Qué hacer con los museos en Río Negro
LEONARDO SALGADO (*)
Durante la gestión anterior, el gobierno de Río Negro reconoció de hecho a la mayoría de los museos existentes en su territorio (más de 30 entre públicos y privados), reuniéndolos en una “red”. Ese reconocimiento fue un avance y una señal positiva hacia el conjunto de la comunidad museológica de la provincia, pero también impuso al Estado provincial una responsabilidad insoslayable: la de hacerse cargo del sostenimiento de esa “red”. Lamentablemente, aquel gobierno no avanzó en esa dirección: de hecho, no hubo una normativa que indicara qué significaba exactamente ser parte de esa “red”. Creo que es necesaria la institucionalización de la “red”, quizás mediante una ley, reuniendo en ella a todos los museos que lo deseen. Al sumarse, los museos municipales y privados deberían asumir una serie de compromisos; el Estado provincial, a su vez, debería ofrecerles una serie de beneficios reales y concretos, entre ellos, por ejemplo, asistencia técnica y financiera para la elaboración de los inventarios y para la conservación de los bienes del dominio público provincial (como lo son las piezas paleontológicas y arqueológicas). Opino también que el Estado rionegrino tendría que establecer categorías para los distintos museos de la “red”; en el caso de los municipales y privados, habría que atender sus intereses, sin duda, pero siempre desde una posición realista. En este sentido, entiendo que deberían categorizarse como museos de investigación y exhibición (a los que llamaré de categoría 1); museos de exhibición (de categoría 2) o como centros de interpretación (de categoría 3). No estoy hablando de categorías definitivas: un museo podría incorporarse a la “red” en la categoría 2 y más adelante solicitar su “recategorización” a la categoría 1, siempre que logre cumplir ciertas condiciones, las que menciono a continuación. Los museos de categoría 1 deberían contar en sus planteles con profesionales con antecedentes en investigación científica o, al menos, estar vinculados en forma permanente con instituciones de investigación serias, mediante proyectos específicos de investigación o convenios de cooperación científica. Además tendrían que contar con instalaciones o espacios adecuados para el trabajo de los investigadores, propios y visitantes, como gabinetes, repositorios de colecciones, talleres de preparación y restauración, etc. Estos museos estarían habilitados para coleccionar material arqueológico y paleontológico, inclusive holotipos (especímenes ejemplares) paleontológicos y neontológicos. Los responsables de los museos de categoría 1 (aun no siendo paleontólogos profesionales) podrían eventualmente fiscalizar tareas paleontológicas autorizadas, ante solicitud de la autoridad provincial. A esos efectos, los encargados de ellos necesitarían recibir capacitación e instrucciones precisas. Los museos de categoría 2 deberían disponer de instalaciones apropiadas para su función específica y contar con repositorios adecuados y seguros para aquellas piezas que, circunstancialmente, no estén en la exhibición. Éstos no deberían coleccionar holotipos biológicos ni fósiles; sólo materiales originales que sean relevantes a los fines de la exhibición y que no posean un valor científico extraordinario (como los holotipos o especímenes únicos). Por último, los de categoría 3 podrían exhibir sólo algunos pocos materiales originales que no sean científicamente significativos, para lo cual deberían obtener la expresa aprobación de la autoridad provincial. Habría que procurar que la oferta museológica de los museos vinculados con la “red” sea de calidad homogénea y temáticamente diversa. Deberían buscarse consensos entre los responsables de los museos y las comunidades locales, de modo de evitar superposiciones temáticas. Es conveniente que cada museo de la “red” tenga su propio perfil temático, el cual se defina en el marco de la “red” provincial (o eventualmente en un futuro Concejo Asesor de Cultura), de acuerdo con las características de la región (culturales, históricas, geológicas) en la que se halla cada uno. En este sentido, es fundamental una integración con las áreas de gobierno de turismo, tanto a nivel provincial como municipal. (*) Paleontólogo – salgadoleito@yahoo.com.ar
LEONARDO SALGADO (*)
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