Una visita a una de las bodegas de Fernández Oro más históricas de la Patagonia
Historias de acá. Tradición y cultura del vino en Río Negro.
Una visita a una de las bodegas de Fernández Oro más históricas de la Patagonia
Historias de acá. Tradición y cultura del vino en Río Negro.
Una visita a una de las bodegas de Fernández Oro más históricas de la Patagonia
Historias de acá. Tradición y cultura del vino en Río Negro.
Mi primer recuerdo de Gennari es su vino Parada 81, Malbec- Merlot. Lo conocí un día que Patricio Tapia me invitó a una cata de su guía Descorchados en Cipolletti hace un puñado de años y nos quedamos hablando de vinos. Si bien tenia a los Gennari de nombre, no había probado sus vinos. Ahí estábamos con Patricio y Gabriel Bosso, su productor con los labios azules y los dientes violetas probando un vino que salió de unas de las bodegas más tradicionales de la región con historia grande en la viticultura de Río Negro. Nos llamaba la atención su nervio, su tenacidad y su forma de colarse en el mercado con una excelente RCP.
Tiempo después escribí alguna columna sobre ese vino y así la vida. En estos días estoy intentando acercarme a las bodegas y los productores de Río Negro, ver en qué andan, como están sus vinos, cuales son los obstáculos. Y hablamos la vida entera cuando hablamos de vinos en esta provincia.
Compartimos un rato con tres generaciones de Gennari, si bien el universo productivo de la familia son las frutas secas también han virado hacia la apertura de un mercado de productos increíbles, sin sacarle el ojo a la elaboración de vinos. De eso vamos a hablar.
Había viento. No importa cuando leas esto.
Estamos en Fernández Oro con Emilio Gennari, 95 años y una lucidez envidiable y su hijo Osvaldo, ellos me cuentan que tienen 6 hectáreas entre Malbec y un “puchin” de Merlot, en Mainqué, con plantas de ochenta años en la zona de barda. Históricamente han tenido los viñedos ahí. El resto de la uva la compran a un productor, de una chacra también bastante antigua.
El viento, la amplitud térmica y el riego son favorables para los vinos que elabora la bodega.
No son súper complejos, no hay barrica, solo chips bien aplicados, y mucha buena y oscura fruta, asombran, posta.
Están elaborando entre 70 y 90 mil litros. Depende el año, porque también se juega con el stock, que muchas veces se acumula. El stock en estas bodegas es la espalda. Es el equilibrio.
Cuenta Emilio que arrancaron vendiendo damajuanas en un contexto de cientos de bodegas. La diferencia era plantear una idea y defenderla, que sea novedosa y que uno pueda instalarse en el mercado sin hacer demasiada ingeniería. Emilio metió la damajuana en una bolsa de plástico roja y le puso un moño. Salió a vender vino. La ventaja que tuvo en aquel tiempo es que solamente se vendía vino rosado en la zona y nadie hacia Malbec. Emilio fue el amo de llaves del Malbec en la zona. La rompió toda. Había heredado 17 hectáreas de esa cepa y ya de antemano lo tenia vendido.
Gennari forma parte de la ruta del vino de Rio Negro. Es historia viva.
La bodega tiene tres líneas de vinos, Familia Gennari, Garrón de Piedra y Parada 81. Almacenan todo en piletas de cemento. La estructura es pequeña, es probable que Osvaldo atienda el teléfono y a los cinco minutos encare un remontaje.
Cuando uno entra al predio nota en las paredes un sepia hermoso que remite inevitablemente a la historia. La casa de la chacra, los galpones, los portones, la forma. Hay una piel chacarera que identifica a muchos escenarios del alto valle. Este obviamente es uno de ellos.
Uno de los disparadores de esta nota es Parada 81, Merlot Malbec. Con potencial de guarda de 2 años, es un vino de excelente precio calidad.
Gennari tiene eso. Simpleza y tradición de una familia que esta metida en el ADN patagónico sin lugar a dudas.
Hay que conocer la bodega y los vinos de esta familia. Son un eslabón importante en la historia vitícola del sur.
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