Reforma educativa en los penales: ¿acceso igualitario o ajuste?

El paso de una educación convencional a una “por módulos” dentro de las cárceles en Río Negro trajo debate y malestar entre varios de los sectores involucrados. ¿Se facilita el acceso igualitario o se debilita la formación ajustando los gastos?

Durante poco más de tres años funcionó en Río Negro una modalidad educativa en contextos de encierro que buscó ofrecer no sólo conocimientos, si no también hábitos para la reinserción.

Ahora, el Ministerio de Educación provincial decidió cambiar las cosas. Estableció, sin transición, aplicar el mismo sistema que originalmente se pensó para que estudiantes de zonas rurales o alejadas pudieran terminar la secundaria, en el marco de la Reforma de Nivel Medio.

Los traslados de los internos, los problemas de convivencia y los supuestos bajos resultados fueron algunos de los argumentos que socavaron lo que se venía haciendo y motivaron la demanda de “flexibilizar”. CEPJA (Centros Educativos para Jóvenes y Adultos) es el nombre de los nuevos espacios de capacitación.

El eje es una estructura de contenidos por “módulos”, tal como lo explicó en un comunicado del Ministerio en diciembre de 2015. Permite la inscripción en cualquier época del año, siguiendo los “recorridos” temáticos que el alumno haya “decidido realizar” y acompañado por un tutor docente. Lo que para el Gobierno es “asegurar el acceso igualitario”, para quienes lo rechazan es un “retroceso”, en el que se debilita el respaldo necesario para los detenidos que quieran aprender y no sepan cómo lograrlo.

Docentes, directivos y jueces defienden la actual modalidad, por considerarla sin diferencias y de igual calidad a la que se dicta fuera de la cárcel (como dice la Ley 26.695). No se limitan a las estadísticas: valoran el crecimiento del estudiante, por individual que sea, porque lo ayuda no sólo a él, sino también a la comunidad, que tarde o temprano volverá a verlo transitar en la calle.

Enumeran entre los objetivos para los reclusos incorporar responsabilidades y una rutina que quizás nunca antes habían aprendido; ofrecer un lugar donde no estar “alertas”, donde leer lejos de las burlas; y mostrarles que son capaces de verse a sí mismos haciendo algo más, que no sea delinquir.

Desde 2012 y con clases de lunes a viernes, de 9 a 12.50, muchos se formaron bajo el título de “Bachiller especializado en Relaciones Humanas”.

Ese trabajo lo desarrollaron cinco “anexos” de Centros Educativos de Nivel Secundario (CENS), dando clases dentro de los penales. Pero la mutación a los CEPJA trajo malestar a incertidumbre.

Las voces que dialogaron con “Río Negro” hablan desde la experiencia en Roca, el penal con más población de la provincia. Pero los ejemplos se multiplican en Viedma, Cipolletti, Bariloche y el Valle Medio.

Según la Resolución 3165 del Consejo Provincial de Educación, los CEPJA “les permiten a los estudiantes una asistencia discontinua o dejar por un tiempo y retomar” desde donde quedaron. Si bien valora la asistencia, se define por una cursada “semipresencial”, con el apoyo de material teórico impreso o en plataforma virtual.

Para testigos del proceso educativo carcelario como la vicedirectora del CENS roquense N°7, Nancy Rodríguez, la nueva propuesta habla de un “desconocimiento total de la vida en el pabellón (…) ahí no sobra el tiempo, hay hostigamiento”, descargó.

“Hablar de números es lo que le da a Educación la posibilidad de cerrar estos espacios”, reprochó la docente, convencida de que aún es muy pronto para pensar en reformar. No sucede lo mismo en el ámbito federal, donde de hecho, no habrá cambios.

Si bien es baja la cantidad de egresados, son muchos los que al menos eligen la apuesta: tanto en Roca como en Bariloche, casi la mitad de la población carcelaria busca iniciar o completar un ciclo, ya sea primario o secundario. “Ver los cambios que van haciendo es maravilloso (…) hay un trabajo que va más allá de lo pedagógico”, sostuvo Rodríguez.

La institución secundaria para la que ejerce, a cargo del director Daniel Maurino, funciona “afuera” como nocturno y a la vez siguió la vida administrativa del anexo dentro del Penal N° 2. “Ahora no sabemos quiénes lo van a hacer, a nosotros nos han dado mínima información”, se quejó también Nancy.

Otra integrante del sector docente, Lorena Faath, repudió que “el Estado avale la idea de que son alumnos de cuarta”. Ella fue tutora socieducativa, tallerista y profesora entre los reclusos de Roca. Hoy se desempeña como preceptora, en el mismo ámbito pero en Cipolletti.

Por sus años de experiencia, lamentó las pérdidas que tendrán que afrontar los internos frente a los cambios, como la falta de contacto, de una rutina, de herramientas para la comprensión. “Desde leer, agarrar un lápiz, hasta responder una consigna, todo es un desafío, porque vienen de mucho analfabetismo y años de distanciamiento con la educación”, describió la profesional, rechazando que se reduzca el apoyo pedagógico del maestro al de un mero tutor.

La cuestión laboral también la tiene inquieta. “Hicimos un post título de tres años sobre educación en contextos de encierro y ahora ni siquiera está claro si hay que estar especializado. Tenemos que llenar una planilla como si fuera un CV y esperar a que te llamen”, planteó Faath. “No se con quién compito, y en qué condiciones (…) Aporté todo, me enamoré de mi trabajo y hoy me siento estafada”, se desahogó.

La intención frente a los cambios es coordinar con los otros anexos de la provincia para volver a sentarse a discutir con las autoridades.

Quien también busca ampliar el debate es el juez de Ejecución Penal, Juan Pablo Chirinos. “Nuestro desafío es meter la universidad en la cárcel, no sacar el secundario”, afirmó sobre el tema, buscando reordenar las prioridades desde el lado judicial. Consideró que la nueva modalidad “se basa en la excepción, que son los internos de la tarde” (el turno en el que asisten aquellos que tienen problemas de convivencia). En realidad, “la regla son los de la mañana y funciona”, recalcó.

A su entender, fue “un poco apresurado arrancar así”, sin adaptación, y se mostró preocupado por las consecuencias que la incertidumbre pueda traer dentro de los pabellones. “Genera tensiones si esto no se habla con claridad”, advirtió, porque “son cosas en las que los internos sienten que se juega con su libertad”.

La relación entre cumplir con la escuela y el acceso a beneficios como las salidas transitorias, la libertad asistida o la condicional es directa. Es gracias a los pedidos de aplicación del artículo 140° de la ley 26.660 (“estímulo educativo”), que pueden adelantar el acceso a esas posibilidades.

Por ejemplo, hasta el 2016 a cambio de un año de estudio comprobado, podían empezar a salir un mes antes y así sucesivamente, a partir de los distintos talleres y cursos que hicieran. Este plazo acumulativo sólo puede sumar hasta 20 meses, lo que no reduce el total de años de condena establecido. “La ley no le regala nada a nadie, depende del esfuerzo personal de cada uno”, aclaró el magistrado.

Si bien reconoció que el CEPJA se va a aplicar de todos modos, pidió: “hagamoslo funcionar bien, muestren que esto puede ser un cambio positivo, entonces después va a ser más facil. La principal duda es como va a funcionar esto en el día a día de clases (…) arrancar en marzo con un sistema no probado puede llegar a significar hasta un riesgo de seguridad”, concluyó.

La cuestión a nivel provincial la analizan junto a Chirinos los otros tres jueces de Ejecución Penal: Lucas Lizzi (Cipolletti), Juan Martín Arroyo (Bariloche) e Ignacio Gandolfi (Viedma).

Y consultado sobre la posibilidad de que la reforma responda a un ajuste de gastos, remarcó: “puedo entender que esto es caro, hay otros sistemas que pueden ser más baratos, pero la ley así como está diseñada no implica que sea barata, por dos cosas: obliga a darles educación a todos por igual y sino le dan yo se las puedo hacer pagar por afuera”.

Entrevista a Raúl López, coordinador educativo

Las diferencias

Menos asignaturas no es “menos calidad”

El reclamo de los detenidos

“Puedo entender que esto es caro, pero la ley así como está diseñ ada no implica que sea barata, por dos cosas: obliga a darles educación a todos por igual y sino le dan yo se las puedo hacer pagar por afuera”

juez de Ejecución Penal, Juan Pablo Chirinos.

“La escuela es como el paraíso del penal, hay autodisciplina, no hay gente armada y los alumnos adquieren sentido de pertenencia “

Raúl López, coordinador educativo dentro del Penal 2 de Roca.