Lucha entre dos concepciones
Los candidatos en la batalla por el Elíseo están poniendo toda la carne en el asador: el duelo entre la populista de derechas Marine Le Pen y el centrista y nuevo fenómeno de la política francesa Emmanuel Macron es duro, sin contemplaciones y está al rojo vivo.
Sobre todo Le Pen está desplegando toda su artillería y acusa a Macron de una “blitzkrieg social”, lo descalifica por estar del lado de la globalización y habla de él como un frío banquero al que no le interesa el bienestar de la guerra corriente. Mientras, ella se presenta como enemiga de la Unión Europea y “candidata del pueblo”, en una clara estrategia para revertir las encuestas que la sitúan por detrás en la segunda y decisiva vuelta de las presidenciales, el domingo.
A principios de la semana pasada, Le Pen parecía haber pillado por sorpresa a Macron, de 39 años y escasa experiencia política. “Se ve que un neófito se topa con una curtida y veterana política”, aseguró el analista Jens Althoff. Le Pen pasó a la ofensiva nada más conocerse los resultados de la primera ronda de las presidenciales, celebrada el 23 de abril; mientras que Macron dio la sensación a algunos de estar demasiado convencido de su victoria.
Así, Le Pen asestó a su rival un buen golpe de efecto cuando a mediados de semana se presentó en la misma fábrica en la que Macron conversaba con dirigentes sindicales. El político centrista se encontraba en la Cámara de Comercio de Amiens, en el norte de Francia, hablando con los sindicalistas de la amenaza de cierre mientras la candidata ultraderechista acudió a visitar a los empleados.
Macron se vio entonces obligado a hacer lo mismo y fue recibido con silbidos por los trabajadores, que estaban llevando a cabo una protesta. Al menos, el exministro de Economía con el actual gobierno socialista logró aguantar el debate con los trabajadores, superando así una prueba de fuego.
Desde entonces la joven esperanza de los europeístas ha pasado al ataque y no quiere dejar “ni un centímetro” del que Le Pen pueda sacar partido. Le increpó por el escándalo de los asistentes contratados con dinero de la Eurocámara y para hoy programó en el último minuto una visita a Oradour-sur-Glane, donde soldados nazis perpetraron una matanza durante la Segunda Guerra Mundial en la que murieron 642 personas. Toda una referencia clara al hecho de que su padre y predecesor en el Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, ha negado en varias ocasiones los crímenes nazis.
Además, el FN tiene otro debate histórico abierto que le persigue: hace unos años, el miembro del partido Jean-François Jalkh al parecer expresó sus dudas sobre que los nazis hubiesen empleado el gas Zyklon B en los campos de exterminio para masacrar a personas.
Él mismo ha negado haberlo dicho, pero fue apartado rápidamente de la presidencia temporal del Frente Nacional que Le Pen había dejado con el objetivo de llegar a un público más amplio. Le Pen hija intenta desde hace años ofrecer una imagen más moderada de su partido.
Decisivos en la segunda vuelta de las elecciones son los seguidores del conservador François Fillon y del candidato de la Izquierda Insumisa, Jean-Luc Mélenchon. Ambos obtuvieron cerca del 20% de los sufragios y Le Pen intenta sobre todo captar a los votantes de la izquierda contrarios a las propuestas económicas de Macron. Incluso publicó un video en el que apela de forma explícita a los seguidores del movimiento de Mélenchon.
Llama la atención, sin embargo, que aunque las fuerzas moderadas de la política francesa se han posicionado contra Le Pen, la movilización es menor que la registrada en el 2002, cuando el padre de Le Pen sorprendió al pasar a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Martial Foucault, director del instituto demoscópico Cevipof, dijo estar muy sorprendido por la lenta reacción al pase de Le Pen a la segunda vuelta. “Casi hay la sensación de que era inevitable”, dijo.
La gran cuestión ahora es si la gran ventaja con la que cuenta Macron en las encuestas podría conducir a una baja participación de la que Le Pen sacaría partido. En una cosa sí están de acuerdo ambos: con Macron y Le Pen se dan dos formas completamente antagónicas de entender el mundo. Muchos ven difícil que Marine Le Pen gane, pero Macron sí podría perder.
*DPA
La gran cuestión ahora es si la gran ventaja con la que cuenta Macron en las encuestas podría conducir a una baja participación de la que Le Pen sacaría partido.
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- La gran cuestión ahora es si la gran ventaja con la que cuenta Macron en las encuestas podría conducir a una baja participación de la que Le Pen sacaría partido.
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