Opinión: Política y flaquezas

Igoldi siempre inquietó al poder. No desatendió –como otros– causas contra los poderosos. Exjueces, exgobernadores, funcionarios, e incluso se hizo notar con la causa que implosionó al FpV en el gobierno (el seguro de Carlos Soria en Horizonte, que enfrentó al gobernador Alberto Weretilneck y al intendente Martín Soria).

Nadie estaba cómodo. Su andar tampoco fue cuidadoso y omitió ciertas formas. Y el oficialismo –entre otros partícipes– lo destituyó, ratificando que siempre dispone de armas de disciplinamiento judicial y también de premios para otros.

Pero el juicio a Igoldi expone otras deficiencias: la integración del Consejo y el excelso dominio de los abogados. ¿Su independencia? Un dato no menor: dos de los tres intervinientes son dependientes laboralmente del Ejecutivo.

Otra inquietud deja el voto minoritario, sostenido por el presidente, Ricardo Apcarián.

Refiere que lo hecho por Igoldi no pertenece a un juicio político y alerta sobre la injerencia ajena en la Justicia. Sorprende –por lo menos– el viraje del Superior Tribunal de Justicia, pues ese cuerpo –con voto de Liliana Piccinini– avaló la suspensión y sumario contra Igoldi. Valga ciertamente la culpa para la política, pero otras flaquezas expuso este sistema.


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