Manteka al Techo al mejor estilo principesco
Los actores regresan a las tablas neuquinas para reírse un poco con "Yvonne, princesa de Borgoña".
NEUQUEN (AN).-Arduas discusiones, evaluación de factibilidades, charlas y sueños. No todo es color de rosa para los teatrantes. Así y todo, más de veinte personas que aman las tablas, se decidieron a poner en escena la que se considera una obra maestra del dramaturgo polaco Witold Gombrowicz.
«Manteka al techo» es el nombre del elenco y la obra que reponen hoy es «Yvonne, princesa de Borgoña» de Gombrowicz, a las 21, en la asociación Conrado Villegas, Irigoyen 138 de esta capital. Cristina Beute, Marcela Leyes, Omar Zenteno, Hugo Nain, Guadalupe Lamouroux pertenecen al taller de producción y dicen que «¡soñar no cuesta nada!». También son miembros Susana Piunetti, Silvina Mesa Isabel Bodrone, Mónica Fernández, Carlos Manrique: quienes no se quedaron en la utopía, levantaron las mangas, traspiraron el tórax y -quien más quien menos-, treparon al escenario, o la encararon con las luces y otras menudencias (que no son tales). La dirección es compartida entre Marcela Cánepa y Ceci Arcucci. Son veinticinco en total si se cuentan a Gustavo Quaglia, Pauli Mayorga, Daniel Costanza, Mario «Tondeit» Tondato y Susana Saenz (música), cinco «damas de la corte», la asistencia de Alejandra Etzien y Marquito Sandoval. Con algunos de ellos se pudo dialogar.
-Esto es una multitud ¿cómo sobreviven?
-Montar una realización como Yvonne es un sueño poco menos que ambicioso. Apostamos a la acción conjunta y cooperativa como fórmula inmejorable para la superación de obstáculos.
-El trabajo fue de largo aliento. Son años…
-Por lo menos tres años. Somos actores vocacionales y profesionales reunidos a raíz de una convocatoria de la sala de experimentación artística e investigación pedagógica «El lugar» ubicada en Villegas 96. Los varios grupos fueron decantándose y quedamos como un Taller de Producción numeroso.
-Hay que imaginar veinte personas que dejan sus ocupaciones para entregarle tiempo a la vocación.
-La tarea no es imposible, pero sí difícil. En estos duros tiempos de sobrevivencia, de miseria para muchos montar una realización multitudinaria, con tal cantidad de actores que trabajan ad honórem, es la única vía.
-¿De qué quieren hablar ahora?
-Del autor de la obra Witold Gombrowicz, nacido en Polonia en 1904, hijo de industriales, escritor, aventurero, quien arriba a nuestro país en 1939 en viaje de placer. La guerra estalla y no puede regresar. Permanece en estas tierras hasta 1963. Fue un apasionado por la Argentina.
-¿Y si hay que decir algo sobre la obra Yvonne?
-Es la primera de este autor (1935). Pieza plena de humor. Humor por momentos cruel y agresivo, que una vez más toca los temas fundamentales, digamos universales. Es una pintura de una juventud inconsciente, irresponsable y vital. Pintura también de un mundo del adulto despreciado y corrompido, pero también una suerte de puente para todas las situaciones.
Una especie de humor liberador.
NEUQUEN (AN).-Arduas discusiones, evaluación de factibilidades, charlas y sueños. No todo es color de rosa para los teatrantes. Así y todo, más de veinte personas que aman las tablas, se decidieron a poner en escena la que se considera una obra maestra del dramaturgo polaco Witold Gombrowicz.
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