Las dos Américas Latinas
Columnistas
Tal como lo anticipamos en estas páginas recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) han dado a conocer un pronóstico económico bastante deprimente para América Latina en el 2015. Pero lo cierto es que solamente a tres grandes países les irá mal, mientras que al resto de la región le irá relativamente bien.
Tanto el FMI como el BM, que celebraron su reunión anual en Washington la semana pasada, estimaron que Latinoamérica crecerá un magro 2,2% el año próximo, uno de los peores desempeños de la región en los últimos 15 años. El pronóstico del FMI vaticina “sombrías perspectivas” para la región.
Pero si sacamos de la ecuación a los tres países de peor desempeño -Venezuela, Argentina y Brasil- tenemos un cuadro totalmente diferente. Las economías de esos tres países tienen tanto peso en el contexto regional que distorsionan todo el cuadro, arrastrando hacia abajo a los restantes 28 países incluidos en los estudios cuando los economistas calculan un promedio simple del crecimiento total de la región.
Después de que se publicaron las cifras le pedí a Augusto de la Torre, el jefe de economistas para Latinoamérica del BM, que calculara en cuánto proyecta el crecimiento de la región en el 2015 sin tomar en cuenta a Venezuela, Argentina y Brasil.
A las pocas horas De la Torre me envió la respuesta, que revelaba una perspectiva mucho más brillante: mostraba que Latinoamérica, excluyendo a esos tres países de pobre desempeño, crecerá un 4% el año próximo. Eso es un crecimiento mayor que el que se espera de Estados Unidos, Europa y varias regiones del mundo en desarrollo.
Según las proyecciones del BM, Brasil -la economía más grande de Latinoamérica- crecerá apenas un 0,5% el año próximo, mientras que la economía venezolana se reducirá un 2,9% y la de Argentina caerá un 1,5%.
Por otra parte, México, Colombia, Perú, Ecuador, Bolivia, República Dominicana y casi todos los demás países de la región crecerán alrededor de un 4% o más. Según el BM, México crecerá un 3,8% el año próximo, Panamá un 6,4%, Perú un 5,5% y Colombia un 4,7%.
“No se puede hablar de una sola Latinoamérica -dice Alberto Bernal, analista principal de Bulltick Capital Markets-. No se puede comparar a Panamá con Venezuela. Es como comparar Singapur con Corea del Norte”.
Las instituciones financieras internacionales usan palabras muy técnicas -con frecuencia ininteligibles- para explicar las diferencias entre las diversas economías latinoamericanas, pero yo dividiría la región de la siguiente manera:
• Los países “financieramente responsables”: incluyen a México, Colombia, Perú, Chile, Panamá, Paraguay y otros que tratan de no gastar más de lo que ganan y procuran ahorrar para los años de las vacas flacas. Todos ellos tienen buenas perspectivas de crecimiento el año próximo y más adelante.
• Los países “irresponsables con suerte”: incluyen a Ecuador y Bolivia, que han seguido los pasos de Venezuela, nacionalizando empresas e incumpliendo compromisos internacionales, pero cuyos presidentes populistas llegaron al poder más recientemente. Aún son relativamente afortunados porque el mundo está repleto de efectivo en busca de altos rendimientos a corto plazo y esos países aún pueden conseguir algunas inversiones especulativas para mantener en marcha sus economías.
“Ecuador y Bolivia son historias de éxitos de corto plazo, como antes lo fueron Venezuela y Argentina”, dice Bernal. Ecuador, por ejemplo, está usando dineros de las expropiaciones y los defaults en las deudas públicas para generar un espejismo de prosperidad.
“¿Por qué Ecuador tiene mejores carreteras que Colombia? Porque no pagó su deuda pública en el 2008 y expropió los campos petroleros de (la empresa) Occidental y usó ese dinero para construir caminos -dice Bernal-. Pero nadie está invirtiendo un centavo en el sector real de Ecuador, porque todo el mundo sabe cómo acabará esa historia”.
• Los países “irresponsables a los que se les acabó la suerte”: los ejemplos típicos son Venezuela y Argentina. Crecieron mucho en la última década gracias a los precios mundiales récords de las materias primas y se embarcaron en una orgía de gastos populistas. Pero ahora, con la caída de las materias primas, la fiesta ha terminado y están quebrados.
Mi opinión: el sombrío pronóstico económico del FMI y el BM para América Latina no debería ahuyentar a los inversionistas de toda la región. El pronóstico regional está demasiado influenciado por el desastre económico de Venezuela y Argentina y por el peso específico de Brasil.
Lo verdaderamente preocupante sería que la región no aprendiera de una vez por todas las lecciones del colapso económico de Venezuela y Argentina: que el populismo genera pan para hoy, hambre para mañana.
En suma, al leer las proyecciones regionales del FMI y el BM hay que tener en cuenta que hay por lo menos dos Américas Latinas y que sólo a una le está yendo muy mal.
ANDRÉS OPPENHEIMER
Analista internacional
ANDRÉS OPPENHEIMER
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