Colas interminables para realizar pagos y trámites
Ya sea en lugares públicos o privados las largas esperas se repiten con pocas comodidades por las altas temperaturas.
Marcelo Ochoa
El desapego a la Ley es casi una norma y lamentablemente parece ir por el mismo camino la falta de consideración por el otro. Ese otro que nos genera trabajo y por ende salario, bienestar, posibilidad de progreso. Ese otro que suele ser una persona mayor, embarazada, con discapacidad o un laburante que no tiene otra alternativa que pedir permiso en su trabajo para hacer ese trámite impostergable y por el cual debe perder, tranquilamente, una mañana.
Nada de eso importa para varias empresas y organismos que ofrecen distintos servicios por los cuales la comunidad paga. En estos últimos días de calor en Viedma, donde la temperatura hasta trepó los 40 se pudo palpar esa situación que incluye esperas en la calle una hora antes que se abran las puertas y que luego continúan en el interior del local en ambientes sofocantes con un aire acondicionado que está más para terapia intensiva que para refrescar o simplemente un ventilador.
Allegados a un señor que debió ser retirado en ambulancia señalaron que una mañana de intenso calor el hombre se descompensó producto del insoportable calor encerrado en un local de la céntrica Belgrano que cobra impuestos y, por ende, está incluido en la Ley que sanciona las esperas superiores a los 30 minutos.
Los bancos no se quedan atrás, a pesar de las multas que se les aplican, como la de 80.000 pesos impuestos al Patagonia SA tras una denuncia del año pasado del diputado Nicolás Rochás.
En esta lamentable lista también se incluyen las oficinas de los Registros Nacionales de la Propiedad Automotor, donde las esperas en promedio superan la hora, más allá si el usuario madrugó y esperó afuera otro tanto para lograr los primeros números.
Adentro de los autos pero bajo la intensidad del sol deben esperar -hasta más de una hora- en la Revisión Técnica Vehicular. Muchos comienzan la extensa fila a las seis de la mañana para garantizarse atención.
Fuera de la crítica y la falta de consideración quedan los empleados de los respectivos organismos. No así las conducciones que debieran ser los más interesados en brindar la mejor atención del servicio que ofrecen y que fuertemente afectan los bolsillos de los usuarios. Ni siquiera vergüenza. De lo contrario contratarían más personal para mayor rapidez en la atención o dispondrían de lugares más confortables por consideración mínima a los usuarios que les dan de comer.
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