Educación: de territorios, identidades y futuros cercanos…
A menudo son los trabajadores de la educación y las familias quienes aúnan esfuerzos para garantizar condiciones materiales de las que el Estado no se quiere hacer cargo.
El gobierno nacional impulsa una reforma en los diseños curriculares para la formación docente que expresa una subestimación al sistema educativo público y a la labor docente en particular. Si bien, por lo que se desprende del documento, las y los docentes somos los principales responsables de lo que no funciona del sistema educativo, hemos quedado afuera en esta primera parte del debate.
La resolución 476/24 del Consejo Federal de Educación expone como principal agente responsable de la crisis del sistema a los trabajadores de la educación, producto de la formación que reciben. Este planteo refleja cómo el gobierno entiende el sistema y, sobre todo, cómo pretende modificarlo: la responsabilidad es individual y subyace en la formación inicial. Pero, como dice von Bertanlaffy, un sistema es siempre una red de interacciones entre los elementos que la constituyen y, como tal, el resultado de su funcionamiento es siempre una acción colectiva.
Es que la expresión última de cada elemento del sistema es la institución escolar y si las condiciones materiales no se garantizan, el objetivo para el que fueron pensadas no se cumple.
En General Roca, en lo acaecido con la Escuela Primaria N° 95, las escuelas de modalidad especial, el CET N° 33, la ESRN N°106, las mejoras edilicias han llegado del impulso y los reclamos de las comunidades educativas y muchas veces de la puesta en marcha de iniciativas para solventar los gastos necesarios para resolverlas: pululan bingos varios para garantizar las condiciones mínimas de funcionamiento.
Son los trabajadores de la educación junto a las familias quienes aúnan esfuerzos para poder garantizar las condiciones materiales de las que el Estado no se hace cargo y sin las cuales es muy difícil llevar adelante cualquier tarea de enseñanza.
Por otra parte, en la resolución 476/24 hay otro gran ausente: la identidad territorial de nuestro sistema educativo. Esto indefectiblemente nos habla del desconocimiento de las prácticas que se realizan en la formación docente. La federalización del sistema con la creación del Instituto Nacional de Formación Docente (INFOD) no fue en detrimento de la identidad territorial de la red formativa, sino, por el contrario, logró el reconocimiento territorial desde el cual se pensaba la educación: construir nuestra identidad desde nuestra historia, nuestra multiculturalidad y en clave territorial. Así lo dice la Ley Provincial de Educación rionegrina (4819) que, en consonancia con el gobierno nacional, también se pretende reformar.
La territorialidad no es sólo una perspectiva que ordena nuestro sistema educativo, sino que se manifiesta concretamente en los espacios de prácticas docentes como en las propuestas de extensión, de investigación y por supuesto de formación permanente, construidas a partir de las inquietudes y preocupaciones de las instituciones educativas situadas en el territorio.
Así lo expresan la Ley 2288/88 y el Reglamento Académico Marco para la Educación Superior de 2016. Hoy la formación docente cuenta con viajes educativos a instituciones rurales de la Línea Sur, jornadas de trabajo docente para la reflexión y el intercambio de experiencias, encuentro de investigadores, que este año permitieron a más de 400 docentes de los distintos niveles educativos compartir experiencias y reflexionar colectivamente, en clave territorial sobre la educación: los desafíos que nos presenta y los modos de transformarla.
Pero lo individual tiene una importancia significativa en el documento nacional, cada docente como responsable del sistema, cada estudiante responsable de sus obstáculos. En ese sentido se habla de respetar las trayectorias individuales y para ello se proponen estrategias que podríamos sintetizar en un menú a la carta para formarse como profesor/a como si la decisión de qué asignatura cursar salvara los obstáculos de aprendizaje. Nada más alejado de lo que implica acompañar el proceso de aprendizaje de cada estudiante. Porque la elaboración de estrategias para construir el andamiaje necesario, deviene en una tarea colectiva, eminentemente social y pedagógica. Ya lo dijo Vigotsky: el proceso de aprendizaje es un proceso social, mediado por la cultura, por el lenguaje. Así como sin otro no se enseña, sin otro no se aprende.
Discutir la educación hoy es una tarea obligada que nos interpela profundamente porque es pensar en nuestro futuro desde el presente. Una educación intercultural, inclusiva, democrática con identidad territorial que impulse la igualdad de oportunidades entre la toma y el barrio privado.
* Profesora de Ciencias Naturales del IFDC Fiske Menuco de General Roca.
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