El gasoducto de TGS en Vaca Muerta abre una nueva etapa

matías subat

Esta semana se escribió una nueva página en Vaca Muerta. Pero a diferencia de otras, esta será una bisagra para los desarrollos no convencionales. El acuerdo de la Provincia con Transportadora Gas del Sur (TGS) para la construcción de un gasoducto de captación de 92 kilómetros puede anotarse en el top tres de los hitos del shale neuquino. Los otros dos fueron el desarrollo de Loma Campana de YPF y Chevron y el megayacimiento de gas Fortín de Piedra de Tecpetrol.

Todos representaron un sacudón en el tablero de la actividad petrolera nacional. Y cada uno en su momento significó un quiebre para pensar que los hidrocarburos no convencionales pueden ser el motor de una industria energética en el país.

También todos contaron con un contexto político a su favor y con el gobierno de Neuquén machacando para que se construya un sendero de inversiones que hoy tiene números: 50% del gas y 40% del petróleo neuquino son no convencionales.

Pero, ¿qué representa la construcción de un gasoducto para Vaca Muerta?

En principio significa que ya no se discuten las expectativas de producción. Se espera que en 2022 el país exportará más gas del que importará y esa es una proyección que parece tener dudas.

Un gasoducto de captación es un caño que mueve la producción de una o varias operadoras hasta los puntos de entrada a los sistemas troncales de transporte de gas, que son los que terminan en las redes domiciliarias o industriales. Generalmente estos caños los construyen las mismas petroleras, que son las que conocen sus planes de desarrollo a futuro y asumen los riesgos.

En este caso TGS montará, por etapas, un sistema de transporte y una planta de tratamiento a riesgo propio. Se trata de una inversión que buscará repagar con los contratos que pueda suscribir. El plan proyecta un desembolso inicial de 250 millones de dólares ampliable hasta los 800 millones.

Además del modelo de negocio, la obra en sí misma es inédita. Son 92 kilómetros de caños, una distancia similar a la que hay entre Neuquén y Añelo. Contará con un diámetro de 36 pulgadas (casi un metro) en una traza que se montará en 17 meses. La planta demandará un plazo de 22 meses. Ambas obras comenzarán en paralelo y demandarían unos 1.250 puestos de empleo.

Fuentes consultadas aseguraron que los trabajos estarán en marcha en un plazo no superior a los 60 días.

El modelo de negocio

La inversión se apoya en la desregulación de los contratos para el transporte de gas que el año pasado aprobó el ministerio de Energía que conduce Juan José Aranguren. La resolución 589/2017 permite, a grandes rasgos, que la propietaria del gasoducto comercialice un porcentaje de la capacidad del caño con una empresa productora, pactando un precio libre acordado entre las partes.

Ante una consulta de “Río Negro Energía” desde TGS explicaron que para definir el proyecto realizó una serie de sondeos con operadoras en las que cosechó una buena recepción para el plan. Además aseguraron que ya tienen contratos firmados con algunas empresas, aunque prefirieron no adelantar los nombres de las mismas.

Al preguntar sobre los plazos de repago de la inversión, desde la firma aseguraron que depende de los volúmenes transportados y el tiempo que esos niveles se mantengan. “Estamos convencidos que los recursos existen”, explicaron con confianza desde la compañía.

El proyecto original estima una capacidad inicial de transporte de 37 millones de metros cúbicos diarios y una ampliación que permitiría llegar hasta los 50 millones de metros cúbicos, una cifra que representa el 85% de la actual producción de toda la provincia. Fuentes del mercado aseguraron que la inversión necesitará de contratos por encima de los 20 millones de metros cúbicos diarios para repagarse.

La traza del gasoducto partirá desde el bloque Rincón de la Ceniza (Total, Shell y GyP) y pasará por Bajada de Añelo, Bajo del Choique, La Invernada, Pampa de las Yeguas I y II, Parva Negra Este y Oeste, La Escalonada, Los Toldos Norte, Sur, Este y Oeste, La Calera, El Orejano y Sierra Chata, para terminar en la zona de Tratayén donde están los puntos de entrada a los sistemas troncales.

Canon provincial

Además de facilitar una obra clave para el desarrollo de la actividad en Vaca Muerta, la Provincia sacará un rédito económico directo al gasoducto de TGS. De acuerdo a los decretos aprobados por la administración de Omar Gutiérrez, la Provincia embolsará un porcentual por la producción que transporte el caño desde su inauguración.

Se estableció un cálculo que crece cada cinco millones de metros cúbicos transportados. Partirá del 0,5% de los ingresos obtenidos por lo transportado y llegará hasta un techo del 3%. Además el proyecto pagará los impuestos provinciales como lo hacen todas las compañías del sector petrolero.

El tercer hito

La puesta en marcha de Loma Campana, el primer yacimiento no convencional en desarrollo fuera de Norteamérica, pagó los costos sociales y de la curva de aprendizaje en el inicio para Vaca Muerta. La inversión original, hasta el momento el piloto con mayores desembolsos en la corta historia de los no convencionales, sirvió para transformar en realidad el shale neuquino.

Hoy el bloque compite en productividad con los mejores de Estados Unidos. YPF tiene 607 pozos shale en producción y una producción de 81.300 barriles equivalentes de petróleo. Loma Campana representa más de l 80% de las reservas no convencionales probadas.

Su desarrollo estuvo atado a la YPF nacionalizada y al impulso que buscó darle el gobierno de Cristina Kirchner a los no convencionales. Ese sello político empujó casi sin cuestionamientos técnicos ni económicos el avance de un área que debió contabilizar cuantiosas pérdidas, pero que emergió en el mapa internacional del shale, colonizado por Estados Unidos y Canadá.

Fortín de Piedra, el área de la petrolera del grupo Techint, también se apoyó en el contexto político. El yacimiento promete conectar 10 millones de metros cúbicos diarios de gas en poco más de un año, un volumen que significará un crecimiento superior al 15% de la producción de toda la provincia. No hay otro proyecto que haya conseguido dar ese salto productivo.

Paolo Rocca, titular del grupo siderúrgico, mantiene una excelente relación con el presidente Mauricio Macri. Fue él mismo en persona quien confirmó la inversión para poner en desarrollo el bloque. Incluso fue el primer proyecto que el ministerio de Energía incluyó en el nuevo plan de subsidios a la producción de gas (Resolución 46) y el único que ya recibió un pago por este esquema, en vigencia desde enero.

TGS picó en punta en los nuevos negocios que promete Vaca Muerta. Los picos productivos, proyectados para 2022, necesitan superar un cuello de botella para el transporte que ya comienza a notarse. La empresa, controlada por Pampa Energía del empresario Marcelo Mindlin, busca montar una infraestructura que podría dar soluciones para los próximos 10 ó 15 años sin necesidad de otras obras, por lo menos, para el gas.

Mindlin es uno de los empresarios con mayor éxito desde el cambio de gobierno. Supo hacer crecer su negocio durante la anterior gestión, pero consiguió mejorar su posición en el mercado energético en el último período. Incluso su holding se quedó con Iecsa –ahora denominada Sacde– la empresa constructora de Angelo Calcaterra, primo de Macri, que se anota para desembarcar con el gasoducto de TGS en Vaca Muerta.

En números

TGS será la primera empresa que invertirá en transporte de captación para vender el servicio a las operadoras. Se anticipa a un nuevo negocio.

Datos

Avances que tienen costos territoriales difíciles de contabilizar

Los tres grandes proyectos que marcaron un punto de quiebre para Vaca Muerta debieron atravesar cuestionamientos sociales, gremiales y de relación con las comunidades mapuches para su aplicación. Sin ese equilibrio cualquier proyecto, por más importante que sea para el desarrollo de los no convencionales, tendrá problemas para avanzar.

Un exgobernador lo explicó con mucha claridad hace algunos días: “si las condiciones de vida de los vecinos no mejoran, no vamos a lograr la licencia social para operar a gran escala”.

En Loma Campana YPF debió tejer un vínculo con la comunidad mapuche Campo Maripe, la que recibió reconocimiento provincial a pocos meses de ponerse en marcha el proyecto. Las diferencias no parecen del todo solucionadas, pero las partes pudieron mejorar su relación con el paso del tiempo. De la toma de equipos y los bloqueos, se recordará la protesta al ex-CEO de la petrolera Miguel Galuccio durante una visita, a una convivencia imperfecta pero que no detuvo la marcha de la actividad.

En Fortín de Piedra fue una protesta gremial la que amenazó el desarrollo. La interna de la Uocra generó cuantiosos atrasos en los trabajos iniciales del proyecto gasífero y puso en jaque alguna de sus obras más relevantes. Tecpetrol construye un gasoducto de 60 kilómetros que, además de las idas y vueltas sindicales, también necesitó de negociaciones con comunidades mapuches.

TGS puede tomar la experiencia conocida de los anteriores casos y allanarse el camino, sin embargo cada proyecto debe jugar su propio partido. Fuentes de la compañía aseguraron, por ejemplo, que ya iniciaron las negociaciones laborales.