Allen: la pera Williams, protagonista de uno de los mejores destilados del país

¿Sabías que la única destilería de peras Williams de Latinoamérica está en el Alto Valle rionegrino? Conocéla por dentro.

Allen: la pera Williams, protagonista de uno de los mejores destilados del país

¿Sabías que la única destilería de peras Williams de Latinoamérica está en el Alto Valle rionegrino? Conocéla por dentro.

La única destilería de peras Williams de Latinoamérica está en Allen. Una bodega mutada en una destilería de aguardiente de peras Williams. Y no es cualquier alcohol, ni cualquier pera, ni cualquier destilería.

No solo el producto final es muy interesante sino que nos pone nuevamente en jaque con el tema de la fruta en la región. En los últimos años se registraron mayores índices de venta de pera Williams por sobre todas las variedades de manzana juntas del Alto Valle.

Si fuese un guión de cine la trama sería algo como una cepa de determinada pera frente a todo el mundo manzana. En Río Negro, sí, una vez más como una película de continuas escenas disparatadas, la fruta histórica, simbólica y necesaria de una región vuelve a perder un poco de existencia aunque más no sea esta vez en una estadística llamativa frente a otra fruta, fuerte también.

Christallino es el producto final de la Pequeña Destilería Argentina (PDA) , un emprendimiento de capitales argentinos y alemanes que exportan el 99, 9 de todo lo que se produce en Allen.

“El destilado de Williams tiene niveles aromáticos hasta 20 veces superiores a países como Francia, Alemania y Austria, que son los principales productores de Williams Christ”, cuenta Juan Manuel Parmeggiani, enólogo de la destilería.

“El mercado europeo tiene legislación y permite hasta 1300 partes por millón de metanol y acá permitían 300. Nosotros elaboramos entre 900 y 1200 aproximadamente. Hubo que hacer un cambio de la legislación. Modificaron el código luego de un arduo proceso, en destilado de Williams, de hecho hay un articulo del código 1113 que habla solamente del aguardiente de pera Williams. Es para la única bebida que lo modificaron y permite el alto grado de metanol. Ahora estamos dentro del código, a partir de ahí tenemos vida”, comenta Juan Manuel como abriendo la puerta a la historia del proyecto y al lugar donde todo funciona entre alambiques, alcoholes y peras.

PDA comenzó a producir en 1991, en un acuerdo comercial con Destileria Bimmerle, que es el mayor destilador de Alemania. Punto de partida para comenzar a exportar su producción que luego se embotellaba en tierras europeas.

“Cristalino sale casi más caro hacerlo que venderlo. Tuvimos que importar cristalería, botellas; el mercado en Argentina es un monopolio y por las cantidades que necesitamos nadie nos lo garantiza y si te lo garantizan te cobran muchísimo. 2009 es el primer lote con el que salimos. Desde ese año hemos embotellado 10 mil botellas. El mercado de consumo de destilados en argentina es escaso”, expresa.

La pera Williams tiene a favor una calidad sensorial única en el mundo debido a las condiciones climáticas de la zona. Gozando de una sanidad física increíble y un índice de madurez favorable.

Muchas cosas son adversas a la hora de montar un proyecto como este en nuestro país. Es caro en dólares, en mano de obra, en logística y en controles aduaneros.

En este 2017 PDA hizo el record de procesamiento y llegaron hasta 12 millones de kilos de fruta. Entre febrero y fines de abril reciben hasta 1500 bins diarios.

En el último tiempo han aumentado la capacidad de destilación.

Particularmente, Christallino tiene aromas y sabores como pocas bebidas en Argentina.

Con el boom de los tragos y las barras más posicionadas en al escena gastronomía argentina se vende un poco más, pero no es una cifra trascendental.

La fruta es toda de la zona, mucho volumen, desde un principio le compraban a un galpón importante y dos jugueras; la necesidad de mejora de calidad hizo que se replanteen los proveedores porque algunos quedaron game over Esto además les hizo poner foco principalmente en la calidad de la pera.

En febrero comienza el proceso de elaboración. Se recibe la fruta, mucha de ella queda al aire libre en la playa de PDA, con las temperaturas optimas.

Se muele en maquinarias de excelente tecnología donde se le agregan enzimas y levaduras que permiten acelerar las fermentaciones.

Luego el caldo, obviamente ya transformada su azúcar en alcohol pasa a un plantel de alambiques alemanes hermosos para destilar.

El proceso se separa en tres partes: cabezas, corazón y colas de destilación. La bebida llega a alcanzar durante el proceso los 80° grados.

Luego de un proceso de alcohol y agua de muy buena calidad se obtiene una bebida maravillosa, un destilado de pera Williams de 40 grados que aromáticamente es superior y que todo el tiempo durante el proceso no pierde el estimulo aromático en absoluto. De excelente final, Christalino es una bebida maravillosa.


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