La cobertura de nieve en la Cordillera de los Andes se derrite a pasos agigantados
Así lo concluyó la Universidad de Santiago de Chile. La capa de nieve se redujo en un 30% en las últimas tres décadas.
El paper que se redactó en 2019 analizaba la situación en ambos países y las reducciones eran comparables -aunque algo menores del lado argentino-. Foto: gentileza
Un estudio que llevó a cabo el Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile concluyó que la capa de nieve en la Cordillera de los Andes se redujo en un 30% en las últimas tres décadas. La investigación fue publicada por la revista científica Nature.
Si bien el último estudio se llevó a cabo solo del lado chileno, estiman que la tendencia en Argentina es muy similar.
«En los últimos años, hemos estado prestado atención al tema de la nieve. Para Chile, el agua es fundamental para asegurar la producción de agua en la zona central de Chile», explicó el climatólogo Raúl Cordero, académico de la Universidad de Santiago, a RÍO NEGRO.
Indicó que esa zona estuvo afectada por una larga sequía de 14 años, entre 2008 y 2022. Por eso, se ha estado monitoreando la evolución a través de imágenes satelitales.
El investigador atribuyó la situación al cambio climático que impacta no solo con temperaturas más elevadas que derrite antes la nieve y la caída drástica de precipitaciones.
«Ya en 2019 notábamos un retroceso significativo de nieve y hemos confirmado que Los Andes Centrales han perdido alrededor del 30% de cobertura nival promedio en las últimas tres décadas. Es preocupante, tremendo porque la tendencia de pérdida de precipitaciones níveas se mantiene«, alertó el investigador chileno.
Los investigadores analizan las imágenes satelitales. Foto: gentileza
Los Andes Centrales han perdido alrededor del 30% de cobertura nival promedio en las últimas tres décadas. Foto: gentileza
Los investigadores analizan las imágenes satelitales. Foto: gentileza
Se estima una pérdida de más de 3.500 kilómetros cuadrados de nieve, lo que equivale a un área seis veces mayor que la superficie de Santiago. Se pierde alrededor del 19% de cobertura de nieve por cada década.
Mencionó que si bien los últimos dos inviernos «no han sido tan malos después de 14 años de sequía, es poco probable que la tendencia cambie en el mediano plazo«.
Consideró también que «es probable que la reducción de cobertura nival en Chile sea comparable al del lado argentino». Si bien el paper que se redactó en 2019 había contemplado la situación en ambos países y las reducciones eran comparables -aunque algo menores del lado argentino-, en el último documento solo se evaluó el sector chileno. «Pero es muy probable que la reducción de cobertura nival sea comparables una vez más», señaló Cordero.
El estudio se basó en la zona central de Chile, entre el Desierto de Atacama y la Región de los Lagos, alrededor de unos 1.000 kilómetros.
¿Cómo se realizó? Cordero detalló que «se analizan imágenes satelitales a partir de las cuales se realizan estimaciones de la cobertura nival». «Se han analizado imágenes desde el 2001 a la fecha, es decir, más de 20 años de datos que nos permiten arribar a esta conclusión que lamentablemente, no es sorpresiva ya que toda la zona analizada ha estado experimentando persistentes sequías en las últimas décadas. No solo el problema de que hace más calor y la nieve se derrite antes, sino también inviernos más secos con menos nieve», especificó.
El climatólogo advirtió que esta situación impacta de lleno en la zona central chilena, en Santiago de Chile y las grandes ciudades. «La nieve termina siendo la fuente principal de caudal de los ríos chilenos. Más al sur de chile, la nieve es importante como fuente de agua, pero no tiene la misma importancia que en el centro», planteó. Insistió en que al sur de Chile, «así como en Bariloche, hay precipitaciones más abundantes que en el centro donde caen 300 milímetros al año contra los 1000 milímetros que caen, por ejemplo en Puerto Montt. Es una enorme diferencia«. Puso como ejemplo que ante la falta de nieve, en los últimos años, los centros de esquí han operado de manera artificial.
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