La nueva terapia sin efectos adversos contra los invalidantes dolores crónicos

Desde los típicos padecimientos de las artrosis hasta las secuelas de algunas cirugías, todos se tratan con eficacia por medio de periódicas inyecciones subcutáneas de dextrosa al 5%.

¿Existe el analgésico perfecto para los achaques crónicos? Es decir, que calme el dolor, sea duradero, no tenga efectos adversos ni contraindicaciones de uso y que además promueva la regeneración de la zona afectada en, a lo sumo, seis aplicaciones. Parece que sí. La neuroproloterapia o tratamiento por inyecciones perineurales (distinta de la proloterapia clásica) es una técnica no tan novedosa como sí poco conocida a nivel mundial que una médica de familia de Roca ha empezado a difundir a partir de su propia experiencia con pacientes aquejados de los más diversos dolores.

Consiste básicamente en aplicaciones subcutáneas de dextrosa al 5% con una aguja muy finita en las áreas afectadas cuyo efecto calmante progresa entre 15% y 20% con cada sesión hasta llegar al 80% o la desaparición total al término del tratamiento.

Brenda Rabey (42) quien egresó de la Universidad Nacional de Buenos Aires, conoció la técnica creada hace más de 12 años por el médico neozelandés John Lyftogt siendo médica residente en el Hospital Italiano, donde hizo la especialidad en Medicina Familiar.

Confiesa que primero tuvo que vencer su propia suspicacia acerca de que “un poco de agua con azúcar” pudiese tener un impacto tan espectacular en la calidad de vida de personas que acarrean dolores persistentes de rodillas, hombros, mano, pie, cadera, lumbalgias y cervicalgias ocasionadas por artrosis, degeneración de discos, lesiones deportivas o de origen ocupacional o postural.

“Es inocua, cualquiera la puede usar –se entusiasma– no tiene contraindicaciones. El paciente se va y dice ‘ahora no me duele’ y eso me da mucho placer como profesional; me dedico mucho al dolor oncológico donde siempre hay de por medio una medicación”.

P- ¿Esto para el dolor oncológico no funciona?

R- “Estamos haciendo ahora un estudio en pacientes oncológicos donde muchas veces, después de la quimioterapia quedan secuelas de neuropatías por la misma medicación, empezamos con los oncólogos un protocolo de tratamiento de este tipo de dolores. Estamos recién arrancando”.

P- Por lo que me cuenta es poco conocido…

R- “Sí, en el Hospital Italiano se realiza hace muchos años pero la verdad es que hay colegas que no están muy de acuerdo, porque por supuesto esto disminuye las cirugías, e inclusive no creen mucho en esto de ‘un poco de agua con azúcar’. Pero yo dije, voy a intentar –porque al principio tampoco creía demasiado– pero uno ve que el paciente se va sin dolor y empieza a confiar en uno mismo y en la técnica”.

P- ¿En qué se basa la propiedad analgésica de este tratamiento?

R- “Se cree que el dolor es una alteración en la homeostasis de todo lo que rodea al nervio y que compone la estructura miofacial del cuerpo –músculos, tendones– y como todo lo que se va desgastando hay una alteración importante, un desequilibrio del sodio, del potasio. Y la glucosa viene a restablecer y estimular los canales de sodio y de potasio. Y al ingresar en la célula y restablecer el medio interno de la propia célula, eso generaría reparación del nervio y por eso es tan novedoso y para mí muy revolucionario porque hasta ahora teníamos menos herramientas. Y como la expectativa de vida es más larga, el dolor es el motivo de consulta más frecuente; no hay paciente de 80 años que no tenga un dolor”.

P- ¿Ha tenido casos donde no ha funcionado?

R- “Me ha pasado; en general donde no ha funcionado es porque el diagnóstico no es correcto, porque no estamos tratando el lugar que corresponde. Por supuesto que hay sensibilidades diferentes y cada persona tiene la suya. Todos tenemos un umbral de dolor distinto y uno pretende sacar totalmente el dolor. En muchos casos se logra, en otros mejora la calidad de vida. Es un tratamiento complementario”.

P- ¿Con este tratamiento puede ser que el dolor sencillamente desaparezca?

R- “Sí, así es. Estoy haciendo también mi propia experiencia pero me parece que es un arma que el paciente no puede desconocer que existe. Lo que dice el inventor de la técnica es que siempre vale la pena intentarlo”.

P- ¿Son dolorosas las inyecciones?

R- “No, porque se hacen con una aguja muy finita -27G- a nivel subcutáneo (superficial) y un dispositivo específico que genera muy poco dolor”.

“En un dolor muy agudo se hacen dos sesiones en dos semanas, y luego se repite el tratamiento una vez al mes por entre 4 a 6 meses”.

Brenda Rabey, médica de Familia y especialista en neuroproloterapia.

Las mayores ventajas

del tratamiento

Es inocua, sin efectos adversos ni contraindicaciones.

Mejora la inflamación en forma natural sin interrumpir los procesos naturales de sanación que tiene el cuerpo.

Estimula la formación de colágeno nuevo.

No aumenta la glucemia en pacientes diabéticos y se puede aplicar sin inconvenientes en los anticoagulados.

Datos

“En un dolor muy agudo se hacen dos sesiones en dos semanas, y luego se repite el tratamiento una vez al mes por entre 4 a 6 meses”.

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