Solari Yrigoyen enfatizó en el “plan sistemático”
El ex senador declaró en el juicio y ligó los hechos a la escalada autoritaria 1966-1976
La masacre de trelew
Marcelo Ochoa
RAWSON (Enviado especial, Pedro Caram)- La masacre del 22 de agosto de 1972 en la base naval Almirante Zar de Trelew “no fue un hecho aislado” sino que se enmarcó en un régimen represor contra todos aquellos civiles contestatarios a sus pretensiones de legitimidad. Así lo aseguró ayer Hipólito Solari Yrigoyen, el ex senador y abogado de Agustín Tosco, el líder sindical detenido en la Unidad Penal N° 6 de Rawson en aquellos tiempos.
Para argumentar esa opinión, Solari Yrigoyen describió los acontecimientos desde el derrocamiento de Arturo Illia en 1966 hasta los tiempos de la masacre. Además, manifestó que el proceso de represión se reeditó con la Triple A en el gobierno de Estela Martínez de Perón y mostró su cara más violenta en la dictadura que inició Videla en 1976.
“Cuando se derrocó a Illia asumió (Juan Carlos) Onganía, que no tenía idoneidad para el cargo. Como político no hubiera llegado a ser ni concejal suplente. Era un hombre muy limitado, pero representaba intereses poderosos. Tenía ambiciones imperiales y declaró que el gobierno, autodenominado pomposamente Revolución Argentina no tenía plazos sino objetivos. Era una dictadura para quedarse”, sostuvo el ex senador radical.
Detalló que “hubo un plan que se creó dirigido a una parte de la población civil, contestatarios de la legitimidad que pretendía ese gobierno. Un plan permanente, generalizado, sistemático, que permitía combatir a cualquiera que fuera disidente del régimen”.
Solari Yrigoyen fundamentó la posición en que tiene “pruebas personales directas”. Y detalló hechos violentos, persecuciones, amenazas, atentados, detenciones irregulares, torturas y vejámenes, ocurridos a partir del 66 de los que fueron víctimas sindicalistas, políticos, dirigentes de distintas organizaciones y él mismo, en diversas circunstancias.
El ex senador recordó la Noche de los Bastones Largos y contó que “el régimen prohibió la actividad política, suspendió la Corte, y también la actividad sindical excepto la de Vandor que fue un oficialista ridículo”. Recordó cuando Onganía fue a la “Sociedad Rural, que era una de las bases de su poder, en la carroza que había usado la hermana del rey de España a principios de siglo”. También relató una gira patagónica que hizo junto a Arturo Illia en la que sufrieron diferentes agresiones y restricciones, que llegaron al extremo de que se les prohibiera cenar en los restaurantes por orden policial, entre otras limitaciones a la libertad.
Sin embargo, el relato más crudo llegó al momento de narrar los hechos acontecidos en 1972 y las consecuencias posteriores. Describió los asesinatos de otros abogados, las persecuciones, las desapariciones. Además, fue claro al narrar los atentados de que fue víctima él mismo. Mientras era senador -entre el 73 y el 76- la Triple A puso una bomba en su Renault 6 en Madryn que le provocó gravísimas heridas que lo “pusieron entre la vida y la muerte”. Luego una bomba detonó en su casa mientras dormía y por poco no la derrumba completamente.
Según su análisis, todos esos ataques, como los que sufrieron otros abogados y apoderados de presos políticos, fueron consecuencia directas de haber participado en ese rol y en aquellos hechos. “Si los presos políticos habían cometido delito, queríamos un juicio justo, no pedíamos la libertad, a excepción de aquellos que estaban a cargo del Poder Ejecutivo”, sentenció. Nada de eso ocurrió. Todo se dirimió por la violencia y la muerte. De la que él escapó de milagro.
Desde Rawson, despacho del periodista Pedro Caram
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