“Perdimos desde la casa al trabajo”
Elba Esperón, viuda de Alipio Quijada, una de las dos víctimas del juicio “La Escuelita” V, relató las penurias que debió soportar cuando detuvieron a su marido. Tiene 78 años. “Ya no espero nada, cuando lo necesitaba nadie nos ayudó ni nos fue a visitar”, dijo.
Escuelita V: “Perdimos desde la casa al trabajo”
“Yo a esta altura del partido no espero nada. Ya tengo mis hijos grandes… Esperaba cuando recién se llevaron a Alipio, pero en ese momento nadie de los que estaban alrededor nos fue a visitar”. Elba Esperón, viuda de Alipio Quijada, cuyo secuestro y tormentos se ventilan en el quinto tramo del juicio por delitos de lesa humanidad “La Escuelita”, que lleva a cabo en el Tribunal Oral Federal de Neuquén, relató con desencanto pero con firmeza las dificultades que afrontó tras la detención de su marido.
En su declaración en el inicio del juicio trazó un panorama desamparo en el que encontró cuando quedó sola al frente de su hogar, con ocho hijos, y de resignación por la falta justicia.
Comenzó a hablarle a los jueces con un dejo de fastidio por el maltrato que sufrió de parte de la comunidad en el 77 tras la detención de Alipio, pero de a poco sus palabras, al principio escuetas, fueron tomando fuerza.
“Me tuve que ir de Cutral Co. Perdí mi casa, perdí todo, nos dejaron sin nada. Para la gente éramos los guerrilleros. A mi esposo lo echaron del trabajo como a un perro, sólo por ser político”, dijo. Quijada fue exonerado como empleado de la UNC por el rector Remus Tetu.
Explicó que ella fue quien abrió la puerta cuando los militares llegaron a su casa y “revolvieron todo”. Que luego en la comisaría 14 le informaron que a su esposo lo habían llevado a la U9 y que después supo que “lo maltrataron todo el camino”.
Contó que se enteró que fue un militar quien interrogó a su esposo.
Según la acusación fiscal fue Oscar Reinhold -uno de los siete acusados-, quien lo interrogó al ritmo de los golpes en la cabeza, estando atado y vendado.
“Con ocho hijos y las cosas de la casa no tenía mucho tiempo para preguntar”, respondió cuando le preguntaron por la militancia de su esposo. Admitió que trabaja en política y activaba en las elecciones.
A los periodistas les dijo que se presentó a declarar por sugerencia de uno de sus hijos “para que esto no quede impune, que se sepa lo que pasó”. “Hace tanto tiempo que llevamos esto a cuesta”, finalizó.
Señaló que aunque “te tenés que bancar hablar con los jueces”, no se sintió incómoda y destacó que “hicieron muy bien la preguntas de lo que pasó”.
Pidieron la absolución
de los siete acusados
Con el argumento de que los fiscales no probaron con la certeza necesaria en esta etapa definitoria del proceso los delitos que le atribuyen, los defensores oficiales Gabriela Labat y Fernando Ovalle solicitaron la absolución de los militares Oscar Reinhold, Jorge Molina Ezcurra, Sergio San Martín, Jorge Di Pasquale y Gustavo Vitón, del comisario de la Policía de Río Negro, Antonio Camarelli y del subcomisario de la Policía Federal, Jorge Soza.
Cabe recordar que los fiscales pidieron penas que van de 10 a 17 años para todos los acusados.
El juicio se reanudará el 7 de febrero con las réplicas y dúplicas a los alegatos que cerraron la etapa sustancial del juicio.
“Gatillaba su pistola
apuntando a la cabeza”
“Uno era rubio, de rulos y gatillaba su pistola en la cabeza” a modo de simulacro de fusilamiento, dijo Diego Stempin, quien declaró como testigo en el juicio y reconoció a Oscar Reinhold como su torturados. Fue secuestrado en Cutral Co y estuvo detenido con Quijada en la U9.Contó que todos los días los sacaban vendados y atados y recibían el mismo tratamiento.
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