“Viedma, capital del abandono”

Desde hace un tiempo demasiado extenso ya, los habitantes de la capital de la provincia somos espectadores, entre el enojo y la resignación, de la caída de nuestra ciudad en el más profundo abandono.

Que se han asfaltado calles es tan cierto como que la preocupación fundamental de la actual administración es… mantener bella la costanera. Y es que la ciudad, según dicen los viejos vecinos, “se termina en la calle Rivadavia”. Y algo de razón tienen, ya que fuera del círculo virtuoso de las zonas favorecidas, los que vivimos un poco más allá (pero pagamos impuestos, tasas y contribuciones como si viviéramos “acá”) hemos visto disminuir nuestra calidad de vida notablemente.

Porque gobernar no es sólo hacer obra pública, en la “otra Viedma” las escasas veredas, generalmente sin pavimentar, suelen estar ocupadas por la chatarra y los autos de los cientos de talleres mecánicos que funcionan en la calle extendiendo su actividad, en muchos casos, por toda la cuadra.

Amparado por el desconocimiento de la normativa vigente –que la hay y es muy clara– cualquiera hace lo que le conviene: se venden, desarman y rearman vehículos, se arreglan y prueban motores, se golpea chapa y se utilizan compresores en lugares no habilitados como patios y en la vía pública provocando todo tipo de contaminación. Siempre y cuando no sea en la calle Buenos Aires, parece que todo vale.

La falta de veredas y la ocupación del espacio público es un hecho cotidiano que importa solamente a quienes lo padecemos. Viedma es, no muy lejos del centro, intransitable a pie.

Ruidosa, sucia, descuidada, violenta e insegura, la ciudad es el resultado del abandono de muchos años y de la falta de aplicación de las normas vigentes. El Poder Ejecutivo municipal ha olvidado que es el Estado el que tiene el deber ineludible de educar al ciudadano. Desconoce que la aplicación de las normas que reglamentan los derechos y deberes de las personas es una obligación de quienes gobiernan e ignora que los habitantes de la ciudad son, además, ciudadanos y no meros votantes.

No es inocente el abandono de la ciudad, forma parte de la consolidación de la política clientelar destinada a sostener en el poder a los de siempre. A cambio del apoyo se permite que la gente sobreviva como puede, aunque más no sea que aporreando chatarra en los oídos del vecino o en la vía pública y dejando sobre el pavimento sus huesos, sus riñones y sus esperanzas. Hasta que se haga cargo de ellos el empobrecido hospital público esa mano de obra valiosa, que capacitada y encauzada contribuiría al crecimiento local, es relegada a la baja calificación y al eterno conflicto vecinal. Mientras tanto, el sordo y ciego Ejecutivo municipal educa a los hijos de cientos de personas abandonadas a la marginalidad y les enseña que todo vale, que pueden hacer lo que quieran, sin límites, en cualquier parte excepto en la bella costanera.

Alejandra Elisa López

DNI 14.510.480

“A cambio del apoyo, se permite que la gente sobreviva como puede, aunque más no sea que aporreando chatarra en los oídos del vecino o en la vía pública y dejando sobre el pavimento sus huesos, sus riñones”.

Alejandra Elisa López

DNI 14.510.480

Datos

“A cambio del apoyo, se permite que la gente sobreviva como puede, aunque más no sea que aporreando chatarra en los oídos del vecino o en la vía pública y dejando sobre el pavimento sus huesos, sus riñones”.

Desde hace un tiempo demasiado extenso ya, los habitantes de la capital de la provincia somos espectadores, entre el enojo y la resignación, de la caída de nuestra ciudad en el más profundo abandono.

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios