Cinco motivos para mirar “Viudas e hijos del rock and roll”

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Hasta los ‘90 se fue Sebastián Ortega para contar esta historia, la de “Viudas e hijos del rock & roll”, la tira que lidera el rating en su franja horaria. Será por lo interesantede esa época, con la música como disparador emocional, o por la atractiva historia llena de condimentos divertidos.

Después del éxito de Graduados, Ortega optó por ubicar el arranque de la trama en el verano del 92, con Villa Gesell como escenario disparador, en el que situar a Diego (Damián De Santo) y Miranda (Paola Barrientos)-, a los fundadores de la radio Z Rock y su fiesta en la arena y a las canciones de esos años.

Ese día comenzaban sus vacaciones Diego y su mejor amigo, Rama (Fernán Mirás) -una dupla de eternos adolescentes interesante desde el inicio-, quienes se cruzaron con Miranda y su mejor amiga, Sandra (Julieta Ortega). Las chicas no quisieron perderse la fiesta organizada por Roby (Lalo Mir) y Pipo (Mex Urtizberea).

Diego y Miranda quedaron flasheados, vivieron su amor y se prometieron un reencuentro en el Obelisco, el día de los enamorados que, a pesar de sus intenciones, no pudieron concretar. Coincidieron, sí, 22 años después, en el sitio menos pensado: el velatorio del padre de ella, Roby, el gran creador (cuya muerte convocó a varias figuras del rock nacional).

En la actualidad, sigue la historia.

1- La música como memoria emotiva

En esta historia la música tiene un papel central. No juega el autor con lo obvio (ni para musicalizar ni para crear atmósferas o situaciones) y cada personaje hace un culto de sus artistas favoritos.

Así como Diego escucha Sumo o Spinetta, además del rock más clásico, Segundo (el marido de Miranda hace más de dos décadas, encarnado de manera exquisita por Juan Minujín) está más cerca de Erasure, por caso.

Ah. La bella Seguir viviendo sin tu amor, de Spinetta, se transforma casi en un himo para Diego y Miranda.

2- Un elenco grandioso

Con actuaciones sólidas y verosímiles, a pesar de lo absurdo y grotesco de muchas escenas, los personajes atrapan y se destacan las actuaciones de Barrientos, De Santo, Mirás, Ortega, Celeste Cid, María Leal, Verónica Llinás, Luis Machín, Georgina Barbarrosa, Antonio Birabent, Violeta Urtizberea (genial en su nena bien superficial de clase acomodada y chismosa), Ludovico Di Santo, Juan Sorini, Nicolás Francella, Marcelo Mazzarello, Maju Lozano y Darío Barassi, entre otros. Divierten o conmueven con la misma intensidad.

3- Dupla necesaria

El matrimonio Arostegui, clase alta venida a menos y plagada de deudas y mentiras, integrado por Emilo (Machín) e Inés (Llinás, quien ya tiene público seguidor propio) es desopilante. Las frases y escenas más escandalosas y graciosas emergen de este vínculo que lleva muchos años y guarda las formas frente a la sociedad que los rodea y que, de a poco, los está olvidando, mal que le pese a esta familia patricia.

4- Segundo y Tony

La historia de amor entre el polista estrella y el petisero, o entre Segundo y Tony se fue haciendo fuerte hasta llegar al ¡primer beso! Una historia de amor gay prohibida, sobre todo en el círculo social en el que se mueve uno de los protagonistas (rico y de mundo) vs.el otro (pobre y de recursos limitados, aunque bello e irresistible) resulta atrapante. El público espera con ansias saber qué pasará cuando Segundo salga del clóset.

5- Invitados especiales

Así como pasaron músicos como las verdaderas Viudas e Hijas del Roque Enroll, Emme, Marky Ramone o Palito Ortega, sumados a Alejandro Lerner y Sandra Mihanovich, por ejemplo, pasaron por Viudas… artistas como Cecilia Roth, Sebastián Wainraich, Mora Furtado, Bebe Sanzo y Bobby Flores, además de Florencia Peña, Fernando Bravo, Valeria Mazza, Elizabeth Vernaci o Andy Kusnetzoff. Y hay más: un recital de Fabiana Cantilo y el personaje del “Chino” Darín como periodista de rock llegarán en estos días a la Z Rock. Distintos y con papeles y roles dispares, todos quieren estar.