Qué cocina un hombre de 40 que vive solo
Separados o divorciados. A esa edad y condición lo que menos quieren es complicarse la vida. Evita humos y malos olores. Entonces, ¿mucho delivery? ¿Qué tienen en la heladera. Tips salvadores.
Qué cocina un hombre de 40 que vive solo
Separados o divorciados. A esa edad y condición lo que menos quieren es complicarse la vida. Evita humos y malos olores. Entonces, ¿mucho delivery? ¿Qué tienen en la heladera. Tips salvadores.
Por Gustavo Scattareggia
A mitad de los 40, la soledad es más un éxtasis que una agonía. El hombre entiende esa circunstancia como una conquista a la que llegó a través de un sinnúmero de derrotas y contadas victorias; conoce sus inseguridades y hace de ellas una caricatura; sabe que lo cercan los 50´s, pero no lo aterran porque conocen ciertos secretos para que la vida sea casi maravillosa y esos secretos tiene que ver en gran parte con la comida.
Los hombres en los 40´s cocinan siempre que pueden y han adquirido cierta gimnasia para acomodarse a horarios complejos que proviene de haber cocinado para sus hijos, que ahora son grandes e independientes pero que aún aman que papá cocine.
En la heladera siempre hay a mano recipientes descartables con salsa de tomates o bolognesa (hecha un finde largo que aprovechamos para llenar el freezer). No se abusa de esa herramienta; el muy sabio hombre en los 40`s sabe que si lo llenamos demasiado, termina siendo un depósito de bodoques incomprensibles y difíciles de usar. Esa revelación aparece luego que en una limpieza profunda encontramos unos calamarettis comprados en 2011, una sopa de verduras de un invierno olvidado y unas milanesas de pollos en tono “The walking dead”.
El freezer es una herramienta de planificación culinaria en el que puede haber ajo y perejil picados en un frasco, listos para usar, pero nunca una porción de ravioles cocinados que al ser descongelados se convierten en un masacote indescifrable, descolorido e insulso.
El delivery, cuando se hace reiteradamente, es un síntoma de desánimo y si empezamos a cocinar es porque hemos atravesados esa circunstancia como señores. Implica comida poco saludable y recurriremos a él en situaciones antónimas: cuando llegamos extenuados y la posibilidad de cocinar nos abruma (es una circunstancia paradojal e improbable: un hombre en los 40´s prepara una comida maravillosa más rápido y más simple de lo que llamamos y llega el delivery); O en caso de que queramos hacernos un mimo; porque una pizza es más que nada un mimo de muzzarella y harina para ver una película de acción en un sábado que no queremos ver a nadie, con una buena cerveza. La comemos de la caja recurriendo al auxilio de un rollo de cocina, sentados en el sillón con los pies en la mesa ratona. La caja se recoge al día siguiente y necesariamente habrán carozos de aceituna extraviados.
El hombre en los 40´s sabe, no complicarse la vida; por lo que serán frecuentes las carnes al horno, acompañadas de ensaladas simples. Unas costillas de cerdo se hacen rapidísimo en el cajón inferior y no necesitan más que una rociada de sal gruesa para que queden riquísimas; (el horno eléctrico es una posibilidad inmejorable en el verano para no subir la temperatura de la casa). El puré de manzanas es un compañía perfecta pero pelar y hervir manzanas exige cierto tiempo y no debemos desechar la posibilidad de hacerlo y frizarlo en porciones. Esa instancia nos eleva por el resto de los mortales.
El hombre en los 40´s evita el humos y los olores de la plancha. Sí es factible cocinar unas pechugas de pollo que marinamos en limón y pimienta; de esa forma el humo y el olor es mínimo a la vez que tenemos una opción rápida para los almuerzos.
Las pastas, ya dimos una clave al respecto, son maravillosas; sólo hay que tener en cuenta un par de atajos. El hombre en los 40´s conoce 238 posibilidades que involucran a la crema de leche necesariamente y de ahí en más jugarán alternadamente distintas clases de quesos, incluyendo al roquefort, el ajo y el perejil inequívocamente juntos (quizás con nueces o almendras picadas); tomates cherry, hongos portobello, alguna clase de marisco como langostinos o camarones y esa inercia provocará combinaciones producto más de la improvisación que de la inspiración.
Recordemos tener una buena bolognesa congelada en el freezer que aplica a unos buenos spaguetti o a una polenta con queso en un mediodía de invierno atenazante.
Tip: la bolognesa adquiere un punch adicional si en lugar de carne picada, usamos el relleno de dos o tres chorizos; los hombres en los 40´s viven al borde porque empiezan a tener certeza de la muerte.
Es legendaria la relación del hombre con su carnicero, pero un hombre en los 40´s sabe que esa relación ha sido sobrevaluada en pos de elevar el mito del asado y la mística del asador; pero se trata de la comida más simple y primitiva que puede ejecutar un cocinero y apenas ha variado desde el paleolítico en su técnica aunque sí en las carnes disponibles.
La economía de cazadores recolectores nómades varió hacia la agroganadería sedentaria y del del filet de mamut a las costillas de novillo. El proceso ha sido notoriamente lento por lo que un hombre en los 40´s reconoce un buen pedazo de carne, por su color y textura más allá de la relación que tenga o no con el carnicero.
Más delicada es la relación con el verdulero/a; El hombre en los 40´s ha forjado una relación genuina con el comerciante de su barrio y este, en confianza, le va a saber sugerir las frutas y verduras de estación que no sólo son más económicas, sino que son más suculentas y frescas y mejor aún, las que son de producción local.
Es un pecado comprar frutas y verduras en el super; es más caro, menos fresco y no podemos chusmear con las vecinas mientras elegimos un par de pomelos.
El hombre en los 40´s tiene como mínimo, una buena botella de vino tinto. No faltará la cerveza, algún aperitivo fresco para combinar con jugos y ha aprendido, con dolor, a evitar las bebidas gaseosas. Los licores de postre siempre son recomendables. De las bebidas blancas, el ron es muy versátil, pero no hay que descartar un buen tequila. Además tendremos un buen whisky cuidando siempre, por el bien de nuestra salud, productos de buena calidad (es una inversión necesaria). Detalle importantísimo; el hielo siempre debe ser mucho y para evitar el cuello de botella impuesto por las deficientes cubeteras vamos a hacer hielos en recipientes tipo tupper; una vez congelados, desmoldamos en la bacha y con certeros golpes de picahielos (no nos engañaremos y usaremos más probablemente un destornillador) vamos a lograr pedazos de hielo manejables, que vamos a guardar en bolsas. Los exigentes harán hielo con agua mineral y aunque parezca exagerado, entendamos que es una grosería echarle cloro a un buen whisky escocés.
En la heladera no debe faltar manteca, mostaza y frutas; y unas pastas rellenas en el freezer. En la alacena no debe faltar aceite de oliva, de maíz; fideos secos, tomates en lata y un buen surtido de especias. El café no debe faltar ni siquiera en pleno verano (siempre ese que muelen adelante nuestro) y tampoco una buena miel de chacra.
Los hombres en los 40´s no tienen una receta predilecta, pero si tienen un par de caballitos de batalla. Si por ejemplo se nos impone una cita imprevista, podemos saltear unos camarones o langostinos a los que les vamos a agregar unos portobello, ajo y ciboulette y finalmente unos cherry frescos. Esa mezcla la agregamos a unos buenos sorrentinos o ravioles y tenemos un plato contundente para agasajar a la persona amada. (La soledad no implica una disciplina monástica). El postre será igual de ágil: unos frutos rojos rápidamente caramelizados en una olla pequeña que serviremos tibios con helado de crema de buena calidad. Dos platos simples que nos permitirán charlar mientras cocinamos y tomamos un buen vino.
Para una juntada en grupo, la bordignon o fondue de carne es la opción más divertida porque tiene un ritmo lento que anima a la charla. Por alguna razón (esto es pura experiencia personal) los gustos tienden hacia la carne de pollo y de cerdo. Las salsas para la bordignon son muy variadas y es divertido que participen todos los comensales ya que se acostumbra a que cada uno traiga dos o tres salsas para hacer más variada la oferta.
Para agasajar a alguien, tratamos siempre de saber mínimamente sus gustos; pero podríamos animarnos a una paella andaluza, caracterizada por llevar toda clase de mariscos y que bien presentada es impresionante. No supone una complejidad mayor más que la de cierta pre preparación, que consiste en hacer un caldo de calamares y especiarlo con azafrán para la cocción final del arroz.
El soundtrack variará según la hora, la ocasión y el ánimo pero bien podemos hacer una selección inicial:
Nouvelle Vague – This Is Not A Love Song.
Hooverphonic – Mad About You.
Traffic In The Sky – Jack Johnson.
Lianne La Havas – What You Don’t Do.
Paolo Nutini – Better Man.
La Garfield – Mala.
Aretha Franklin – (You Make Me Feel Like) A Natural Woman.
You and I – Ingrid Michaelson.
Eli Almic – Sin saber muy bien cómo.
Cassius – I Love U So.
LION BABE – Treat Me Like Fire.
The Way I Am – Ingrid Michaelson.
Capital Cities – Nothing Compares 2 U.
Alt-J – Left Hand Free.
The Knocks – Time.
FLAMINGO PIER – Say It Like You Mean It.
The 2 Bears – Not This Time.
Jungle – Time.
Salt ‘N’ Pepa – Whatta Man.
The Sonics – Shot Down.
“Wetter” by The Singularity Electronic Rock.
It’s Ok – Big Black Delta.
Mark Ronson – Feel Right.
Poldoore – But I Do.
Shake It Off – Vintage Motown Taylor Swift Cover ft. Von Smith.
C2C – Down The Road.
The xx – On Hold
Producción: Horacio Lara
hlara@rionegro.com.ar
@LaraHoracio
WhatsApp: 298-154-551-551
Texto: Gustavo Scattareggia
Instagram: gscattareggia
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