Las contradicciones de la cuadrilla de demolición K
COLUMNISTAS
El gobierno está haciendo un manejo tan contradictorio de la economía que vaya uno a saber si esas contradicciones son propias de la falta de conocimientos económicos de sus funcionarios, particularmente de CFK y su ministro de Economía, o responde al lío económico en que están insertos por incapacidad propia en que una metida de pata los lleva a otra.
Por un lado se la pasan anunciando obras públicas en la creencia de que el aumento del gasto público genera reactivación. Pero también es cierto que muchos de esos anuncios muestran obras de utilería. Así que sabemos que el gasto lo aumentan, pero considerando las inauguraciones de utilería que son sólo para “vender” por televisión, la realidad es que el gasto se incrementa en otros rubros.
Lo cierto es que, aun con anuncios de utilería, el flanco fiscal lo tienen totalmente descontrolado. Algunos datos. Al comparar el período enero-agosto de este año con igual período del 2013, vemos que los ingresos corrientes del sector público nacional (impuestos, aportes y contribuciones al sistema previsional y otros ingresos como, por ejemplo, tasas de justicia) aumentaron el 33,5%, en tanto que los gatos corrientes subieron el 46,5%. La diferencia es de 13 puntos porcentuales y explica la extraordinaria emisión monetaria que tiene que hacer el BCRA para financiar el déficit fiscal, emisión monetaria que, obviamente, impacta sobre la tasa de inflación.
El gobierno, con esa capacidad que tiene para negar la realidad o tratar de esconderla detrás de números falsos, intenta reducir el déficit fiscal vía la contabilidad creativa, que no es otra cosa que contabilizar, como ingresos corrientes del sector público nacional, rentabilidades que no existen. Sólo existen en la imaginación contable del BCRA y la Anses.
Para que tengamos una idea de la creciente dependencia de este dibujo contable o contabilidad creativa, veamos qué pasó en los primeros ocho meses de este año con lo que ellos denominan rentas de la propiedad, que no son otra cosa que utilidades inexistentes. Concretamente, representaron una cuarta parte de los ingresos corrientes. Voy a ponerlo de otra forma: al comparar los ingresos corrientes de enero-agosto del 2014 con igual período del 2013, vemos que se incrementaron en $ 193.333 millones, pero el 25% de ese aumento se explica por el crecimiento de las “rentas de la propiedad”.
Siempre comparando los primeros ocho meses de ambos años, los ingresos tributarios aumentaron el 37,9%; los aportes y contribuciones al sistema previsional crecieron el 27,3%; otros como tasas de justicia, etc., 21,6%, y las famosas rentas de la propiedad que ha inventado el gobierno subieron nada más y nada menos que el 153%. Como decía antes, si no fuera por esos $ 48.000 millones de rentas de la propiedad extras que sacaron de la galera, los gastos corrientes crecieron 13 puntos porcentuales más que los ingresos corrientes. Un disparate mayúsculo. Mientras los ingresos corrientes, sin contabilidad creativa, subieron siete puntos por debajo de la inflación, es decir que cayeron en términos reales, los gastos corrientes suben el 46,5%, o sea cinco puntos porcentuales por encima de la inflación. Este desmanejo fiscal y conducir el país a una abismo económico es lo mismo. Impericia, capricho, ignorancia, sólo Dios sabe por qué causa están haciendo semejante destrozo fiscal.
El gobierno se llena la boca con el discurso de desendeudamiento. En rigor, en este rubro está haciendo un lío fenomenal. El BCRA emite pesos para financiar el Tesoro. Como esa emisión monetaria es muy alta, luego quita del mercado parte de ella utilizando diferentes instrumentos de endeudamiento como Lebacs (Letras del Banco Central), Nobacs (Notas del Banco Central) y pases netos. ¿Qué son todos estos instrumentos de regulación monetaria? Deuda que toma el BCRA con el mercado financiero.
Para dar una idea del desastre de endeudamiento que está haciendo el BCRA, veamos qué ocurrió entre diciembre del 2013 y el 24 de octubre de este año. El Central incrementó su deuda en estos instrumentos en un 115%, pasando de $ 103.000 millones en diciembre del 2013 a $ 222.000 millones al 24 de octubre. Al tipo de cambio oficial, ese stock de deuda es equivalente a u$s 26.500 millones. Casi el nivel de reservas que declara el BCRA. Pero lo relevante es que, en menos de diez meses, el BCRA aumentó su deuda en el equivalente a u$s 14.000 millones, diez veces más que lo que se niega a pagarle a NML y por eso entramos en default y desacato y ahora nos reclaman u$s 6.500 millones.
Que la deuda sea en pesos y no en moneda extranjera no cambia nada, salvo que la idea del gobierno sea no pagar la deuda que contrae o bien pagarla con una fenomenal emisión monetaria que genere un estallido inflacionario. Cambiar de acreedor y de moneda no significa desendeudarse.
Es más, el tesoro aumentó su deuda con el BCRA mediante los llamados adelantos transitorios. Es decir: el Central emite pesos para financiar el Tesoro y éste le entrega al Central un papelito en el cual le reconoce la deuda. Tomando el stock de deuda que tenía el Tesoro con el BCRA en los últimos doce meses, vemos un aumento de $ 41.800 millones, equivalente a otros u$s 5.200 millones.
Pero la historia sigue. El Tesoro le quita reservas al Central y a cambio le entrega unos papelitos que denomina Letras Intransferibles, que vencen del 2016 al 2022. En este caso, la deuda del Tesoro aumentó otros $ 142.000 millones en los últimos doce meses, el equivalente a u$s 17.000 millones.
Es decir que el gobierno no sólo tiene un fenomenal lío fiscal porque el gasto aumenta mucho más rápido que la recaudación, sino que el déficit fiscal que le genera ese desbalance lo financia por un lado con emisión monetaria, acentuando el proceso inflacionario, y además se endeuda en el mercado interno desplazando al sector privado del mercado crediticio al tomar tanta deuda para cubrir la otra parte del bache fiscal, y encima dice que está desendeudándose.
Desplaza al sector privado porque el escaso ahorro que genera la economía interna se lo lleva el Estado para financiar sus disparatados gastos fiscales.
Pero, para colmo, no sólo el gobierno no está desendeudándose sino que el aumento del gasto público, lejos de estar reactivando la economía, profundiza la recesión, disparando la inflación.
Tantas contradicciones juntas en los resultados de sus medidas dudo que sean producto de una estrategia. Ni haciéndolo a propósito podían lograr tantas torpezas juntas.
No se conformaron con armar un fenomenal lío con déficit fiscal e inflación con recesión. Ahora tenemos más deuda, estamos en default, en desacato y, encima, estamos en default comercial porque el Central no autoriza el pago de importaciones realizadas.
¿Cuál es la buena noticia? Que el próximo gobierno, si es inteligente y se rodea de economistas serios, puede mostrar con claridad la herencia recibida, sancionar a los responsables y tener el apoyo de la gente para salir de este fenomenal destrozo que hizo esta cuadrilla de demolición que es el kirchnerismo.
Roberto Cachanosky
Economía para Todos
Licenciado en Economía
Roberto Cachanosky
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