Del auge de los ferrocarriles al freno de la privatización

Edgardo Montalbetti vino a la región trasladado por el Ferrocarril Roca y al poco tiempo la ola privatizadora del gobierno justicialista de Carlos Menem lo dejó sin trabajo. Pero su experiencia le sirvió para volver a la actividad ferroviaria, en la parte logística.

Historias de vida

Belén Coronel

bcoronel@rionegro.com.ar

CIPOLLETTI (AC).- “En todas las partes del mundo el ferrocarril es lo más importante que hay, sin embargo acá no se hizo nada… lo dejaron caer”. Desde que tiene uso de razón, Edgardo Montalbetti camina los rieles del tren. Con 68 años fue testigo del apogeo de la actividad ferroviaria, cuando existía Ferrocarriles Argentinos, pero también vivió el estancamiento que se produjo luego de la privatización, en los 90. El tren de cargas en la región traslada toneladas de mercadería y alimentos, arena para el sector de Vaca Muerta, y alimentos para la crianza de pollos a través de los vagones de Ferrosur, la empresa que tiene la concesión de la línea Ferrocarril Roca desde hace 23 años.

Edgardo actualmente es el encargado en la ciudad de la empresa privada Ferrocargas del Sur, que brinda servicios de logística y traslado a los comercios y firmas de la zona. Entre papeles que están sobre su escritorio y con la emoción a flor de piel, el hombre recordó anécdotas que permanecen alojadas entre las vías cubiertas de tierra y bordeada por arbustos.

Quizás la realidad se puede resumir en una simple frase: “No se hizo absolutamente nada”. Es que según Edgardo, las vías no se reparan desde hace 30 años. A raíz de esto, el maquinista reduce la velocidad del tren, para que no descarrile. La formación puede llegar a una velocidad máxima de 50 kilómetros por hora y puede trasladar unos 50.000 kilos por vagón, es por eso que desde Buenos Aires hasta la zona del Alto Valle, la formación demora entre tres a cuatro días.

Transcurría la década del 60 y Edgardo trabajaba en el sector de Boletería en la estación de San Miguel del Monte, a 107 kilómetros de la Capital Federal. Ese fue el puntapié inicial de su carrera ferroviaria. Años más tarde llegó al área de Administración del Ferrocarril Roca, en la provincia de Buenos Aires.

Llegado el momento, le informaron que la empresa estatal necesitaba un segundo jefe de zona en otros puntos del país. “Me dieron a elegir entre Tandil, Mar del Plata o Neuquén, y elegí lo desconocido, lo nuevo. Fue entonces cuando me mudé con toda mi familia para acá”, relata el hombre.

Edgardo Montalbetti empezó su carrera en San Miguel del Monte.

Casi como si no hubiesen pasado los años, recuerda los momentos puntuales que marcaron su llegada a la región. En 1991, Edgardo ascendió como jefe de zona, pero los tiempos que se aproximaban no serían los mejores. Por ese entonces transcurría el gobierno justicialista de Carlos Menem, el responsable del paso del Ferrocarril Roca a la empresa brasileña Ferrosur.

“Iba a andar mejor”

“Nos dijeron que si se privatizaba (el tren) iba a andar mejor. A las pruebas me remito que fue peor. Antes trabajan 80 mil familias (en todas las líneas de tren de carga del país) y en la línea Roca quedaron menos de cinco mil. Al resto las indemnizaron”, recuerda.

“Menem le regaló el ferrocarril a (Amalia) Fortabat para que hiciera su trabajo”. Es que la fábrica Loma Negra con sede central en Olavarría y por entonces propiedad de Fortabat, fue y es la principal usuaria del ferrocarril, ya que transporta el cemento a través de las vías de todo el país.

Las formaciones ferroviarias se desplazan a baja velocidad debido al estado de las vías, dice Montalbetti.

A raíz de los cambios que devinieron de la privatización, a Edgardo lo solicitaron nuevamente para cubrir un puesto en Buenos Aires, a lo que él se negó. “Les dije que no, después de 25 años volví a almorzar en familia, cosa que allá no podía hacer”, explica. “Me dijeron bueno, entonces lo vamos a tener que indemnizar. Y así fue. Estuve dos años sin trabajo, y ahí entendí lo duro que es pasar por eso”, dice entre lágrimas al recodar esos momentos.

En el 94 comenzaba a nacer en Cipolletti el galpón de La Anónima. La firma demandaba el traslado de materiales y de productos para su comercialización. Años más tarde firmaron un convenio con la empresa privada Ferrocargas del Sur para resolver la necesidad de transporte. En esa oportunidad decidieron contactarlo a Edgardo porque, según relata, conocían de su experiencia en el rubro. Es que la empresa necesitaba una persona encargada de recibir los materiales y de llevar adelante la logística de la entrega.

“Primero estaba yo sólo, después entraron dos chicos más y hoy somos nueve las personas contratadas por la empresa en este lugar”, explica.


Historias de vida

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios