Piden 7 y 8 años de prisión para peligrosos asaltantes

SAN CARLOS DE BARILOCHE- Por la peligrosidad demostrada en dos robos consecutivos, la resistencia al policía que intentó detenerlos y sus antecedentes, el fiscal Carlos López pidió 7 y 8 años de prisión respectivamente para Daniel Villalobo y Raúl Alfonso.

Ambos están procesados por los robos cometidos el 19 de julio pasado en dos comercios de la calle Onelli, distantes dos cuadras entre sí, en un lapso de 15 minutos. Fueron interrumpidos cuando ejecutaban el último de los asaltos, pero Alfonso alcanzó a escapar con el botín.

Villalobo tiene 18 años y no registra condenas, pero participó activamente en los desmanes de peligrosas patotas, tiene otras causas pendientes, y estuvo demorado por diversas contravenciones.

Raúl Alfonso ya fue condenado a 6 años de prisión por el brutal homicidio de un empleado de «Casa Tía» y una evasión de la alcaidía de Roca y estaba en libertad condicional cuando fue detenido.

La acusación refiere que a las 19.30 del pasado 19 de julio ambos ingresaron armados a la tienda «La Familia», ubicada en Onelli 856, y mientras Villalobo amenazaba a la empleada que se adelantó para atenderlos Alfonso embolsó los 300 pesos que había en la caja registradora. Antes de retirarse amenazaron con matar a las damnificadas si eran denunciados, advirtiendo: «las conocemos, sabemos donde trabajan y donde viven, y si llaman a la yuta las vamos a hacer boleta». Momentos después y en similar acción entraron a «Sprint Deportes», en Onelli 684, donde Alfonso reunió un botín de aproximadamente 500 pesos en efectivo en tanto que Villalobo amenazaba a otro empleado y le hacía juntar prendas, zapatillas y camisetas de Boca Juniors que elegía y guardaba en una bolsa.

En esas circunstancias entró un policía de civil y desarmado, Jorge Melgarejo, que tomó a Villalobos desde atrás y luchó con ambos delincuentes. Villalobo intento dispararle en tres oportunidades, pero el policía impidió el disparo al poner su mano entre el martillo y el percutor del arma, hasta que consiguió arrebatársela. Alfonso trató defender a su cómplice golpeando al policía en un costadio mientras le pedía que no lo detenga: «dejame que estoy laburando», reclamó el delincuente, mientras escapaba y arrojaba su arma a pocos metros del local. La policía lo detuvo a la mañana siguiente en un departamento cercano.

Tanto el policía como dos de las víctimas acusaron a Alfonso sin dudar. Una de las testigos lo reconoció por una cicatriz, por sus ojos verdes y porque había sido su compañero en la escuela primaria. Esto fue objetado por Alfonso, pero la justicia estableció que ambos habían concurrido al mismo colegio.

Las mujeres vencieron su reticencia a declarar en la audiencia en presencia de los imputados y ratificaron los cargos y el reconocimiento.

La policía secuestró las dos armas utilizadas y estableció su aptitud para disparar, así como las prendas utilizadas en el robo, las sustraídas y parte del dinero robado. El fiscal consideró que los dos robos habían sido consumados, porque Alfonso alcanzó a escapar con el dinero, y pidió que se le imponga a este una pena de 8 años, más los dos que le restan por cumplir por su anterior condena. Para Villalobo solicitó 7 años de prisión y se apartó del mínimo porque para la suma de ambos delitos la pena podría ser de hasta 25 años de prisión.