“El nuevo imperio, la colonización aggiornada”
¿Cómo pasamos del Tío Sam a Xi Jinping? Sabido es que China, país dominante en Asia, ha tenido, a partir de políticas implementadas décadas atrás, un crecimiento descomunal que le ha permitido salir a conquistar el mundo. Digo “crecimiento” y no “desarrollo” puesto que está muy lejos de alcanzar un desarrollo integral (ejemplo de ello es la falta de interés por la conservación del medioambiente, con ciudades que la contaminación hace irrespirables y llegando a un grado tal que oculta la luz del sol). En el plano interno la dirigencia gobernante mantiene un “equilibrio” hacia abajo redistribuyendo de manera bastante mezquina el producto generado por su pueblo. No obstante ello, esta dirigencia y algunos “empresarios” sí han redistribuido entre sí en forma más generosa, permitiendo la aparición de individuos multimillonarios (hecho impensado en la China de Mao) y un Estado fuerte, riguroso y poderoso militar y económicamente. Desde esta posición es que han financiado, por ejemplo, el déficit fiscal de la potencia económica más importante del mundo, Estados Unidos. Asimismo, con sus yuanes han salido a “comprar” el mundo y vender todo lo que se pueda vender. Es así como vemos en Latinoamérica que compran petróleo (Venezuela), cobre (Chile) y soja (Argentina) y nos venden juguetes, zapatillas, electrónicos, indumentaria, maquinaria pesada, herramientas, etcétera, etcétera, etcétera. Obviamente, su poder económico les permite comprar… siempre y cuando puedan vender. ¿Y por qué pueden vender? Por dos factores fundamentales: 1) lo anteriormente expresado respecto del equilibrio social a partir de una escasa redistribución les permite mantener bajos costos de producción en mano de obra y 2) en general la baja calidad de lo producido también está asociada a bajos costos. Entonces, si los elementos componentes del costo (mano de obra, materia prima y costos comunes de fabricación) son baratos y/o de escasa calidad, el producto terminado será barato y penetrará los mercados del mundo con mayor facilidad. Vemos cómo Europa y Estados Unidos han buscado a través del tiempo mejorar la calidad de vida de sus pueblos. Para ello es necesaria una mejor distribución de la renta, de modo de permitir con buenos salarios acceder a lo necesario para vivir dignamente. También se han ocupado de mejorar la calidad de los productos ofrecidos invirtiendo fortunas en desarrollo tecnológico. Es por eso que hoy tenemos vehículos que estacionan solos, airbags y GPS (para dar algún ejemplo de lo que tiene que ver con la industria automotriz). Podríamos hacerlo igual con herramientas (ergonometría, rotopercusión en taladros, calidad en materiales y procesos productivos), donde por ejemplo Bahco puede ofrecer en sus productos garantía de por vida. Se podría citar una infinidad de ejemplos, pero no creo que sea necesario. Asimismo, y como elemento no menor en cuanto a inversión, la preservación del medioambiente es hoy un elemento primordial en toda la industria. Está claro que existe una preocupación explícita por la calidad de vida de las presentes y cada vez con más énfasis por las futuras generaciones. En conclusión: mayor inversión en investigación, mejores procesos productivos y salarios y menor contaminación implican un mayor costo de producción con lo que, en consecuencia, el producto final será más caro en términos de pesos. El mercado es el punto álgido en esta controversia: ¿compramos productos más caros y de mejor calidad (con mayores y mejores prestaciones, durabilidad y garantías) o más baratos y de menor calidad? Obviamente, la respuesta está en el “depende para qué”. Pero lo que sí está claro es que a nivel mundial son pocos los que más tienen y muchos los que menos tienen, de manera que producir grandes cantidades, barato y para muchos es un negocio rentable. Alberto Zizmond, DNI 14.657.262 – Cutral Co
Alberto Zizmond, DNI 14.657.262 – Cutral Co
¿Cómo pasamos del Tío Sam a Xi Jinping? Sabido es que China, país dominante en Asia, ha tenido, a partir de políticas implementadas décadas atrás, un crecimiento descomunal que le ha permitido salir a conquistar el mundo. Digo “crecimiento” y no “desarrollo” puesto que está muy lejos de alcanzar un desarrollo integral (ejemplo de ello es la falta de interés por la conservación del medioambiente, con ciudades que la contaminación hace irrespirables y llegando a un grado tal que oculta la luz del sol). En el plano interno la dirigencia gobernante mantiene un “equilibrio” hacia abajo redistribuyendo de manera bastante mezquina el producto generado por su pueblo. No obstante ello, esta dirigencia y algunos “empresarios” sí han redistribuido entre sí en forma más generosa, permitiendo la aparición de individuos multimillonarios (hecho impensado en la China de Mao) y un Estado fuerte, riguroso y poderoso militar y económicamente. Desde esta posición es que han financiado, por ejemplo, el déficit fiscal de la potencia económica más importante del mundo, Estados Unidos. Asimismo, con sus yuanes han salido a “comprar” el mundo y vender todo lo que se pueda vender. Es así como vemos en Latinoamérica que compran petróleo (Venezuela), cobre (Chile) y soja (Argentina) y nos venden juguetes, zapatillas, electrónicos, indumentaria, maquinaria pesada, herramientas, etcétera, etcétera, etcétera. Obviamente, su poder económico les permite comprar... siempre y cuando puedan vender. ¿Y por qué pueden vender? Por dos factores fundamentales: 1) lo anteriormente expresado respecto del equilibrio social a partir de una escasa redistribución les permite mantener bajos costos de producción en mano de obra y 2) en general la baja calidad de lo producido también está asociada a bajos costos. Entonces, si los elementos componentes del costo (mano de obra, materia prima y costos comunes de fabricación) son baratos y/o de escasa calidad, el producto terminado será barato y penetrará los mercados del mundo con mayor facilidad. Vemos cómo Europa y Estados Unidos han buscado a través del tiempo mejorar la calidad de vida de sus pueblos. Para ello es necesaria una mejor distribución de la renta, de modo de permitir con buenos salarios acceder a lo necesario para vivir dignamente. También se han ocupado de mejorar la calidad de los productos ofrecidos invirtiendo fortunas en desarrollo tecnológico. Es por eso que hoy tenemos vehículos que estacionan solos, airbags y GPS (para dar algún ejemplo de lo que tiene que ver con la industria automotriz). Podríamos hacerlo igual con herramientas (ergonometría, rotopercusión en taladros, calidad en materiales y procesos productivos), donde por ejemplo Bahco puede ofrecer en sus productos garantía de por vida. Se podría citar una infinidad de ejemplos, pero no creo que sea necesario. Asimismo, y como elemento no menor en cuanto a inversión, la preservación del medioambiente es hoy un elemento primordial en toda la industria. Está claro que existe una preocupación explícita por la calidad de vida de las presentes y cada vez con más énfasis por las futuras generaciones. En conclusión: mayor inversión en investigación, mejores procesos productivos y salarios y menor contaminación implican un mayor costo de producción con lo que, en consecuencia, el producto final será más caro en términos de pesos. El mercado es el punto álgido en esta controversia: ¿compramos productos más caros y de mejor calidad (con mayores y mejores prestaciones, durabilidad y garantías) o más baratos y de menor calidad? Obviamente, la respuesta está en el “depende para qué”. Pero lo que sí está claro es que a nivel mundial son pocos los que más tienen y muchos los que menos tienen, de manera que producir grandes cantidades, barato y para muchos es un negocio rentable. Alberto Zizmond, DNI 14.657.262 - Cutral Co
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