Un libro sobre desaparecidos juntó a familiares en el Valle

Mucha emoción y alegría en el reencuentro en Cinco Saltos. Algunos regresaron al pueblo luego de 25 años de ausencia.

La alegría por volverse a ver con los amigos de la infancia y la adolescencia primó en el homenaje que se brindó a los ausentes en Cinco Saltos, que estuvieron presentes en el símbolo de los seis árboles que fueron plantados allí el día de la inauguración de la plaza de la Memoria.
CINCO SALTOS (ACS).- No se conocieron buscando a sus víctimas ni los unió una militancia en los tiempos universitarios. Algunos compartieron amigos durante la infancia, mientras que otros llegaron al pueblo hace unos años. Son familiares de desaparecidos que tras 25 años se reunieron por primera vez en torno a la Plaza de la Memoria el pasado fin de semana.

«Estaba toda mi promoción del secundario», destacó Rita De Grandis, quien viajó especialmente desde Canadá para el lanzamiento del último fascículo de la publicación «El Valle Veraz», una producción literaria de la escritora local María Cristina Charro en base a los testimonios de familiares y amigos de los jóvenes desaparecidos.

El acto fue emotivo y de una gran alegría debido al encuentro con antiguos afectos. Fue el regreso con los amigos de la infancia y la adolescencia lo que primó en el homenaje que se brindó a los ausentes, que estuvieron presentes en el símbolo de los seis árboles que fueron plantados allí el día de la inauguración de la plaza de la Memoria, en el 2000.

Delia Ester Arrazola vive en Inglaterra, donde se debió exiliar junto con su familia durante la dictadura. «Sabía del acto el fin de semana pasada en Cinco Saltos e hice lo imposible por estar, desde que se inauguró la Plaza de la Memoria que intento venir desde Londres», dijo.

Es hermana de Juan Carlos Arrazola, estudiante de arquitectura que desapareció en La Plata cuando fue a la comisaría a denunciar un extravío del DNI.

Rita también viajó desde Canadá para la presentación del libro, y desde hace 25 años que no regresaba a Cinco Saltos. De chica vivió con su familia en Barda del Medio.

Su hermana Concepción De Grandis también se crió en Barda y fue secuestrada de Villa Constitución -Rosario- el 15 de octubre de 1975. Era la abogada de los obreros metalúrgicos de Acindar y apareció acribillada junto con dos dirigentes gremiales pocos días después de su detención ilegal.

Ana María Arrazola vive en Neuquén capital y fue uno de los primeros contactos que tuvo Cristina Charro para dar forma a una publicación en la que reflejó la vida de los jóvenes desaparecidos del pueblo.

«La creación de la Plaza de la Memoria, luego el libro y la presentación fue posible hacer público algo que siempre fue un deseo y que se mantuvo dentro de la familia: decir que fue una gran injusticia y violencia. Poder mostrar que tenían verdad, que no se pudieron defender ni decir nada», aseguró Delia.

Ana María acotó que la injusticia fue vivida «en la familia y en forma privada porque los tiempos lo exigían, hubo gente que nos dejó de saludar», recordó.

«Fuimos condenados al ostracismo, éramos como una lacra social, los apestados; y por lo bajo decían «algo habrán hecho», dijo Mario Colonna.

Colonna vive desde hace 20 años en Cinco Saltos. En 1975 fue secuestrado, torturado y detenido ilegalmente en La Plata junto con su hermano Juan Carlos, que permanece desaparecido.

El acto en la plaza del pueblo trajo a las familias la alegría de un reencuentro. «Al desenterrar estas historias, descubrió que lo que teníamos en común era el pueblo: había reuniones, afectos… los desaparecidos no son sólo una estadística: son 20 años de despersonalización. Para los que nos fuimos, lo que más nos conmovió fue proyectar esa responsabilidad social que no pasa por lo ideológico. Creo que son fibras de mejoría», dijo Rita.

«Que se hiciera en público, al aire libre, la comunidad en una plaza de la comunidad fue reconfortante por vivir este dolor tanto tiempo en forma privada», reafirmó Delia.

Colonna aclaró que en su caso, su condición de sobreviviente hizo que siempre diera a conocer «que fui un preso político y que Juan Carlos desapareció por razones políticas», en tanto resaltó que la Plaza de la Memoria será importante «para que los jóvenes conozcan que hubo quien pensó distinto y se lo aniquiló; con el dolor adicional de no tener un lugar donde ir a rendir homenaje a esos restos. Es bueno que parte de la sociedad salde la deuda con la dictadura; pero aún muchos sectores que económicamente están bien, ante cualquier desmán se asustan y piden el regreso de los militares».

También estuvieron presentes los familiares de Juan Carlos Peralta, Mirta Tronelli y Cecilia Vecchi.

Las anteriores y las nuevas generaciones

CINCO SALTOS (ACS).- «El libro dice la verdad, el recuerdo de nuestro hijo siempre está presente», dijo José Ignacio Peralta, ex jefe de la estación de Cordero.

La evocación de los jóvenes desaparecidos tiene una pausa más honda y larga en las palabras de un padre.

Peralta recuerda que su hijo Carlos Alberto tenía el segundo promedio entre 1.700 estudiantes de la carrera de Abogacía, en La Plata, y que antes de desaparecer en febrero de 1977 había pasado un largo mes junto a toda la familia en Cordero.

«No se porqué pasó ni creo que voy a saber nunca. Era el segundo en promedio en toda la carrera de derecho y no andaba en nada extraño. Yo fui a La Plata en ese momento y vi cómo andaba la policía y el ejército, le pedí ayuda al Obispo de allá… Fue muy doloroso. Por eso lo del libro está bien, dice la verdad», afirmó. Cuando se entregó el último fascículo del «Valle Veraz» el fin de semana pasado fue importante la presencia de muchas cabezas blancas que observaron con entereza cómo los más jóvenes -entre ellos hermanos y amigos de los desaparecidos- se buscaban, reían con anécdotas del secundario o simplemente se presentaban sus hijos, ya adolescentes algunos.

«Fue todo un proceso escribir y ponernos en contacto después de tantos años: sacar fotos, hablar con la familia, enfrentar el tema con nuestros padres en una misma mesa. También fue una manera de volver», dijo Rita De Grandis a punto de regresar a su vida en Canadá.

Delia Arrazola también volverá a Inglaterra con nuevas direcciones y contactos. La historia de su hermano Juan Carlos abrió la serie de fascículos editados por Charro.

Su hermana Ana María -que vive en Neuquén y Mario Colonna -de Cinco Saltos- destacaron la labor de Olga Hevia, una «amiga del pueblo», que resultó para Cristina Charro «una incansable colaboradora en buscar datos, contactar compañeros, indagar y apuntar ideas».

A todos los unió un trabajo literario

CINCO SALTOS (ACS).- María Cristina Charro hace años que buscaba escribir la historia de los hijos desaparecidos de Cinco Saltos y Cordero. «Después de la segunda entrevista, la lapicera anduvo sola», recordó.

Charro reconoció que el trabajo fue su primera incursión en la narrativa a través de los testimonios. «Soy poeta», se definió. Actualmente trabaja en un poemario infantil que está en su etapa final e inició una serie de crónicas del Lago Pellegrini.

La conexión con muchos de los familiares los propició Olga Hevia, integrante de la Asociación de Amigos del Museo, la entidad que generó en el 2000 la «Plaza de la Memoria», un paseo que cuenta con seis árboles que recuerdan simbólicamente la vida de jóvenes que fueron víctimas de la dictadura.

Lo escabroso, sin relevancia

El trabajo literario le demandó dos años. Charro no abundó en los detalles escabrosos de las detenciones, sino más bien en los recuerdos de infancia de familiares, amigos de las víctimas, las poesías de quienes los recuerdan, sus actividades, primera comunión, el paso por las escuelas y actividades adolescentes hasta el epílogo del fascículo redactado por la familia que aún aguarda conocer qué ocurrió con ellos tras el último encuentro.

Cristina Charro destacó que mientras con algunas familias el trabajo de recolección testimonial fue difícil debido a que debió primero dar paso a una catarsis no resuelta en más de 25 años, en otras oportunidades «hubo momentos dolorosos, pero de mucho respeto y júbilo por reencontrar la alegría, porque eran cosas de las que se hablaba en la familia». La escritora dijo que el trabajo fue realizado mayoritariamente con los hermanos de los desaparecidos porque recordaron más detalles, los conectaron con otros amigos y también porque «querían proteger a sus papás hasta ver cómo se abordaba la temática».

«El Valle Veraz» fue un trabajo que se editó en cinco fascículos. Los primeros cuatro fueron de distribución gratuita junto con el periódico «Alternativa», de Cinco Saltos, pero al desaparecer de circulación el quincenario, la última entrega fue solventada por los familiares y está a la venta en los kioscos de la localidad.

El último fascículo, sobre Concepción («Tyna») De Grandis, fue coordinado desde Vancouver por su hermana Rita «que colaboró infinitamente. Se contactaron para esta edición -vía Internet- amigos de Tyna que están dispersos por todo el mundo. Creo que toda la experiencia superó lo literario. Fue hecho desde lo emotivo y desde el compromiso», finalizó.


Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $2600 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora