Los 5 platos de mi vida, por Santiago Romera
Licenciado en marketing y comunicación, este joven roquense sabe combinar su pasión por la gastronomía con su trabajo.
Los 5 platos de mi vida, por Santiago Romera
Licenciado en marketing y comunicación, este joven roquense sabe combinar su pasión por la gastronomía con su trabajo. Es docente de la Universidad Nacional del Comahue en Regina y dirige la Comunicación y Relaciones Institucionales en Cedisur S.A.
Los 5 platos de mi vida, por Santiago Romera
Licenciado en marketing y comunicación, este joven roquense sabe combinar su pasión por la gastronomía con su trabajo.
Por Santiago Romera (*)
Es difícil, casi imposible diría, separar el plato de lo que uno vive al sentarse frente a él. La compañía, el lugar, el momento, hasta el clima, son factores determinantes del disfrute.
Vengo de una familia española e italiana donde la comida siempre fue motivo de unión y encuentro. Tanto mi abuela como mi madre me enseñaron a disfrutar la buena comida, a darle valor a elaborar un plato durante horas para comerlo luego en minutos. Mi padre nos enseñó a disfrutar, a dedicarnos el tiempo y el espacio.
No es casualidad que el ranking de los cinco platos de mi vida, lo encabece una de las especialidades que ellas me regalaron y me regalan hoy.
1. Ravioles de seso y espinaca con tuco de pollo de chacra
Una receta que tiene más de 80 años y que aún hoy se hace en mi familia. En la semana, cuando se anuncia que el domingo se comerá este plato, la familia se agranda. Un día invité a mi hermano Andrés a la Feria Masticar, y me respondió “A qué voy a ir si no voy a encontrar nada más rico de lo que se come en la casa de tu mamá”.
2. Lingüini a la scampi
El escenario, una noche de verano, un pueblo en la costa amalfitana, mesas improvisadas en un recoveco de la plaza. La compañía, mi mujer, una viajera como yo, que hacía pocos meses había decidido acompañarme en todos mis viajes. El plato, inigualable.
3. Tapeo en el Mercado de la Boquería
Con mi gran amigo Marcos compartimos tapeos típicos, alimentando una hermandad que permanece intacta a pesar de los años y la distancia. Jamones, olivas, mariscos, croquetas y cañas fueron parte de ese menú. Recomendable a todo aquel que visite esa maravillosa ciudad.
4. Costillar al asador
Otro que heredó la buena mano en la cocina es mi hermano Fernando. Arranca temprano, minucioso y preciso, arma el asador en virtud del tamaño del costillar. Costilla larga, solo una marca. Sabe encontrar el punto que más me gusta para el asado: jugoso. Sabe encontrar la ocasión para llenar la panza, y el alma, de nuestra familia. Todos los Fernandos de mi familia son grandes asadores, y son varios. Nunca debe faltar el buen vino.
5. Paella
Se convirtió en una de mis comidas favoritas luego de haberla probado de manos de diferentes cocineros en diferentes países. Hay tantos tipos de paellas como paelleros en el mundo. Me inicié en España con un primo, me perfeccioné en Las Grutas con mi amigo Nicolás, hasta tomé clases con Borja Blázquez. Hoy disfruto al cocinar este plato para la gente que quiero.
No es casualidad que hoy me encuentre tan cerca de la gastronomía, que trabaje en una empresa líder en alimentos, que sea profesor en la Licenciatura en Gerenciamiento Gastronómico y que me rodeé de reconocidos chefs, de sus consejos y experiencias.
Desde que nací la cocina ha dejado una impronta profunda en mí. Cocinar es familia. Cocinar es crear. Cocinar saca lo mejor de mí.
(*) Es docente de la Universidad Nacional del Comahue en Regina y dirige la Comunicación y Relaciones Institucionales en Cedisur S.A. en Roca
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