Río Pico: buen pique en Chubut
Con base en el pequeño pueblo de Río Pico, el oeste chubutense ofrece excelentes pesca y servicios en una cuenca enorme de lagos, ríos y arroyos bellísimos.
Río Pico es un típico pueblo chubutense que se está convirtiendo en un punto ineludible en el mapa de la pesca argentina. Queda a 250 km de Esquel y está enclavado entre montañas, ríos y 20 lagos que le dan una inconfundible belleza paisajística, en transición entre la seca estepa patagónica y la siempre verde cordillera andina.
Casonas antiguas, almacenes de ramos generales de principios del siglo XX, publicidades de antaño que aún se notan sobre carteles oxidados, más los recuerdos del paso de la famosa banda de Butch Cassidy, son algunas de las imágenes que quedan imborrables en las retinas de los visitantes.
El lugar ya cuenta con fama mundial entre los pescadores con mosca por el tamaño y cantidad de las piezas capturadas, ofreciendo ambientes muy variados. Un dato característico de los espejos lacustres es que hay varios numerados: 1, 2, 3, 4 y 5. A ellos hay que sumarles el inmenso lago Vintter (del lado chileno se llama Palena), Los Niños, El Contancio, Engaño, La Isla, El León, Guacho y Berta, entre otros.
Los cursos que interconecta semejante cuenca hidrográfica se denominan río Pico, Pampa, Nilson, Píldora, Engaño, más el río Corcovado por donde suben los salmones del Pacífico. Los arroyos se cuentan por decenas.
La mayoría de los pesqueros son de acceso libre y tienen ingreso público que hace posible recorrer sus riberas y pescar sin abonar nada (llevar siempre el permiso, la recorrida de los guardapescas es permanente). Las truchas marrones aparecen en todos los ambientes, aunque -como siempre- las más grandes están en los lagos y pican sobre todo en los meses de más calor. En cambio, las percas pululan por los ríos y es común capturar alguna.
Hay tres especies para destacar en la zona: arcoíris, fontinalis y salmones del Pacífico. En el caso de las primeras, hay lagos donde alcanzan portes descomunales y es bastante común que superen los 5 kilos (se han pescado ejemplares de más de 10 kilos).
Para la fontinalis, la boca del río Corcovado (sale del lago Vintter) y sus primeros kms son el pesquero más famoso de esta especie en el país. En marzo, cuando comienza el desove, han sacado piezas de hasta 3 kilos.
Capítulo aparte para los Chinook Por aquí es común escuchar “hazañas” de lugareños y turistas con ejemplares que en la balanza superan los 15, 20 y hasta 30 kilos. Al parecer, el único secreto es usar la cuchara de fabricación casera y mucha paciencia para llegar a molestar al pez: no ataca por hambre sino por irritación.
Otro gran corredor pesquero es el que se extiende desde el poblado de Río Pico hasta la comuna rural Atilio Viglione (ex aldea Las Pampas), distante a 33 km. Por allí aparece el lago 5, donde predominan las marrones y arcoíris.
Los expertos recomiendan utilizar equipos #5, aunque “bien se puede usar algo más potente si no se está muy canchero en los lanzamientos con viento o si recién se comienza en la pesca con mosca”. En los cursos hídricos, dan resultado “las líneas shootings de hundimiento ultra rápido para poder dar respuesta a las necesidades que plantean la velocidad de la corriente y la profundidad de los pozones y/o correderas”. “Nadie se quedará sin pescar en ese lugar”, anticipan.
Marcelo Acevedo, guía de pesca y uno de los referentes de la zona, valora que “la pesca es buena en toda época y no se puede dejar pasar la oportunidad de conocer o volver a Río Pico. Es una comarca con cientos de oportunidades y jamás defrauda”, al tiempo que muestra su predilección por el lago Los Niños, “un pequeño espejo de agua repleto de truchas fontinalis”. Distintos circuitos permiten unir estos bellos parajes, combinando la pesca con otras actividades y llegando a miradores increíbles o accediendo a sitios remotos sólo accesibles con vehículos 4×4.
(Agencia El Bolsón)
PESCA
Río Pico es un típico pueblo chubutense que se está convirtiendo en un punto ineludible en el mapa de la pesca argentina. Queda a 250 km de Esquel y está enclavado entre montañas, ríos y 20 lagos que le dan una inconfundible belleza paisajística, en transición entre la seca estepa patagónica y la siempre verde cordillera andina.
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