Juicio por Otoño Uriarte: declaró el médico que hizo el primer examen forense
Se destacó la importancia de la ropa para determinar una herida que la autopsia no había detectado. El lunes se realizará la cuarta jornada del proceso.
Este viernes se realizó la tercera jornada del juicio que busca esclarecer las responsabilidades de los cuatro imputados por el secuestro, abuso sexual y crimen de Otoño Uriarte, la joven de Fernández Oro asesinada en el 2006.
La audiencia estuvo cargada de tecnicismo y detalles que, desde lo médico, permiten reconstruir el momento del hallazgo del cuerpo en el canal de riego que, según la teoría de fiscalía, había sido enterrado en otro sitio previamente.
En el tercer día, la declaración de mayor peso fue la de Ismael Handam, el médico que realizó el primer examen forense sobre el cuerpo de Otoño. Durante sus dichos, describió que no detectó lesiones visibles hasta que Walter Muñoz, entonces subcomisario a cargo de Criminalística (que también declaró), señaló cortes en la ropa de la víctima. Esta observación llevó a Handam a cotejar las marcas con el cuerpo, donde finalmente identificó una pequeña herida en el hemitórax izquierdo.
El hallazgo del cuerpo
El cuerpo fue encontrado atascado en el paraje El Treinta, donde una rama y las rejas de un habitáculo de 60 centímetros lo habían frenado. Muñoz relató que recibió el aviso del hallazgo a través de la jueza de instrucción Alejandra Berenguer, quien había conformado un equipo interdisciplinario para abordar la búsqueda de Otoño, que llevaba seis meses desaparecida.
En el lugar, el cadáver se hallaba en un avanzado estado de deterioro. Según detallaron los peritos, no conservaba masa muscular ni vísceras, y únicamente quedaban algunos huesos, como el fémur y el cráneo. Entre el musgo y la basura acumulados en el canal también se encontraron las prendas de vestir: una campera, una remera, un corpiño, un pantalón, una calza y ropa interior.
Los primeros análisis forenses
Durante su declaración, Handam explicó que inicialmente no identificó signos de violencia ni pudo determinar la causa de muerte. Por ello, realizó un estudio osteológico y antropológico en busca de lesiones en el cráneo y la mandíbula, sin resultados concluyentes. Sin embargo, todo cambió cuando Muñoz le señaló los cortes en la campera, la remera y el corpiño.
A partir de esta observación, Handam comparó la ropa con el cuerpo y encontró una herida en el tórax. Se trataba de una lesión punzocortante de ocho milímetros, con un orificio de entrada que penetraba siete centímetros en la cavidad torácica. Aunque no pudo determinar si la herida era vital, mortal o postmortal, el médico sostuvo que, según su experiencia, probablemente fue realizada en vida.
El deterioro causado por el agua
Handam también señaló que la violencia del agua contribuyó al estado del cadáver, vaciando las cavidades corporales y dejando los extremos del cuerpo expuestos al ambiente. Este deterioro, sumado al tiempo transcurrido desde la desaparición, complicó la labor pericial para establecer con certeza las circunstancias de la muerte de Otoño.
El hallazgo y los detalles aportados por los peritos fueron clave para avanzar en la investigación, arrojando nuevas pistas sobre lo ocurrido en un caso que conmocionó a la comunidad.
Los abogados defensores de los imputados le preguntaron varias cosas respecto a los procedimientos que realizó. Entre ellas, qué fundamentos o cómo sustentaba sus afirmaciones. Handam contestó con un tajante «me respaldo en mis más de 3 mil autopsias realizadas».
Los cargos que enfrentan los cuatro acusados
Cuatro personas están siendo juzgadas por el asesinato de Otoño Uriarte: Néstor Ricardo Cau, José Hiram Jafri, Germán Ángel Antilaf y Maximiliano Manuel Lagos.
La fiscal Teresa Giuffrida y la querellante Gabriela Prokopiw sostienen que los acusados planificaron y ejecutaron el secuestro, abuso y asesinato de la joven, enterrando inicialmente el cuerpo en un lugar desconocido para luego trasladarlo al canal de riego.
Los delitos que enfrentan incluyen privación ilegítima de la libertad y otros agravantes como la duración prolongada del secuestro, la minoría de edad de la víctima y el resultado de muerte.
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