Metallica: 30 años de metal para todos
El 25 de julio de 1983 se editaba “Kill ‘em All”, el primer disco de Metallica, que cambiaría para siempre el rumbo del heavy metal.
juan mocciaro
jmocciaro@rionegro.com.ar
Antes de pensar en formar la banda de heavy metal más grande de la historia, Lars Ulrich pensó en ser tenista profesional como su padre, el excéntrico Torben Ulrich. Pero no pensó en ser cualquier tenista. El pequeño Lars quería ser como su ídolo Vilas, Guillermo Vilas.
La historia es conocida. El Gran Willy cuidó del pequeño Lars mientras papá Torben disputaba sus partidos del circuito ATP de tenis. Quizás no sea tan conocido que, ya baterista de Metallica, Lars usó vincha no sólo para sujetar los auriculares. Fue también como homenaje a su ídolo de la niñez.
A fines de los 70, la familia Ulrich dejó la Dinamarca natal y se radicó en Estados Unidos para potenciar la carrera deportiva de Lars. Por eso papá Torben lo inscribió, a los 16 años, en la legendaria academia de tenis de Nick Bollettieri, de donde surgieron Andre Agassi, Venus y Serena Williams y Maria Sharapova, por ejemplo.
Pero las cosas no resultaron: “En la academia me di cuenta de que mi habilidad no era suficiente para ser un profesional de éxito, ni mucho menos. Y tampoco tenía la disciplina necesaria”, recordaría años después. Entonces decidió que lo mejor sería profundizar su otra pasión: la música.
Influenciado por la New Wave of British Heavy Metal (Nwobhm), en su adolescencia en Dinamarca escuchó bandas como Iron Maiden, Black Sabbath, Led Zeppelin y Diamond Head.
Entusiasmado, en 1981, publicó un aviso en la revista Recycler para dar con un guitarrista influenciado, como él, por la Nwobhm. Y a la cita cayó un tal James Hetfield. “Un tipo llamado Hugh me llamó y me dijo que vendría a mi casa a rockear con un amigo suyo llamado James, que era muy tímido, de esos que no hacen contacto con los ojos, pero al menos parecía tener pasión por las mismas cosas que yo”, contó el baterista acerca de cómo se conocieron con James. Eran los primeros meses de 1981.
Ensayaron, pero al guitarrista no le gustó demasiado el estilo del baterista. Pero como suele ocurrir en la génesis de casi todas las bandas de rock, un gesto interesado mantuvo la unión. Ulrich había conseguido un lugar en el primer compilado heavy de la flamante Metal Blade Records, de su amigo Brian Slagel y que se llamaría Metal Massacre. Ante lo cual, Hetfield dijo “¡má sí…!” y así fue como el grupito pasó a llamarse Metallica y siguen unidos después de treinta años.
El nombre de la banda fue un aporte de un amigo de Ulrich, Ron Quintana, quien estaba por lanzar un fanzine del palo y no se decidía si llamarlo Metallica o Metalmania. Al incipiente baterista le gustó Metallica para su banda, por lo que convenció a su amigo de que bautizara a su fanzine Metalmania.
A la banda aún le faltaban algunas pieza. Reclutaron a Ron McGovney, un amigo de Hetfield, como bajista, y convocaron a un tal Dave Mustaine para la guitarra líder. Fue la primera formación con estabilidad mínima de la banda, la que grabó en 1981 el tema para el compilado Metal Massacre, “Hit the Lights”, y su primer demo, el año siguiente, llamado No Life ‘till Leather.
Luego de las tres primeras y fallidas presentaciones, a comienzos de 1982, el punto débil fue el bajo: McGovney ya no convencía y fue Cliff Burton, un virtuoso del instrumento. Apenas instalados en San Francisco tras abandonar Los Ángeles, fueron contactados por el manager, promotor neoyorquino y dueño de la legendaria disquería Rock’n Roll Heaven, de Nueva Jersey, Jonny Zazula quien impresionado por No Life ‘till Leather, les propuso mudarse a New York, girar por la costa este y tratar de grabar un disco. La banda aceptó de inmediato, cruzó el país de costa a costa en una van y para abril de 1982 ya estaban viviendo en el Music Building, de New York.
La convivencia con Mustaine se tornó imposible. Una mañana, los muy borrachos Ulrich y Hetfield le comunicaron al muy borracho Mustaine que lo echaban de la banda por… demasiado borracho. Muy caliente, Mustaine se volvió a Los Ángeles y formó Megadeth para mostrarle a sus examigos lo bueno que era tocando la guitarra. El tiempo le dio la razón a ambas partes: Mustaine era un bardo cada vez que tomaba y Megadeth es tan buena como Metallica.
Dave Mustaine aportó casi todos los riffs que luego aparecieron en el primer disco. De hecho, casi todos los temas de ese LP compartían autoría Mustaine, Hetfield y Ulrich. Hubo mucho de él en Metallica, sobre todo en los primeros años, desde la estructura de las canciones hasta en el modo de cantar del propio Hetfield. Quizás el enojo que dominaba a Mustaine no le permitió ver con claridad todo lo que había influenciado a Metallica y sobre todo lo bien que sonaba Megadeth.
Pero como Ulrich y Hetfield no dan puntada sin hilo (otra cosa que el tiempo demostró), ya tenían el reemplazo de Mustaine: Kirk Hammet, quien llegó la mismo noche que Mustaine viajaba de vuelta a la costa oeste. Tras un mes de ensayos, la primera formación oficial de Metallica (Ulrich, Hetfield, Burton y Hammet) entraron al Music America Studios para grabar su primer LP que se llamaría Kill ‘em All, es decir Mátenlos a Todos, una ocurrencia de Burton tras ser rechazados por las discográficas que se negaban a editar el disco con el nombre original: Metal Up Your Ass (Metal por el culo).
El 27 de mayo Metallica terminó la grabación del disco que saldría a la venta el 25 de julio. El disco incluía los seis temas editados en el demo de 1982: “Hit the Lights”; “Seek and Destroy”, “Metal Militia”, “Jump in the Fire” y “Phantom Lord”. “The Mechanix”, fue levemente modificada y rebautizada “The Four Horsemen” para el LP. Se sumaron “Motorbreath”, “(Anesthesia) Pulling Teeth”, Whiplash y “No remorse”.
El LP, que vendió 17.000 copias en las dos primeras semanas, llevó el thrash metal a un nuevo público. Desde el comienzo, Metallica abrió el panorama y amplió el horizonte de sus fans, lo que les costó el abandono de unos cuantos fundamentalistas de género. Las estadísticas de ventas, concurrencia a sus shows parecen haberle dado la razón a Ulrich & Cía., promotores de un metal para todos.
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