El uso de la plaza mayor

Hoy este espacio no tiene el protagonismo como centro de esparcimiento que supo tener.

En la estructura de la ciudad colonial, la plaza “cuadrada” es el centro donde se desarrollan las actividades más importantes de una ciudad. Son los edificios que se asientan alrededor lo que le dan a ese espacio vacío el carácter de escenario social, donde nos encontramos, descansamos, escuchamos música, exposiciones de arte, comerciamos, hacemos trámites, estudiamos, rezamos y manifestamos políticamente. Sin embargo, a pesar de contar con estas características comunes a cualquier ciudad del país, en la región del Alto Valle nos encontramos que la función de esparcimiento se da en otros lugares, y no precisamente en la plaza mayor. El caso de Roca es ejemplar de este fenómeno, quizá por ser tan evidente solemos pasarlo por alto. A simple vista nos encontramos con la Iglesia, la municipalidad, la Biblioteca, el Museo, el Tribunal de Justicia, tres colegios, el edificio Rucapel, un ex paseo de los artesanos que nadie utiliza, y algunos locales comerciales. Por otro lado, la plaza central de General Roca tiene una diferencia con las plazas de otras ciudades ya que su extensión es mayor: son dos manzanas separadas por una avenida principal. Las dos manzanas cuentan con un gran espacio verde y con dos pequeños sectores de cemento: la fuente de la madre y el sector ex calesita. A pesar de esto, a simple vista podemos ver que no es aquí donde se reúne la gente. La concurrencia es transitoria, el tráfico inferior a otras calles, no hay bares ni oferta cultural o de esparcimiento, no hay espacio “libre” para las manifestaciones políticas y sí se utiliza como lugar de encuentro es únicamente en momentos excepcionales (el aniversario de la ciudad, algún recital o cuando en algún momento se realizó al la Fiesta de la Manzana), pero por su conformación física (mucho verde, poco blanco) se utiliza las calle. La gente prefiere el “Canalito” y el “Canal Grande” para encontrarse, para pasear, hacer deporte, hacer música, las motos con su sonido motivador de puteadas generalizadas, y ahí se encuentra la verdadera plaza pública de reunión, con sus bares, sus bancos, sus sectores de esparcimiento y de oferta cultural. Sin embargo, ya el funcionamiento y la estructura es diferente a la típica estructura colonial “cuadrada”: se produce de manera longitudinal, en los dos casos son bulevares –“canalito” espacio central verde, canal grande espacio central agua– en los dos casos el movimiento y la circulación son dominantes, la circulación autos/agua a lo largo del territorio, y el movimiento podría caracterizarse como longitudinal. En Neuquén sucede algo similar, la plaza de la gobernación es simplemente vía de cruce en tiempo administrativo, los espacios longitudinales son el bulevar de avenida Argentina y el Parque Central. Una de las explicaciones de éste fenómeno, consultado algunos arquitectos de la región, apunta a una cuestión histórica. El Alto Valle como región alcanzó su crecimiento después de la llegada del ferrocarril, y ese encuentro de la estación de tren, cruzado por la avenida principal Roca y Argentina y el Canalito y el Parque Central se encuentren a poca distancia, son el cruce a la línea del tren. Es probable que este hecho sea lo que después genere que la comunidad se apropie de esos lugares como su plaza de encuentro y no sea así la plaza central (como es la creación de la ciudades en el norte (colonial) a que este proceso se consolidase; y la plaza central de Roca hasta es complicada cruzarla porque los senderos son “de paseo interminable” no te llevan de vereda a vereda. Como ejemplo a seguir, nos gustaría destacar un modo que sí tuvo éxito y funcionalidad y fue rápidamente adoptado por la comunidad. Hablamos de la ciudad de Bariloche y del Centro Cívico. Obra diseñada Ernesto de Estrada entre 1936 y 1937, pero llevada adelante por Enrique Bustillo, presidente de Parques Nacionales, y asesorado por su hermano, el gran arquitecto Alejandro Bustillo (entre algunas de sus obras cabe destacar el Casino y la rambla de Mar del Plata, el Hotel Llao Llao, la casa de Victoria Ocampo, el Banco Nación) hoy es el centro neurálgico de la ciudad. Esta magnífica obra desde la implantación urbana, una U (la plaza) que se abre al lago y unos de los edificios de una de las caras se perfora para conectarse y dar inicio a la calle comercial (dos hechos que lo hacen único, pero que son un ejemplo de cómo hacer las cosas. Esto ha demostrado cómo una planificación y visión urbana a futuro, le ha dado el verdadero carácter de plaza político-social, generando un lugar turístico, comercial, de esparcimiento, con coherencia y muy buena comunicación con la principal calle comercial. El Centro Cívico de Bariloche es tal vez hoy una de las obras más representativas de la ciudad y fue la que terminó otorgándole las características que requieren cualquier asentamiento urbano que se precie como tal: identidad y funcionalidad; atributos radicalmente opuestos a un ser un montón de casas y comercios desparramados que podemos encontrar en cualquier pueblo de cualquier provincia, y que en general lo denominamos periferia (no es ciudad ni campo). ¿O no es acaso ahora la imagen del monumento de la Manzana lo primero que le mostramos a alguien que no conoce Roca y seguimos por el Canal Grande, el maravilloso río Negro y las bardas en la margen sur?

TEXTO: Guillermo Flores guillef33@gmail.com

espacio público


En la estructura de la ciudad colonial, la plaza “cuadrada” es el centro donde se desarrollan las actividades más importantes de una ciudad. Son los edificios que se asientan alrededor lo que le dan a ese espacio vacío el carácter de escenario social, donde nos encontramos, descansamos, escuchamos música, exposiciones de arte, comerciamos, hacemos trámites, estudiamos, rezamos y manifestamos políticamente. Sin embargo, a pesar de contar con estas características comunes a cualquier ciudad del país, en la región del Alto Valle nos encontramos que la función de esparcimiento se da en otros lugares, y no precisamente en la plaza mayor. El caso de Roca es ejemplar de este fenómeno, quizá por ser tan evidente solemos pasarlo por alto. A simple vista nos encontramos con la Iglesia, la municipalidad, la Biblioteca, el Museo, el Tribunal de Justicia, tres colegios, el edificio Rucapel, un ex paseo de los artesanos que nadie utiliza, y algunos locales comerciales. Por otro lado, la plaza central de General Roca tiene una diferencia con las plazas de otras ciudades ya que su extensión es mayor: son dos manzanas separadas por una avenida principal. Las dos manzanas cuentan con un gran espacio verde y con dos pequeños sectores de cemento: la fuente de la madre y el sector ex calesita. A pesar de esto, a simple vista podemos ver que no es aquí donde se reúne la gente. La concurrencia es transitoria, el tráfico inferior a otras calles, no hay bares ni oferta cultural o de esparcimiento, no hay espacio “libre” para las manifestaciones políticas y sí se utiliza como lugar de encuentro es únicamente en momentos excepcionales (el aniversario de la ciudad, algún recital o cuando en algún momento se realizó al la Fiesta de la Manzana), pero por su conformación física (mucho verde, poco blanco) se utiliza las calle. La gente prefiere el “Canalito” y el “Canal Grande” para encontrarse, para pasear, hacer deporte, hacer música, las motos con su sonido motivador de puteadas generalizadas, y ahí se encuentra la verdadera plaza pública de reunión, con sus bares, sus bancos, sus sectores de esparcimiento y de oferta cultural. Sin embargo, ya el funcionamiento y la estructura es diferente a la típica estructura colonial “cuadrada”: se produce de manera longitudinal, en los dos casos son bulevares –“canalito” espacio central verde, canal grande espacio central agua– en los dos casos el movimiento y la circulación son dominantes, la circulación autos/agua a lo largo del territorio, y el movimiento podría caracterizarse como longitudinal. En Neuquén sucede algo similar, la plaza de la gobernación es simplemente vía de cruce en tiempo administrativo, los espacios longitudinales son el bulevar de avenida Argentina y el Parque Central. Una de las explicaciones de éste fenómeno, consultado algunos arquitectos de la región, apunta a una cuestión histórica. El Alto Valle como región alcanzó su crecimiento después de la llegada del ferrocarril, y ese encuentro de la estación de tren, cruzado por la avenida principal Roca y Argentina y el Canalito y el Parque Central se encuentren a poca distancia, son el cruce a la línea del tren. Es probable que este hecho sea lo que después genere que la comunidad se apropie de esos lugares como su plaza de encuentro y no sea así la plaza central (como es la creación de la ciudades en el norte (colonial) a que este proceso se consolidase; y la plaza central de Roca hasta es complicada cruzarla porque los senderos son “de paseo interminable” no te llevan de vereda a vereda. Como ejemplo a seguir, nos gustaría destacar un modo que sí tuvo éxito y funcionalidad y fue rápidamente adoptado por la comunidad. Hablamos de la ciudad de Bariloche y del Centro Cívico. Obra diseñada Ernesto de Estrada entre 1936 y 1937, pero llevada adelante por Enrique Bustillo, presidente de Parques Nacionales, y asesorado por su hermano, el gran arquitecto Alejandro Bustillo (entre algunas de sus obras cabe destacar el Casino y la rambla de Mar del Plata, el Hotel Llao Llao, la casa de Victoria Ocampo, el Banco Nación) hoy es el centro neurálgico de la ciudad. Esta magnífica obra desde la implantación urbana, una U (la plaza) que se abre al lago y unos de los edificios de una de las caras se perfora para conectarse y dar inicio a la calle comercial (dos hechos que lo hacen único, pero que son un ejemplo de cómo hacer las cosas. Esto ha demostrado cómo una planificación y visión urbana a futuro, le ha dado el verdadero carácter de plaza político-social, generando un lugar turístico, comercial, de esparcimiento, con coherencia y muy buena comunicación con la principal calle comercial. El Centro Cívico de Bariloche es tal vez hoy una de las obras más representativas de la ciudad y fue la que terminó otorgándole las características que requieren cualquier asentamiento urbano que se precie como tal: identidad y funcionalidad; atributos radicalmente opuestos a un ser un montón de casas y comercios desparramados que podemos encontrar en cualquier pueblo de cualquier provincia, y que en general lo denominamos periferia (no es ciudad ni campo). ¿O no es acaso ahora la imagen del monumento de la Manzana lo primero que le mostramos a alguien que no conoce Roca y seguimos por el Canal Grande, el maravilloso río Negro y las bardas en la margen sur?

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