Los lobos toman sol a metros de los bañistas

verano 2015

Nacimientos y luchas por el haren propio. Este es el ambiente que se observa en la reserva faunística de La Lobería, la más importante de sudamérica en relación a la cantidad de lobos marinos.

La llegada de los nuevos habitantes trasforma a esa enorme plataforma de rocas que oficia de habitat permanente en una superpoblada nurcery pero en los alrededores de la reserva quedan huellas aisladas del resultado de las luchas de los machos.

Este fin de semana se pudo observar un ejemplar “albino” muerto en la playa. Cabe recordar que en 2013 nació uno y el año pasado el segundo, trasformándose en el sexto desde que se tienen registros.

En esta temporada, tal vez con más frecuencia que en otras, se observa a sultanes lastimados que descansan en la arena a metros de quienes hacen lo propio pero para disfrutar de días de sol, mar y playa.

Estos gigantescos animales cercanos a los 400 kilos permanecen tirados en la arena durmiendo, lanzando algún rugido -sobre todo- cuando las personas se le acercan más de la cuenta. De vez en cuando se sientan, se rascan, se desplazan unos pasos, miran hacia su alrededor como posando para las cámaras y nuevamente la siesta. En algunos se pueden observar lesiones producto de las peleas con otros sultanes en las que han sido derrotados y la playa es un buen escenario para reponer fuerzas.

El tema es que algunas personas no respetan esa situación y el hábitat en el que están de visitas. Sin duda, que un animal de estas características que se encuentre en el sector más concurrido de esa inmensa playa llama la atención. Todos se acercan a escasos metros. Algunos lo observan un ratito y siguen viaje, lo miran desde las reposeras a escasos metros, o le toman fotografías. Pero otros abusan de la confianza y se acercan a un paso riesgoso del animal hasta molestarlo. Además muchos niños aprovachando las pequeñas piedritas de ese sector de la playa le arrojan puñados para provocar el movimiento del lobo, situación que ha generado la intervención de los guardavidas o de bañistas recomendando que no se lo moleste, ante la ausencia de los padres de algunos niños.

Es una buena oportunidad para enseñar a los chicos que en ese lugar viven los lobos que merecen el respeto y el cuidado de todos, al margen del riesgo de acercarse demasiado a un animal que si bien es enorme con un simple movimiento puede acortar distancias.

En la temporada del año pasado nacieron unos 900 lobitos que se sumaron a los 3.500 adultos aproximadamente que permanecían en la colonia, población que aumenta en setiembre, mes en el que se pueden alcanzar los “picos” de mayor número de ejemplares de lobos marinos, llegando a visualizarse alrededor de 8.000 individuos.

La etapa de reproducción comienza a mediados de diciembre y finaliza a principios de marzo. En estos meses disminuye la población de lobos, ya que los animales que no están en condiciones de reproducirse se desplazan hacia apostaderos no reproductivos, algunos nadando miles de kilómetros y otros apostándose en diferentes colonias reproductivas donde fueron concebidos, con el fin de aparearse.

DeViedma