Don Celestino Andrés Sagaseta, hombre de férreas convicciones peronistas
En una fecha tan importante como el 24 de febrero de 1946, cuando el general Perón triunfaba en los comicios a nivel nacional y daba lugar al inicio de su primer mandato como presidente de la Nación, no puedo menos que recordar a un hombre como don Celestino Sagaseta, militante activo que concurría a las manifestaciones aun cuando el peronismo estaba proscripto. Fabricaban antorchas con estopa de los bujes de los vagones ferroviarios y salían a caminar las avenidas Argentina y Olascoaga a favor de Perón. “Eran épocas de honestidad –nos dijo durante una entrevista–: esta casa me la hice trabajando de changador”. Sagaseta llegó a ser diputado por el Partido Justicialista, pero hoy cobra su jubilación de ferroviario. Celestino nació el 26 de febrero de 1929 en Neuquén, capital del territorio. Es hijo de Carmen Baeza, chilena, y de Andrés Eleuterio Sagaseta, vasco español, quien se radicó en la década del 20 en San Martín de los Andes para trabajar en la casa de ramos generales de Elorriaga. Posteriormente se radicaron en Paso Miranda, donde abrieron ellos mismos una casa de ramos generales. A los seis años, Celestino concurrió con su padre a la inauguración del puente carretero. Consecutivamente se trasladaron a Cervantes, donde abrieron un negocio de ramos generales al que llamaron Los Andes. “Era la época de comprar con libreta y pagar a fin de mes”, nos contaba. Con el tiempo el negocio se fundió y le remataron casi todo. Por esta razón vinieron a Neuquén capital; pusieron un bodegón en la calle Sarmiento, donde estaba la imprenta de Pintos. Celestino ingresó al ferrocarril el 13 de abril de 1949, a los 20 años, como peón. Se encargaba de limpiar la estación y de lustrar los objetos de bronce, como la campana. Controlaba las barreras del paso a nivel y posteriormente estuvo en tráfico con el Sr. Moreno en Cipolletti. Con el ferrocarril recorrió muchos lugares, pues los trasladaban por el valle y por Bahía Blanca hasta La Pampa. Recuerda la cuadrilla, llamada “zorra”, que era la encargada de reparar las vías. Pero “siempre sus trabajadores fueron olvidados del escalafón; estaban a disposición las 24 horas del día para todas tareas, como limpiar cloacas”, recuerda Celestino con su carácter profundamente solidario y repleto de justicia. Su carrera ferroviaria terminó cuando ascendió a auxiliar, hasta que la revolución de 1955 lo dejó sin trabajo y comenzó a trabajar en repartos de frigoríficos. Con su gran corazón peronista nos dice: “Perón era un hombre de barricada; decía: ‘¡Abran las tranqueras!’, porque estaban los obreros esclavizados en el campo”, recuerda Celestino. Sus fieles compañeros peronistas fueron Alfredo de Martín, Benedicto Ocampos, Jorge Forestier, Ángel Romero, Pedro Quarta, Alé Rada, Luis Alonso, Leonor Di Rago, Mohana de Alonso, Rogelio Rodríguez, Perla Cónsoli, Tota Suárez, Rosina Nones de Rodríguez, Agapito Cortez Rearte, Donato Ruiz e Idalia Ligaluppi, entre tantos. Por aquel entonces Neuquén era territorio nacional, por lo que sus habitantes no tenían voz ni voto. Sin embargo, ese grupo de hombres se jugaba por sus ideales peronistas. Recordemos que los territorios nacionales se convirtieron en provincias con la ley 14408 dictada en el segundo mandato de Perón, pero la provincialización no se llevó a cabo debido a la caída de su gobierno en 1955. A pesar de ello, continuaron con la militancia intacta. Noble historia la de Celestino; el ferrocarril y los ideales peronistas fueron el centro de su vida. Y la honestidad de un diputado –mandato cumplido– nos honra. Un ejemplo a seguir. Beatriz Carolina Chávez DNI 6.251.256 Neuquén
Beatriz Carolina Chávez DNI 6.251.256 Neuquén
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios