Ignacio Torres y los días del arco iris en Chubut 

Cierra el 2024 con un gabinete de todos los colores políticos. Y su mayor orgullo: el año escolar completo. 

En el Consejo de localidad del Partido Justicialista se quedaron sin sidra, ni pan dulce. La cita era a la hora del té, algo desacostumbrado para los militantes, pero fueron pasando las horas, se hizo de noche y los compañeros habían estado toda la tarde a mate lavado. Los dirigentes responsables de la despedida del 2024 tal vez pensaron que no era conveniente brindar por nada y no solo faltaron a la cita, sino que dejaron a los muchachos con las manos y el estómago vacío”. 

La crónica refleja el ánimo de una dirigencia resignada a que los años de gloria y de poder habían quedado atrás sin remedio y quisieron expresarlo con ausencias y desplantes, ahogados en su propia decadencia, en una conducción sin rumbo y ensombrecida por sus escándalos recientes. 

Tras 20 años a pura sonrisa y dominio, al PJ le llegó la hora de lidiar con sus propios fantasmas, de hacer balances del peor año de los años recientes y sólo le quedarán los brazos abiertos para recibir los fracasos que vienen. 

Es muy difícil equivocarse en el diagnóstico del que se vislumbraba como el principal partido de la oposición frente a un gobernador cuyas legítimas ambiciones tempranas le permitieron convertirse en el dueño de todas las esperanzas políticas futuras y también, en el principal precursor de la decadencia del partido fundado, parecería que hace miles de años, por un general que cautivó a millones de argentinos y cuya doctrina supo mantener intacta aún con el implacable paso de los años. 

“Si Perón (Por Juan Domingo) se levanta de la tumba, no queda nadie”, suele decir Miguel “Coné” Díaz, uno de los dirigentes más críticos respecto a los últimos caminos por los que transitó el PJ de Chubut. 

Como estrategia o no, Ignacio Torres, el actual gobernador chubutense se apropió de todos esos desaguisados y fue tejiendo su poder a base de capturar almas desamparadas, provocando el mayor éxodo político que se recuerde en la provincia. 

Torres termina el año mirando el cielo después de una lluvia violenta. Asoma el arco iris en el que ha convertido su gabinete, sin que sea necesario para ello esperar que amaine la tormenta. 

Aunque algunas cuestiones parecieran algo “raras”, el mandatario ha sido protagonista excluyente de la política provincial y tuvo sus momentos bajo las luces de Buenos Aires, cuando a principio de su mandato se paró de manos ante la motosierra del presidente Javier Milei, les juntó la cabeza a los otros gobernadores patagónicos y formó una liga que, aunque se fue desvaneciendo en el tiempo, logró ventajas y beneficios que al comienzo de la era libertaria parecían una utopía. 

Torres termina el 2024 con un gabinete de todos los colores. Se da el gusto de criticar por todo lo que encuentre en su camino a su antecesor en el cargo Mariano Arcioni y tiene nada menos que en el ministerio de Economía a Andrés Meiszner, quien fuera hombre clave en el anterior gobierno. Meiszner es cercano al Frente Renovador de Sergio Massa. 

Un camporista, amigo de su infancia y su mano derecha, Guillermo Aranda es su jefe de Gabinete. Un radical en Gobierno, Victoriano Eraso Parodi. Laura Mirantes, ministra de Producción, ex candidata por La libertad Avanza y Florencia Papaiani, ministra de Desarrollo Humano, siempre candidata del PJ. Y podrían seguir las firmas en puestos de segunda y tercera línea. 

Sin contar aquellos que, desde hace un rato largo, le están golpeando la puerta. Es bueno aclarar que Torres es del PRO y muy allegado a Mauricio Macri. ¿Y del PRO? Nadie. 

En cuanto a sus logros, Torres puede hablar del desendeudamiento histórico, la importante subzona Franca para Trelew, el nuevo Código Electoral de Chubut, la Ficha Limpia, el futuro plebiscito para acotar los fueros, la próxima vuelta a la Casa de Gobierno, el pago al día de los sueldos y la terminación de la doble trocha “de la corrupción” entre Trelew y Madryn. 

Para ello tiene mayoría en la Legislatura, más algunos aliados que con poco esfuerzo le darían una mayoría especial, conocida como “los dos tercios”. 

Pero lo que más resalta Torres es su logro en educación: por primera vez en una década, los alumnos de Chubut completaron los días de clase. Es su orgullo más profundo. 

Cuando Diario RÍO NEGRO lo consultó acerca de las elecciones de medio término del inminente nuevo año, Torres dijo que “para nada es plebiscitar mi gestión, es algo nacional. Ves la televisión y todo es Milei-Cristina”. 

Pero no desalentó la posibilidad que entre sus candidatos bendecidos (Chubut renueva dos diputados) haya un peronista. Entonces habrá agregado un color más profundo a los muchos de su propio Arco Iris. 


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