Avellanas: algunas claves para una plantación exitosa
Un cultivo que soporta una gran diversidad de suelos y el frío, pero que en la región necesita aportes hídricos.
Valle Inferior del Río Negro
La producción de avellanas se concentra en el Valle Inferior del Río Negro (VIRN) pero su cultivo puede expandirse a otras regiones. En este artículo se describen aquellos factores que pueden limitar o restringir el normal desarrollo de una plantación, fundamentalmente los asociados a las exigencias agroclimáticas, variedades y material vegetal utilizado.
Con algo más de 550 hectáreas implantadas, el VIRN es la principal zona productora de avellanas del país. El crecimiento de los últimos años fue impulsado por la empresa italiana Ferrero Corilicola establecida en la región y por programas de desarrollo productivo promovidos desde organismos estatales y por emprendedores privados, que vislumbran buenas perspectivas para el comercio de este fruto seco. Además, porque es una actividad que tiene menores costos de producción respecto a otras actividades frutícolas.
Exigencias climáticas y de suelo
El avellano es un frutal muy cultivado en zonas mediterráneas de clima templado frio y húmedo, con influencia oceánica. No se adapta bien a condiciones ambientales secas. Las plantas en producción requieren una pluviometría superior a 800 mm, regularmente distribuidos en primavera-verano. En regiones semiáridas como la nuestra, el cultivo debe ser suplementado con aportes hídricos a través del riego. Por otro lado, para mejorar las condiciones de sequedad ambiental ocasionadas por los vientos calurosos y secos del verano es necesaria la colocación de cortinas contravientos antes de la plantación.
Una característica muy particular de este frutal es su adaptabilidad al frío. Tal es así, que la floración y polinización ocurren en otoño-invierno y la brotación a fines de agosto, dependiendo de la variedad. Sin embargo, en el VIRN, el rendimiento puede ser afectado por las heladas tardías de octubre. El grado del daño dependerá del momento, la intensidad y duración de dicho evento meteorológico. Según nuestro relevamiento/análisis, temperaturas inferiores a -2 ºC provocan mermas importantes en la producción.
Respecto al suelo, el avellano se adapta a una gran diversidad de suelos, pero expresa su potencialidad productivo en suelos fértiles, de textura ligera a franca, con pH de 6 a 7,5, y con bajos contenidos de sales (conductividad eléctrica menor a 2 dS/m) y calcáreo (menor a 8%). Antes de la plantación, es muy importante realizar un correcto muestreo de suelo para su análisis físico-químico a fin de elegir el sitio más adecuado para su cultivo y/o realizar los ajustes y correcciones necesarias para evitar futuros inconvenientes.
Variedades
El avellano es una especie autoincompatible y presenta una marcada interincompatibilidad. Es decir, que una misma planta no puede polinizarse y además la variedad principal requiere de polinizantes específicos. Conocer la compatibilidad genética y los momentos de floración de las variedades son fundamentales para programar un adecuado diseño de plantación.
En el VIRN, como en las principales regiones productoras del mundo, las variedades más cultivadas son Tonda de Giffoni y Barcelona (Fertile de Coutard). La primera es una variedad de origen italiana, que presenta excelente aptitud para la industrialización, por su facilidad de pelado y apropiadas condiciones organolépticas. El árbol es de vigor medio, de crecimiento cerrado, lo que permite una mayor densidad de plantación respecto de la variedad Barcelona. La floración y brotación son precoces, lo que provoca que en nuestra región tenga mayor riesgo de daños por heladas tardías. El fruto presenta forma subesférica, peso promedio de 2,5 g, delgado espesor de cáscara y un 45-47% de rendimiento al descascarado. En la zona, la entrada en producción se produce al cuarto año y el rendimiento, en plena producción, puede alcanzar los 2000-2500 kg/ha. Barcelona es una variedad de origen francés, principalmente utilizada para consumo de mesa. El árbol es muy vigoroso, de crecimiento semicerrado y de floración y brotación más tardía que la variedad italiana. Su fruto es de forma redonda, tamaño grande, peso promedio de 3,3 g, cáscara de espesor grueso y rendimiento al descascarado del 39-44%. También comienza a producir al cuarto año y en plena producción el rendimiento puede llegar a los 2500-3000 kg/ha.
Programas de selección y mejoramiento genético de importantes centros de investigación del mundo lograron obtener nuevos materiales, que manifiestan precocidad, mayor eficiencia productiva y resistencias a determinadas enfermedades. Desde el INTA EEA Valle Inferior se han iniciado las gestiones para introducir algunos de estos materiales para su evaluación.
Material vegetal
El éxito de una plantación depende en gran medida de la calidad del material vegetal a plantar. Las plantas deben tener un buen desarrollo de raíces, adecuado diámetro de brote y buena sanidad. Esto permite disminuir fallas y establecer rápidamente una plantación homogénea, reducir el periodo improductivo y aumentar los rendimientos unitarios en los primeros años del cultivo. Además, un monte uniforme facilitará la realización de labores tales como riego, fertilización, conducción del árbol, etc., al definir un mismo criterio técnico para toda la plantación.
Una característica importante a remarcar es que la multiplicación de plantas de avellano se realiza de manera agámica, sin necesidad de injertación, lo que reduce su costo unitario.
Lic. Darío M. Martin – INTA EEA Valle Inferior
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