Los chicos intentaron rescatar a su abuela

NEUQUÉN (AN).- Las cuatro personas que lograron sobrevivir debieron superar una noche de terror.

Estuvieron en plena oscuridad y en el silencio más absoluto, llorando, sin comida ni elementos para calentarse, sin medios de comunicación y con temperaturas menores de diez grados. Es que, para colmo de males, la del domingo fue una de las noches más frías de este tórrido verano.

Al caer la noche, cuando la visibilidad se estaba reduciendo a la total oscuridad, las cuatro personas que lograron sobrevivir pudieron llegar hasta una de las pequeñas islas que enfrentan a las grandes rocas de Los Gigantes. El murallón de piedras talladas por la erosión del viento, que quedó junto al lago cuando se provocó la inundación por la construcción de la presa, está ubicada en Río Negro, en un lugar que insólitamente pertenece a Cipolletti. Es que esa ciudad está a unos 80 kilómetros de allí, y la villa apenas a nueve.

Decidieron esperar allí hasta que alguna lancha de Prefectura llegara a rescatarlos.

En esa zona, la profundidad del lago es superior a los 20 metros y se encuentra aproximadamente a unos nueve la villa.

En medio de la noche, los dos adolescentes de 16 y 20 años intentaron rescatar a su abuela de las frías aguas del lago, pero el frío intenso que les entumecía las extremidades los hizo desistir para no poder en riesgo también su vida.

Regresaron a las rocas y allí permanecieron toda la noche del domingo y la mañana de ayer. Recién al mediodía, una embarcación llegó hasta las rocas para llevarse a las cuatro personas con principio de hipotermia, descompensados y en shock.