“¿Diciembre difícil o catastrófico?”

Carta abierta al gobernador de Río Negro: su frase “quizás” es de poca visión señor gobernador. Y lo digo con pleno conocimiento de causa, ya que con sus declaraciones diarias sobre lo mal que estamos en esta provincia lo único que hace es meter más leña al fuego, y no tiene “unidades nuevas de los bomberos” para que le apaguen el incendio de fin de año.

Los empleados públicos de la Provincia están ya con las brasas encendidas en sus manos desde el momento en que sistemáticamente se ha negado a abrir las paritarias para tratar el tema de los salarios, y ni siquiera quiere tratar, o al menos dialogar, sobre empezar en el mes de enero de 2017 un aumento que sea acorde al índice inflacionario que nos ha sobrepasado en lo que va del año.

La verdad que no se entiende a dónde van a parar las riquezas que produce esta provincia, ya que no se ven reflejadas en la obra pública, que es decir bastante en este caso puntual.

Los policías de esta provincia se vienen aguantando sus broncas porque son respetuosos y a la postre garantes del sistema democrático, cosa que usted olvida muchas veces de forma sistemática, manejando a la provincia y sus “subordinados” (jefes y reglamentaciones) a su antojo. Lo que usted pregona sistemáticamente se llama demagogia (empleo de halagos, falsas promesas que son populares pero difíciles de cumplir y otros procedimientos similares para convencer al pueblo y convertirlo en instrumento de la propia ambición política). Como esposa de un policía puedo decirle que sigo cada noticia policial que aparece, como sigo cada comentario que hace en los medios periodísticos, analizo lo que hace y dice en todo momento, y he llegado a esta infeliz conclusión de que lo que usted hace se llama demagogia. Nadie más tiene este derecho, porque para ejercerla hay que tener poder, como el que usted tiene en estos momentos.

Juega con la necesidad de los docentes, de los policías, de la totalidad de los empleados públicos provinciales. Casi todos tienen un sindicato que defiende a sus afiliados de los abusos del gobierno, y digo casi porque la Policía es la única excepción debido a que se le deniega –repito, sistemáticamente– lo estatuido en el artículo 14 de nuestra Constitución nacional.

De todo esto nada de nada señor gobernador. A los maestros los tiene trabajando sin recursos al igual que al trabajador policial, que muchas veces debe concurrir a los llamados en un vehículo particular porque no disponen de patrulleros. En las oficinas públicas de la policía son ellos mismos los que compran insumos para que el ciudadano común se vaya de la dependencia policial con su trámite hecho (suelen comprar hasta los ganchos para las abrochadoras o gestionar, pedir que le regalen, la recarga de cartuchos de tinta para poder usar las impresoras). Hay comisarías y destacamentos que están en la total ruina, pero la obra pública para la policía no aparece ni aparecerá.

Lo último que estaría faltando es que el maestro compre su propia caja de tiza para poder escribir en un pizarrón, y estoy más que convencida de que no solamente pasa en esta dos instituciones, sino que la paradoja (dicho o hecho que parece contrario a la lógica) se da en todas la instituciones de la provincia, y para esto tengo otra palabra –por si no la conoce–: desidia (falta de ganas, de interés o de cuidado al hacer una cosa), palabra que es necesaria para que exista la otra, o sea, la demagogia.

Elizabet Iraira

DNI 27.525.830

“A los maestros los tiene trabajando sin recursos al igual que al trabajador policial, que muchas veces debe concurrir a los llamados en un vehículo particular porque no hay patrulleros”.

Elizabet Iraira