“Fue una enorme sorpresa la salida de la sentencia”

Caso Marcelo Diez

Juan Thomes

NEUQUÉN (AN).- A casi dos meses del fallecimiento de Marcelo Diez, sus hermanas Andrea y Adriana se sentaron a hablar sobre lo ocurrido. Dialogaron con la prensa acerca del fallo, de las críticas, de su historia, del momento de la partida y de “lo que dejó el caso de Marcelo”. “Fue una enorme sorpresa la salida de la sentencia en el momento de la partida de Marcelo”, aseguró Andrea en la mesa de Radio Universidad Calf, en el marco de un especial en vivo que emitió el viernes a la tarde el servicio informativo “Las dos campanas”. Contó que durante los primeros días de julio Marcelo había sido internado en la clínica CMIC y había desmejorado. “Estábamos esperando su partida y no sabíamos que ese día iba a salir la sentencia”, relató. Marcelo falleció por una falla multiorgánica el 7 de julio. Primero hubo confusión pero luego se determinó que el fallo de la Corte Suprema, que ratificaba que la decisión del retiro del soporte vital era una cuestión a resolver dentro de la familia y no judicialmente, no llegó a aplicarse porque Marcelo murió antes. “La energía de la gente que nos acompañó estuvo con Marcelo en el momento de su partida. La energía de todo un país lo acompañaron en su último viaje”, aseguró Andrea. “Los últimos momentos de Marcelo fueron en soledad. Y ahí tuve cabal conciencia de lo que fueron estos 20 años de no estar y tener un cuerpo”, recordó Adriana. Ambas se mostraron tranquilas, seguras con el camino recorrido. Desde fines de 2007 fueron llevadas por Luncec a una batalla judicial, porque en ese momento decidieron dejar partir a Marcelo, bajo el concepto de que su hermano no hubiera querido vivir así, en un estado de “conciencia mínima” irreversible. Andrea destacó cuatro puntos que deja el caso de su hermano: que nunca más una persona podrá ser obligada a mantenerse con vida sin autonomía, sin conciencia y sin dignidad; que nunca más una institución podrá obligar a alguien a seguir vivo contra su voluntad o contra la de su familia (en caso de que el paciente no pueda expresarse); que en los casos irreversibles sólo debe aplicarse la Ley de Muerte Digna sin intervención judicial; y que es necesario hablar con la familia y los amigos sobre nuestra propia muerte y dejar ‘directivas anticipadas’”.