mendoza y algunos de Neuquén. Se puede pedir cerveza artesanal local “Luma”, que “la servimos bien fría”.

La vajilla no es un dato menor. En este item se registra un gusto y una decisión bien sofisticada. Toda ella fue comprada en Chile y ahora ha agregado unos juegos de vajilla Fuji increíbles y que hacen sentir como un rey o una reina a los comensales.

Gustavo, trompetista -de ahí el nombre de su local-, vive mirando programas de cocina por la tele, leyendo recetas en libros y revistas y ama el turismo gastronómico. Sea afuera del país, en alguna provincia del norte argentino o en la comarca andina, por ejemplo, él siempre se deja sorprender por detalles, ingredientes, modos de cocinar o productos que luego, más temprano que tarde, implementará en su restaurante.

“Toda pero toda nuestra energía siempre está puesta para que el comensal se vaya totalmente satisfecho. Cuando tenemos plena seguridad que alcanzamos esa meta, nos relajamos un poco, lo celebramos y seguimos y seguimos y seguimos. En gastronomía no hay que parar nunca”, dice el anfitrión en la despedida.

LA TROMBA

Mendoza 187

Teléfono: 4422194


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