Bariloche se encamina hacia otra elección ajustada
Haciendo honor a su tradición, la ciudad con mayor número de habitantes de Río Negro vislumbra un final reñido a dos meses de las elecciones. Ahora son cuatro los postulantes más firmes.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- Aunque el 31 de agosto todavía está lejos, los jefes de campaña ya tienen los nervios a flor de piel. En todos los partidos asumen que el resultado de Bariloche será clave para definir quién gobernará la provincia en los próximos cuatro años, pero la impresión común es que nadie saca diferencia y el fallo de las urnas se mantendrá impredecible hasta último momento.
Miguel Saiz (UCR) y Carlos Soria (PJ) son hasta ahora los que parecen llevar la delantera. Pero en un escenario que está lejos de ser una polarización clásica, ya que Julio Arriaga (FG) y Eduardo Rosso (MARA) tienen fundadas aspiraciones de superar el 15% de los votos.
Hasta hace un par de meses, Soria llevaba una ventaja apreciable. Pero Saiz logró levantar a fuerza de presencia permanente en Bariloche y la confirmación de su sociedad con el intendente Alberto Icare, que irá por la reelección en la boleta radical.
Osvaldo Nemirovsci, uno de los hombres fuertes del PJ local, aseguró que hay varios sondeos que ubican primero a Soria «con 5 ó 7 puntos» de diferencia sobre Saiz.
Sin embargo, otro relevamiento atribuido a la fundación Proyecto Sur da cuenta de un empate cerrado entre Soria (16,9%), Saiz (16,7%) y Arriaga (16,1%), seguidos de cerca por Rosso (13,9%) y un considerable 22% de indecisos.
Con todos los reparos que generan las encuestas tan anticipadas, el radical Hugo Castañón dice que las suyas marcan una pulseada mano a mano entre Saiz y Soria «con 20/25 puntos para cada uno». Hace la salvedad también de que «en febrero Saiz en Bariloche no pasaba de los 8 puntos» y desde entonces creció a ritmo sostenido.
Otro referente veranista, Marcelo Cascón, descontó que la alianza con Icare tiene mucho que ver con el repunte y también aportaron su parte los exabruptos de Soria. «Estamos viendo de a-segurarle pasajes y micrófonos para que venga más seguido a Bariloche», se burló.
Sin embargo, los radicales creen que a esta altura su fórmula para la provincia tendría que haber despegado un poco más y observan con preocupación la diferencia del 20% que señalan las encuestas entre la intención de voto de Icare y la de Saiz. Se consuelan argumentando que «en la realidad no se va a dar ese resultado porque es imposible que haya tanto corte de boleta».
La incógnita es si llegada la hora, el intendente traccionará
hacia arriba a su socio roquense o si será al revés.
El PJ, mientras tanto, encuen-tra dificultades serias para sostener la supremacía que hasta no hace mucho le adjudicaban las encuestas a Soria. Un evidente punto en contra es la demora para definir su candidato a intendente. Todo indica que terminarán ungiendo a un referente con historia de militancia dentro del partido (Ricardo Ledo o Gonzalo Madrazzo), que puede garantizar el piso histórico de votos del PJ pe-ro dificultaría la captación de independientes.
El PJ reconoce que tiene un déficit en los barrios más humildes, donde incluso perciben que muchos justicialistas votan a Icare y eso podría favorecer a Saiz. Hacia allí apuntó en definitiva la jugada del veranismo, que resignó postular un candidato propio y terminó apoyando al dirigente vecinalista.
Un repaso rápido por las últimas elecciones para gobernador permite comprobar que en 1995 Remo Costanzo ganó en Bariloche 38,7% de los votos y Verani obtuvo el 28,9%. El mis-mo día se eligió intendente y también se impuso el peronista César Miguel.
En el '99 la elección se desdobló y Verani le ganó a Costanzo por 5 puntos (33,6 a 27,4%). Cuatro meses después el radical Atilio Feudal ganó el municipio con el 38,6% sobre el 19% del peperreísta Carlos Bravo.
Mirando estos números los candidatos calculan que con el 35% en Bariloche deberían darse por buenos. Los electores, en tanto, se toman su tiempo para decidir y seguir cultivando su tradicional desapego de las figuras hegemónicas.
SAN CARLOS DE BARILOCHE (AB)- Aunque el 31 de agosto todavía está lejos, los jefes de campaña ya tienen los nervios a flor de piel. En todos los partidos asumen que el resultado de Bariloche será clave para definir quién gobernará la provincia en los próximos cuatro años, pero la impresión común es que nadie saca diferencia y el fallo de las urnas se mantendrá impredecible hasta último momento.
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