Wenders cumple el deseo de Pina Bausch
Es un homenaje a la legendaria coreógrafa.
Wim Wenders aterrizó en el cine 3D con “Pina”, un documental homenaje a la coreógrafa Pina Bausch y su legendaria “danza teatro” que se presentará mañana en el Festival de cine de Berlín. El director alemán habló sobre la filmación de “Pina”, sus experiencias con la técnica tridimensional y el formidable futuro que le augura: será “la norma” para la filmación de documentales, asegura un entusiasmado Wenders. –¿Encontró en el 3D lo que esperaba de él? –Absolutamente. La técnica cumplió con lo que le había prometido a Pina y con lo que esperaba. Pina estaba disconforme con las filmaciones de sus obras. Mi problema fue no poder decirle nunca que podía hacer algo realmente mejor. Hasta que llegué al 3D. Esto es una forma de aproximación absolutamente diferente. El 3D está muy cerca de la danza, capta el elemento esencial de los bailarines: el espacio. Parecen hechos el uno para el otro. – ¿Cuál es la ventaja? –Que se puede trasladar a los espectadores o a la vida de los demás de un modo muy diferente. Por ejemplo, con la danza teatro: el escenario estaba reservado hasta ahora a los bailarines, era su reino. El cine siempre nos hizo sentir que dominaba el espacio con mil trucos: movimientos de cámara, cambios de objetivo, etc. Pero al final siempre se quedaba en la pantalla plana. Nosotros nos acostumbramos y lo aceptamos. Pero sólo con la técnica del 3D el espacio se coloca realmente ante nosotros. –¿Y el principal problema? –Hubo que evitar determinados movimientos de cámara, por ejemplo, porque generaban efectos estroboscópicos. También en las películas normales se producen esos efectos, como si la imagen se moviera un poco. Pero ahí es mínimo, estamos casi habituados. Las películas 3D y a 24 cuadros por segundo potencian la menor de estas deficiencias. –¿Qué ocurre con “Avatar”? –La vi varias veces. Desde el punto de vista técnico sigue siendo el parámetro. Pero también ocurre que las personas se mueven con menor elegancia que los “avatares” generados por computadora. –¿Será el 3D tan normal como lo es ya la técnica digital? –Siempre será algo más caro y difícil filmar con dos cámaras en lugar de con una. Pero las cosas avanzan rápido. Incluso durante nuestro rodaje: empezamos con un andamiaje tremendamente complejo, usando una enorme grúa para las dos cámaras. Un año después pudimos filmar ya casi todo con una “steadycam”. Creo que no dentro de mucho el 3D será la norma. –Tras la muerte de Pina Bausch frenó el proyecto. ¿Qué lo impulsó a reanudarlo y terminar? –Una de las principales razones por las que queríamos hacer la película era el deseo de Pina de que sus obras existieran de otra forma, que no tuviesen que ser representadas una y otra vez para existir. Detrás de nuestro proyecto había un deseo existencial. Después de que frenáramos la filmación por la muerte de Pina, fueron los bailarines los primeros en decir: “Vamos a ejecutar la pieza que habían elegido para la película y que estaba en el plan. El deseo de Pina era que sus obras quedaran ‘guardadas’. No entendemos qué haces de brazos cruzados”. Y tenían razón. Le debíamos a Pina cumplir su deseo.
Según Wenders, el 3D capta el elemento esencial de los bailarines: el espacio.
Wim Wenders aterrizó en el cine 3D con “Pina”, un documental homenaje a la coreógrafa Pina Bausch y su legendaria “danza teatro” que se presentará mañana en el Festival de cine de Berlín. El director alemán habló sobre la filmación de “Pina”, sus experiencias con la técnica tridimensional y el formidable futuro que le augura: será “la norma” para la filmación de documentales, asegura un entusiasmado Wenders. –¿Encontró en el 3D lo que esperaba de él? –Absolutamente. La técnica cumplió con lo que le había prometido a Pina y con lo que esperaba. Pina estaba disconforme con las filmaciones de sus obras. Mi problema fue no poder decirle nunca que podía hacer algo realmente mejor. Hasta que llegué al 3D. Esto es una forma de aproximación absolutamente diferente. El 3D está muy cerca de la danza, capta el elemento esencial de los bailarines: el espacio. Parecen hechos el uno para el otro. – ¿Cuál es la ventaja? –Que se puede trasladar a los espectadores o a la vida de los demás de un modo muy diferente. Por ejemplo, con la danza teatro: el escenario estaba reservado hasta ahora a los bailarines, era su reino. El cine siempre nos hizo sentir que dominaba el espacio con mil trucos: movimientos de cámara, cambios de objetivo, etc. Pero al final siempre se quedaba en la pantalla plana. Nosotros nos acostumbramos y lo aceptamos. Pero sólo con la técnica del 3D el espacio se coloca realmente ante nosotros. –¿Y el principal problema? –Hubo que evitar determinados movimientos de cámara, por ejemplo, porque generaban efectos estroboscópicos. También en las películas normales se producen esos efectos, como si la imagen se moviera un poco. Pero ahí es mínimo, estamos casi habituados. Las películas 3D y a 24 cuadros por segundo potencian la menor de estas deficiencias. –¿Qué ocurre con “Avatar”? –La vi varias veces. Desde el punto de vista técnico sigue siendo el parámetro. Pero también ocurre que las personas se mueven con menor elegancia que los “avatares” generados por computadora. –¿Será el 3D tan normal como lo es ya la técnica digital? –Siempre será algo más caro y difícil filmar con dos cámaras en lugar de con una. Pero las cosas avanzan rápido. Incluso durante nuestro rodaje: empezamos con un andamiaje tremendamente complejo, usando una enorme grúa para las dos cámaras. Un año después pudimos filmar ya casi todo con una “steadycam”. Creo que no dentro de mucho el 3D será la norma. –Tras la muerte de Pina Bausch frenó el proyecto. ¿Qué lo impulsó a reanudarlo y terminar? –Una de las principales razones por las que queríamos hacer la película era el deseo de Pina de que sus obras existieran de otra forma, que no tuviesen que ser representadas una y otra vez para existir. Detrás de nuestro proyecto había un deseo existencial. Después de que frenáramos la filmación por la muerte de Pina, fueron los bailarines los primeros en decir: “Vamos a ejecutar la pieza que habían elegido para la película y que estaba en el plan. El deseo de Pina era que sus obras quedaran ‘guardadas’. No entendemos qué haces de brazos cruzados”. Y tenían razón. Le debíamos a Pina cumplir su deseo.
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