Aprender de los errores pasados
Según los padelistas, varios errores acercaron el deporte al abismo. Claudio Bobadilla recuerda que “fue una moda en general, jugaba todo el mundo” y detalló que el declive “tuvo que ver con la poca motivación en cuanto a los premios”. Marcelo Ducas concuerda en que “fue un boom”, pero cuestiona la poca organización de entonces y la falta de “visión de futuro”. Y aclaró: “Desde APAN trabajamos para que el padel no se muera como en otro momento, queremos corregir las fallas del pasado”. Desde su óptica, jugaron en contra “la enorme cantidad de clubes” y la poca “importancia que se le dio a una asociación. Cada uno tiraba para su lado”. Alejandro Castañeda añadió un nuevo factor para la debacle pasada: “El derrumbe económico de los 90 y la crisis de 2001 afectó los bolsillos. El que jugaba por moda dejó de hacerlo porque no tenía un mango”. En cambio, enfatizó que “la gente que lo tomaba como deporte siguió jugando” y fue la que mantuvo al padel a flote. Sólo un puñado de personas continuó jugando y lo mismo ocurrió con los clubes: de 24 instituciones afiliadas a APAN en la época de oro, hoy sólo quedaron cuatro. Castañeda confía en el afianzamiento de la asociación y en el trabajo que se haga “educando e incentivando a las nuevas generaciones”. Si bien abrieron nuevas canchas y clubes en el último lustro, Ducas asevera que “faltan más canchas en Neuquén, por la cantidad de gente que está jugando. Hay gente que va a divertirse una vez a la semana y le cuesta conseguir cancha porque muchos turnos son fijos”.
Según los padelistas, varios errores acercaron el deporte al abismo. Claudio Bobadilla recuerda que “fue una moda en general, jugaba todo el mundo” y detalló que el declive “tuvo que ver con la poca motivación en cuanto a los premios”. Marcelo Ducas concuerda en que “fue un boom”, pero cuestiona la poca organización de entonces y la falta de “visión de futuro”. Y aclaró: “Desde APAN trabajamos para que el padel no se muera como en otro momento, queremos corregir las fallas del pasado”. Desde su óptica, jugaron en contra “la enorme cantidad de clubes” y la poca “importancia que se le dio a una asociación. Cada uno tiraba para su lado”. Alejandro Castañeda añadió un nuevo factor para la debacle pasada: “El derrumbe económico de los 90 y la crisis de 2001 afectó los bolsillos. El que jugaba por moda dejó de hacerlo porque no tenía un mango”. En cambio, enfatizó que “la gente que lo tomaba como deporte siguió jugando” y fue la que mantuvo al padel a flote. Sólo un puñado de personas continuó jugando y lo mismo ocurrió con los clubes: de 24 instituciones afiliadas a APAN en la época de oro, hoy sólo quedaron cuatro. Castañeda confía en el afianzamiento de la asociación y en el trabajo que se haga “educando e incentivando a las nuevas generaciones”. Si bien abrieron nuevas canchas y clubes en el último lustro, Ducas asevera que “faltan más canchas en Neuquén, por la cantidad de gente que está jugando. Hay gente que va a divertirse una vez a la semana y le cuesta conseguir cancha porque muchos turnos son fijos”.
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